—No vuelvas a llamarme linda en tu vida —demande.
—¿Por qué, Me extrañaste preciosura? Estoy seguro de que así fue —contesto burlón.
Sentí como mi estómago se contraía con solo escucharlo y unas ganas de ver mirar me invadieron.
—Creeme que no he vuelto a pensar en tu ni un minuto.
—Aww, que lastima, pero te tengo noticias mi vida, tu descanso se ha terminado.
Y sin más corto la llamada dejándome un dolor en la cabeza.
Fue como si todo lo que hubiera construido se derrumbara ante mi con una sola llamada.
¿Por qué ahora que todo va bien? ¿Qué estoy siendo una persona abierta y alegre?
Y sin pensarlo mis ojos se empezaron a cristalizar y al poco tiempo sentí varias gotas espesas deslizarse por mis mejillas.
Me senté en la banqueta pegando mis rodillas a mi pecho y escondí mi cara dentro de ellas.
No sé cuánto tiempo fue el que pasó pero dejé que todo lo que tenía dentro mío se desahogara, no tenía sentido guardarme lo.
Ya no.
—¿Holly? —escuche la voz de Cameron acercándose.
Rápidamente me limpie mis lágrimas con el dorsal de mi mano, tome una profunda respiración.
—Aqui estoy —intente que mi voz no sonará tan congestionada ni rasposa.
El castaño se acercó a mi a pasos rápidos y cuando ya estuvo enfrente mío me tomé de la barbilla levantando mi cara.
—¿Estás bien? ¿Que pasó?
Con una punzada en el pecho me aparte bruscamente de Cameron.
—¿Es que acaso no ves llorando? ¿Cómo voy a estar bien?
Cameron apretó sus labios hasta que se volvieron de color blanco.
—Lo entiendo fue una pregunta tonta, lo siento —se tomo su tiempo para analizarme —bien ahora quiero que me digas ¿Que fue lo que pasó? —demando esta ves más firme.
—El pasado Cameron, eso pasó, al parecer nunca espacaz de él —conteste cabizbaja con el tono de voz apagado.
Sin importarle mucho mi reacción me atrajo hacia él abrazándome.
—¿Me dirás qué pasa? —susurro.
—Tal vez otro día —apoye mi cabeza contra su hombro correspondiendo le el abrazo.
—Ven es hora de irnos Blueberry — desicimos el habrazo y tomados de la mano fuimos a carro.
El trayecto fue tranquilo, ninguno de los dos prunincio ninguna palabra pero no hacía falta, mi cabeza solo podía pensar que en iba a suceder después de ahora.
Me despedí con pocas palabras y subí a mi departamento, le di un corto saludo a Malia y me encerré en mi cuarto refugiada entre mis sábanas que me cubrían hasta mi cabeza, como si de algún modo me protegieran del mundo.
No
..............
*Ecena con Marcel*
Estuvimos platicando entre todos muy animadamente, mi compañero se íntegro bastante bien con los demás y como resultado fue un ambiente agradable.
O eso hasta que Cameron me hizo una ligera seña que entendí a la perfección de que se trataba. Era de esperarse que tuviera dudas.
Creo que ya es hora Holly, ya te hiciste mucho del rogal ¿No lo crees?
Si, tienes razón.
Me disculpé con mis amigas y sobretodo con Marcel, de seguro no ara muy grato que aunque te estuvieras llevando bien con las personas tu amigo de confíanza se fuera, acacionaba a veces un sentimiento de intruso.
Salí con Cameron al patio de la universidad, habían varias personas pero la suficiente cantidad para poder tener una charla tranquila.
Los dos nos sentamos en el pasto recargando nuestras espaldas a un árbol.
—¿Crees que me podrías explicar que pasó ayer? —cuestiono con cautela.
Asentí recargando mi cabeza contra su hombro.
—Ya sabes gran parte de la historia pero te daré otro punto de vista. Como sabrás cuando mis padres se separaron nos dejaron de prestará la atención que necesitábamos, más a mis hermanos por lo cual yo les di la mía —Cameron hizo un sonidito para que prosiguiera —pues así paso al rededor de un año hasta que a mis papás se dieron cuenta de lo que habían ocasionado, puede ser que mi actitud cambiara no solo por la situación de mis hermanos sino porque al final era una adolescente que su vida cambio de un día al otro, me empecé a alejar de todos mis amigos, ya no salía de paseo, no convivía.
Hize una pequeña pausa.
—...Supongo que mis papá se dieron cuánta de ellos así que decidieron enviarme a New York con mi tía, solo iba a ser dos o tres meses, así que encontrá de mi voluntad fuí. Cómo adolescentes odiosa y entrando a una etapa de rebeldía que era conocí a dos personas, un chico y una chica que eran amigos, claro que quería enfadar a mi tía y a mis padres, así que cuando los ví en una zona insegura con un cigarrillo decidí hacerme su amiga.
—... Al principio todo fue muy divertido pero ellos me manipulaba psicologiacamente y yo no me daba cuánta, usaban fraces como: si tú no me consigues esto no vas a hacer mi amiga, ¿Sabes?
—... A lo cual yo caí directo a la trampa, y esque al principio no hacíamos cosas tan graves, grafitiabamos cosas sin sentido robamos cosas pequeñas, como un jugo de un supermercado, yo pensaba que cuando se enterará mi padre se iba a poner furioso, acordé a que era un policía y mi madre una abogada que reclamaban un comportamiento impecable, todo empeoró cuando conocimos a un chico en uno de nuestros robos. Había perdido a sus padres así que vivía con su abuela, nos había atrapado en pleno acto y nos amenazó con decirle al policía sino nos hacíamos sus amigos.
Solté una pequeña risa.
—Teniamos comportamiento de niños, aceptamos por lo cual yo estaba muy confundida, era común que se burlaban de personas como él tiempo después me contaron su plan, querían que yo enamorara al chico, y no me opuse.
... Lo que yo no sabia era que a raíz de su trauma por haber perdido a sus padres él creo una dependencia emocional muy fuerte, así que como te imaginarás todo se fue en picada cuando yo ya me tenía que ir así que le conté que me iba la próxima semana.
Él no se lo tomó muy bien al principio pero mi error fue no haberle prestado atención a eso, el último día antes de irme ellos habían planeado un robo, claramente no se había involucrado el chico en esto, solo éramos los tres y yo tontamente acepte.