Corrí y me lance a sus brazos, él me tomo de la cintura y yo lo abrace. El don juan empedernido ahora era mío. Habían pasado tres largos años desde que decidí dejarlo entrar a mi vida. Y vaya que habían sido los tres mejores años de mi vida.
—Ya tortolitos ¿Vamos a comer? que estoy re agotada—expreso Bárbara. Nos subimos a su auto y Tyler arranco.
—Jugaste espectacular amor—digo mientras beso mis nudillos.
—¡Hey! Yo también—reclamo Bárbara dándole un beso en la mejilla
—Si primita tu también—volteo los ojos y esos hermosos ojos ahora se enfocaron en mi
—Gracias amor—lo bese y Bárbara hizo una cara de asco, a lo que los dos solo nos reímos.
Después de eso fuimos a comer en un restaurant en pleno centro de la ciudad, todo estaba tranquilo la tarde no la pasamos entre risas y bromas. Todos los días me enamoraba mas y mas.
Días después de mi cumpleaños numero 18 Tyler insistió en una cosa que desde hace tiempo venia preguntándome, constantemente. Al inicio pensé que todo seria una especie de juego en la que bueno dices y hace cosas por hacer, pero ya a esta edad nada es tan en juego. El con veinte años y yo con dieciocho podemos decir que somos adultos. Estábamos caminando en la arena de las playas mas hermosas del mundo, amaba vivir en la playa, cuando volví a escuchar su propuesta cargada de amor.
—Cásate conmigo Madison
—Somos muy jóvenes Tyler—me reí y caminamos por la orilla del mar, cogidos de la mano.
—Pero yo quiero que seas mi esposa y la madre de mis hijos, de mis diez hijos—me tomo de la cintura y giro conmigo.
—¡Diez!¡Estas loco! —chille él me cargo y me miro a los ojos, lo bese y acaricie su cabello.
¡Amo su cabello!
¡Amo sus ojazos!
—No estoy bromeando Madi, te amo y quiero que te cases conmigo, ya eres mayor de edad, podemos casarnos en los cinco minutos siguientes si tu me dices ¡Si!
—Tyler no lo se. Yo necesito estudiar terminar mi carrera y luego ver que pasa
—Te puedo dar todo, todo amor—yo lo sabia pero también sabia que quería tener mis propias cosas, mi independencia.
—Si lo se, pero yo necesito mi independencia—estaba clara en mis objetivos y aunque lo amaba por la historia de mis padres sabia que un matrimonio joven atraviesa muchos problemas y nuestro amor era eterno que pase lo que pase podríamos luchar y salir adelante, pero en un futuro.
—Lo entiendo—me beso—en unos años aceptarías ser mi esposa—sus ojos brillaron en aquel atardecer.
—Siempre aceptaría ser tu esposa—dije con una sonrisa. Tres años ya habían pasado, porque no íbamos a pasar una vida juntos, lo bese y continuamos caminando. El atardecer llego y él fue a dejarme en mi casa.
—Mañana paso por ti para ir juntos al baile. Te recojo a las ocho amor—asentí, lo bese y baje del auto emocionada.
Esa noche prepare un bello vestido turquesa con corte corazón, largo que descendía hasta tocar el suelo. Toda la noche no pude dormir estaba emocionada que da vueltas en la cama y pequeños gritillos de felicidad.
Al día siguiente a las cuatro de la tarde, tome una ducha, me aliste, peine y maquille. Mire mi teléfono una y otra vez marcaban las siete y cincuenta.
Miré por la ventana y no pude ver el carro de Tyler. Le escribí un mensaje:
“Amor te estoy esperando ¿estas bien?”
Solo se marco con un visto plomo, no lo recibía. Me moví de un lado a otro y el reloj marco las nueve de la noche. Las lágrimas se arremolinaban en mis ojos y la presión en mi pecho era muy grande
—¿Qué paso Madi? —expreso mi hermana Sol cuando me vio
—No vino Sol, me dejo plantada
—Seguro tuvo algo que hacer o le paso algo
—¡Mierda y si le paso algo Sol!—comencé a caminar como loca de lado a lado
—No lo dije para que te alarmes sino para que pienses las cosas—me eche a llorar.
Durante estos tres años en el fondo siempre tuve miedo. Tyler era guapo y tenia muchas mujeres, era un don juan y eso es difícil que alguien lo cambie, le gustaba las fiestas, no tomaba en exceso, pero le gustaba salir y divertirse. De vez en cuando teníamos peleas y siempre era él que me pedía disculpas yo era demasiado orgullosa como para hacerlo
—Ni siquiera responde el mensaje—le enseñe mi chat
—Tranquilízate Madi
—No Sol, que cuesta mandar un mensaje, ¡dime que!—grite enojada y me saque el vestido con torpeza
—No hagas las cosas por impulso
—¿¡Impulso!? No sol, no es impulso, como dejas a alguien plantada en un día tan importante para ella.
—¿Y que vas a hacer? —encaro mi hermana
—Sol solo quiero dormir y pensar
—Lo siento Madison
—Lo siento mas créeme, yo lo siento—dije furiosa y me metí a la cama—No va a cambiar verdad—dije tratando de asimilar la dura realidad.
—El te ama—me dijo y trate de creerle. Me abrazo y esa noche dormí con ella entre sollozos que mi hermana trato de calmar. Algo en mi me decía que podía estar mal o tal vez solo me dejo plantada porque le dio la gana.
A las seis de la mañana el teléfono comenzó a saltar de mensajes todos eran de grupos de WhatsApp y otros de Facebook e Instagram, me voltee y no los vi, no me importaba lo que al mundo le pasaba sino lo que a mi mundo le pasara y estaba muy mal.
Cerca de las diez de la mañana la puerta sonó, bajé las gradas y abrí sin preguntar ni siquiera quien era. Estaba enojada, frustrada y dolida.
¡Tenia mis bellos ojos de panda!
–Madison—saludo mi amiga y me dio un abrazo que recibi con pena.
—Bárbara—respondí soñolienta. Tenia los ojos llorosos y una rabia inundaba mi ser.
—Maddi de verdad lo siento
—¿A que te refieres? —pregunte no iba a mencionar a Tyler, ese imbécil por mi que se pudra.
—Tyler no te vino a recoger porque él…como te lo digo—expresó con voz inocente, que en ese momento no supe distinguir la voz de una víbora.
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Editado: 16.12.2020