Dos horas después, he terminado en el almacén y al salir no veo a mi compañero Raúl que suele estar en el turno de mañana conmigo. Encojo los hombros y voy a colocar los que falta en las estanterías. Al ser jueves, hay un montón de cosas que colocar ya que anoche vino el camión de reparto. Y sí, me tuve que quedar hasta que terminaron de meter todas las cajas pero en un acto de rebeldía contra mi cabeza, una vez que lo dejaron todo en el almacén, cerré y me fui. ¡Que le den por culo! No me iba a quedar yo sola hasta las tantas.
Estoy colocando los cereales cuando notó una presencia a mi lado. ¡Ya está aquí el pesado del jefe! Me doy la vuelta para mirarlo con cara de cabreo y me encuentro a un chico con los ojos más bonitos que he visto en mi vida. Son color miel pero con un toque de marrón y verde. Son preciosos. Salgo de mi embobamiento cuando veo que me está pidiendo algo.
-¿Estás bien?- Más colorada que un tomate y sintiendo más calor que el palo de un churrero, asiento sin abrir la boca.- ¿Me puedes acercar esos cereales, por favor?- Estira el brazo y veo que tiene un tatuaje en forma de brazalete. No hay nada más sexy para mí que un tío con tatuajes. Se los doy, porque estoy quedando como una tonta, cuando de pronto toda los paquetes que estaba colocando caen encima mía. No soy consciente de ellos hasta que no me veo en el suelo sepultada bajo una montaña de cereales. ¡Si es que mi vida es un drama! Aunque eso me ha servido para que el chico me ayude a levantarme, pero enseguida viene mi jefe con cara de cabreo. ¡Ay dios!
-¿Que has hecho inútil? Es que no sabes hacer nada bien.- me mira con asco antes de dirigirse al chico.- Perdone señor, ¿se encuentra bien?- ¡Será posible! Yo estoy bien, gracias. No le diera una diarrea que le deje con el culo escocido un mes.
-Sí, no se preocupe. Debería preocuparse por ella, que por estar haciendo bien su trabajo le ha caído todo encima.- ¡Olé! Si antes me parecía guapo, ahora lo adoro.- Mi jefe me pide perdón entre dientes, para después irse mientras le sale humo por las orejas, en plan dibujito animado. Bah, es broma, pero estaría gracioso.
-Muchas gracias, me has salvado la vida.
-No hay de qué, no he hecho nada del otro mundo.- Que modesto es, porque en realidad si que me la ha salvado, de momento.
-Me llamo Julia.- Yo ahí metiendo la patita.
-Lo sé.- Al decir eso, me guiña un ojo y se va. Yo solo tengo una pregunta, ¿Que ha pasado?