C A P I T U L O 2 O

—Es que encerio no quiero hacerlo —masculle moviendo mis dedos nerviosamente.

Me dió una sonrisa o un intento de sonrisa tranquilizadora.

—Tienes que cumplir tu parte del trato Holly.

Murmuré lamentos mientras que a rastras entramos al edificio, supongo que Cameron supo que no lo iba a hacer, así que fue hacia la recepcionista preguntándole hacerca de la  cita.

Una vez confirmada nos sentamos en sala de espera, no me di cuenta hasta que Cameron recargo su mano sobre mi rodilla que la estaba moviendo de un lado a otro.

Le di una sonrisa apenada, soltando un suspiro lleve la cabeza hacia atrás.

—Busco a la señorita Holly —hablo una mujer de unos treinta años o más vestida de blanco.

—Por favor, esto parece sin psiquiátrico —murmure

Me levanté de mi  asiento y sin mucho animo seguí a la mujer.

Me había convencido de ir al psicólogo siempre y cuando el me acompañará a una  carrera.

Se que no tenía mucho animo de ir, y aunque no iba a dejar que nada ocurriera era su precio a pagar.

Sabía que tenía que aprender a controlar mis miedos, pensamientos y emociones pero me costaba trabajo abrirme a las personas, era un martirio hacerlo y aparte tenerle que pagar por eso, pero sabía que era por mi bien, yo misma pensaba que todos teníamos que ir a un psicólogo.

Todos tenemos un tornillo safado.

Entramos al espacioso cuarto, me senté sin decir nada en el sillón y la señora imitó el gesto en el sofá que estaba enfrente mío.

—Mi nombre es Susan, y bueno ...

Si... ¿Que fue lo que dijo?

La verdad no lo sé, solo veía como movía sus labios soltando un bla bla bla.

—¿Entonces?

Rayitos.

—Si, pues, no se que decir en realidad —me encogí de hombros disimulando mi confucion.

—Hablame de que fue lo que te trajo aquí, que te animo.

Me alentó con una sonrisa.

Yo solo me encogí en la silla queriendo desaparecer.

Por favor, ni siquiera pudo decir que se meta en su vida porque le pagué para que se meta en la mía.

Me sentía realmente incómoda hablando, me sentía desnuda, como si a pesar de que fuera de pocas palabras me pudiera descifrar por mi comportamiento.

Y así fue la sesión, incómoda para mí y supongo que desesperante para ella.

La realidad es que era una muy buena psicóloga, era profecional y amable.

Pero aquí las dos sabemos que tuvo suficiente de mi por hoy, así que con una gran sonrisa salí del cuarto encontrándome con Cameron en las mismas sillas dónde anteriormente estábamos.

—Cuéntame ¿Cómo te fue? —pregunto intrigado.

—Creo que esa señora no me quiere volver a ver en su vida —rei —tuvo mucha paciencia conmigo pero supongo que con una hora tuvo más que suficiente.

Se rio abiertamente mientras me dirigia  a un restaurante para comer algo, moriamos de hambre.

Decidimos comer en un linda cafetería que estaba cerca y aprovechamos para adentantar algunos deberes.

Nos acomodamos en nuestros asientos y cada quien pidió su café y algo para acompañarlo.

—Nunca te pregunté porque elegiste tu carrera —comento viéndome.

Murmuré algo mientras daba un bocado a mi comida para finalmente hablar

—Pues, siento que el arte como tal es otro modo de ver el mundo, las pinturas es un modo de verlo a través del autor, ver cómo expresa sus pensamientos o ideas aunque al final lo interpreten de otra manera, pero esque eso también es arte, es interpretarlo a tu gusto y darle tu mismo un significado —me volteo a ver —puede ser algo horrendo para la persona de a lado pero para ti puede ser hermoso.

El me regalo una hermosa sonrisa que ocasionó una estampida en mi ser —Entiendo, el arte es subjetivo al igual que la músico o la moral.

—Exacto, es subjetivo lo que lo hace más hermoso de lo que ya es —finalice complacida de que me entendiera —pero algo me inquieta y al mismo tiempo me molesta, nunca supe que es lo que estas estudiando y al contrario tu si sabes lo que yo estudio, digo, lo digiste el 24 pero quiero saberlo otra vez.

—Estudio administración de empresas, espero que me lleve a construir mi propia empresa o sino estaré desperdiciando mi tiempo —rio amargamente.

—Y si sí pudieras hacer una empresa tuya, ¿En que se basaría, de que trataría? —cuestione.

—Me gustaría apoyar a alguien, a esas personas que tiene una gran idea, una idea revolucionaria pero que no se les toma en cuenta, a esas personas me gustaría poder apoyar.

—Es una idea estupenda y a mi parecer noble, ¿tienes algún prospecto ya en mente? No nos queda en realidad poco tiempo para que te gradúes, los años se van volando.

—En realidad ya tengo una persona en mente—sonrió ladinamente mientras me guiñaba un ojo.

—Que lastima, uno esperando la gran respuesta y tú me dejas con la intriga —bromee.

—Ese es encanto secreto.

No pude evitar soltar una carcajada que a los pocos segundos Cameron se unió.

Así paso gran parte de nuestra tarde, en una linda cafetería bromeando, con la agradable compañia de Cameron a mi lado me hacía sentir a gusto.

Hasta que todo se tenía que venir abajo cuando mi celular comenzó a vibrar indicándome que era una llamada.

Número desconocido.

Me disculpe con Cameron diciéndole que en unos minutos volvía, sin más me levante de mi asiento y me salí de la cafetería para atender a la llamada.

—No se si no entiendes las indirectas o tu cerebro es lo bastante inútil para no capta que no quiero saber más de ti —hable cabreada.

—Hola para ti también pequeña, y me temo que para ti mi cerebro tiene un IQ bastante alto, me atrevo decir que más alto que el tuyo, solo ignoro tus indirectas —contesto burlón.

—¿Qué quieres?

—Yo creo que la pregunta más bien es ¿a quién quiero? Y claro que tú ya sabes la respuesta mariposilla. —inconscientemente apreté mi mandíbula hasta que empeze a sentir un dolor en esta.

—Tengo una mejor idea, porque no mejor te compras una linda vida y dejas de estar fastidiando a los demás ¿eh?