Hablar de besos era jodidamente vergonzoso.
—¿También era tu primer… beso?
Heesoo quería saltar por el puente más cercano y ahogarse en el río para ahorrarse aquella vergüenza. Se apoyó con fuerza contra la puerta de entrada donde se hallaba casi recostado y le vino a la mente la idea de alcanzar la manija para huir.
Toda esta situación estaba jodida.
Primero, accidentalmente envió a su maestro el mensaje invitándolo a salir. Luego, no había podido pagar la comida, ya que el alfa había decidido reservar todo el restaurante solo para ellos dos. Y ahora… se sentía como el peor virgen del planeta.
Por supuesto que nunca había besado a nadie en su vida; después de mudarse a la finca con su padre, que trabajaba como uno de los sirvientes de la familia Park, Heesoo siempre había estado al lado de Dojin.
Siendo él mismo un Beta, no solo no podía sentir las feromonas Alfa y Omega, sino que todo el asunto del sexo nunca cruzó por su mente. Nunca.
Alrededor de la época en que Dojun regresó de estudiar en el extranjero, aunque algo había comenzado a cambiar dentro de Heesoo, sabía que el fuerte y hermoso Alfa tenía los ojos puestos en él, pero el menor pensó que era porque el hombre estaba trabajando actualmente en una investigación que involucraba a Betas.
Tiempo después, Dojin se enlazó a un omega perdedor y recesivo, al que había comenzado a sentirse apegado como amigo -aunque no es que lo mostrara muy seguido-. Heesoo comenzó a sentirse excluido, incluso celoso, por el hecho de que su mejor amigo, al que había seguido durante tanto tiempo, finalmente tenía a alguien con quien estar mientras él...
Al principio había sido una aventura de borrachos, pero tenía un significado más profundo. Heesoo no sabía muy bien cómo lo sabía, pero de alguna manera todo tenía sentido con el hermano mayor de Dojin alrededor...
—… Sí.
“Oh Dios” —Quería vomitar de nuevo. Los restos de su comida bailaban en su estómago. Heesoo no podía mirar al hombre parado frente a él, sus mejillas ardían por… ¿era el vino o por sonrojarse demasiado?
Dojun tocó la barbilla de Heesoo; quería que el Beta elevase sus ojos a su propio nivel, pero Heesoo no pudo. Estaba avergonzado, claro, pero la repentina comprensión de que existía la posibilidad de que el mayor se disgustara con un virgen de veinticuatro años, asustó a Heesoo hasta la muerte.
“Por favor, no te vayas”—Pensó para sí mismo, suplicando.
—No parecía tu primera vez. —Indicó Dojun, mientras elevaba el mentón del Beta.
Heesoo jadeó.
Esa no era la respuesta, genuinamente pura, que esperaba tener. Fuera del círculo de la familia Park, Dojun era visto como un alfa serio y dominante que denotaba tener el futuro más brillante en el campo farmacéutico. Era visto como un miembro importante de su sociedad y de ninguna manera nadie imaginó que pudiese demostrar un toque tan suave y tierno.
El Beta miró rápidamente hacia arriba y luego hacia abajo. Aquellas cinco palabras aún resonaban en su mente y por alguna razón esas palabras lo hacían feliz.
—Jamás lo había hecho… —murmuró cuando sintió el dedo índice del maestro Dojun moviéndose suavemente contra su barbilla—, pero sí lo he visto varias veces.
“Está bien, idiota, como si eso te fuera a ayudar” —Heesoo siguió su monólogo interno por un rato, pero un movimiento repentino del Alfa lo hizo dejar de pensar por completo.
Ya no podía sentir los dedos de los pies y lo único que podía oler era el perfume dulce y a la vez deseable que desprendía el cuerpo de Dojun.
“Un olor a briza, que había comenzado a usar no hace mucho tiempo” —Pensó Heesoo.
El Beta finalmente miró hacia arriba, quedándose ahí, sin titubear. Miró a los ojos del Alfa y supo sin ser un Alfa u Omega que la entrada y toda la habitación ahora se estaban bañando en las feromonas de su joven amo. Por un momento, casi deseó poder sentir el aire a su alrededor, pero Heesoo negó con la cabeza. No, él era un Beta y estaba orgulloso de eso, y aún podía compensar la última vez y mostrarle a aquel hermoso hombre, que podía ofrecerle un buen momento.
“Besándose…” —La palabra resonaba en su mente.
Por supuesto, no había forma de que besarse fuera tan complicado, ¿verdad?
—Es solo juntar los labios. No es nada difí… —Prosiguió.
Dojun se acercó, la punta de su nariz apenas rozó la de Heesoo. El alfa sonrió suavemente.
—Besar es mucho más que un pequeño contacto en los labios. —La voz del maestro era baja, tosca... y sexy.
Heesoo tembló con anticipación.
—¿Realmente es más que eso?
—Mmmm… —El Alfa gimió por lo bajo. —Primero, debes asegurarte de que tus labios estén húmedos.
Cuando Dojun lamió los suaves labios de Heesoo, se escuchó otro gemido, pero esta vez no provino del hombre alto. Heesoo respiraba con dificultad, fuerte... sintió que sus rodillas estaban a punto de ceder y su cuerpo listo para caer con ellas
Las burlas continuaron, esta vez con el maestro mordisqueando el labio inferior del menor. La acción lúdica solo atrajo más incomodidad a Heesoo, pero en el buen sentido: después de todo, tener una erección significaba que estaba disfrutando cada cosa que estaba pasando en ese momento, ¿verdad?
—Jo… Joven amo… —Gimió Heesoo.
Un sonido parecido a un gruñido salió de la garganta del mayor y Heesoo estuvo a punto de perder el control.
“El joven amo hizo este sonido... ¿por mi culpa?” —Se preguntó asombrado de lo que había provocado en aquel alfa.
—Segundo... y este es un punto muy importante, Heesoo. —Aseguró el mayor. —Asegúrate de no apretar los dientes.
El pelirrosa frunció el ceño, haciendo todo lo posible por ocultar el hecho de que estaba sin aliento.