Capitulo 7
{~Anne~}
-Presente-
Las puertas del ascensor se abren y aun sigo estupefacta por el mensaje, sin igual que hace unos años solo que ya no tienen esa A como antes. Pero aun así no descarto que sean ellos. Puede que no me acuerde de todo lo que paso 3 o 2 años atrás, pero recuerdo en partes, algunos están muy claros y otros son solo un borroso recuerdo que aún no logro descifrar.
Marcus sale del ascensor y abre el apartamento, dejándome pasar a mi primero.
-¿Me puedes explicar que fue eso del ascensor? – pregunta mientras cierra la puerta y se dirige a la cocina.
-No
-¿Sabes que mi trabajo es mantenerte segura?
-Si ¿y? – le respondo y se me gira a verme desde la cocina, mientras yo me siento en el sofá que da a la vista panorámica de la ciudad.
Es impresionante de que no lleva ni una semana aquí y ya tiene la confianza de andar por todo el departamento como si viviera conmigo desde tiempos inmemorables.
-Se que eso tiene que ver con el hecho de que me tengan cuidándote.
-Si tiene o no que ver, ahorita no tengo ganas de explicar nada, aparte de que pareces vieja chismosa y de que todo lo preguntas ¿Estás seguro de que en vez de trabajar con nosotros no querías ser periodista como Marian?
-Hare de cuenta de que no me dijiste vieja chismosa – dice llegando a mi lado con un sándwich – Por otro lado… no quería estudiar periodismo, me gusta mi trabajo y más si tiene que ver con castañas de ojos azules que se ven de puta madre con cualquier cosa.
-Es mi turno de hacer de cuenta de que esa descripción no va conmigo y sigo diciendo que lo tuyo es el chisme. – digo de forma desinteresada.
-El ser comunicativo – dice haciendo énfasis en esa palabra, con tal de no llamarse chismoso a si mismo me da gracia y sonrió un poco sin que lo note – Es… uno de mis tantos dones que me brindo la vida
“Que más daría yo por saber cuáles son todos los que tiene entre sabanas”
Le da un mordisco al sándwich y se queda observando el atardecer a través de la ventana.
-¿Cuáles son los otros malditos dones que dices tener?
Mi pregunta lo hace girar su cabeza para verme, por lo cual vuelvo a poner mi rostro inexpresivo y le enarco una ceja, sacando una sonrisa de su parte mientras vuelve a mirar la ciudad.
-Con el tiempo lo descubrirás Anne.
Se que con eso me está devolviendo las de ayer, pero él no sabe que si algo se me da muy bien es jugar y salir ganando en lo que me proponga. Además de que necesito en que invertir mi tiempo para entretenerme, mientras trato de trazar soluciones en mi mente.
Por lo que Marcus es el objetivo perfecto para hacerlo, ya que me tengo que aguantar su presencia de vieja chismosa que todo lo pregunta, es justo que me divierta un poco irritándolo.
-Tiempo es lo que menos necesito vieja chismosa. – Le digo burlándome de él _y me voy a mi habitación.
Entro a mi habitación y le pongo un mensaje a Evan con lo que necesito que me ayude, entre otras cosas. Busco un conjunto que me dé la flexibilidad, comodidad y elegancia que necesito en cada conjunto que uso en mi vida diaria fuera de la organización.
La verdad es que a las chicas sé que no las conocí en la Universidad, se por parte de Evan que las conocí después de mi primer secuestro, pero no se más. Mi memoria tiene brechas, espacios sin rellenar que sé que podrían darme respuestas a muchas cosas, pero que no logro dar con ello. Por lo tanto, Marian y Tess para mí son aquellas tontas que conocí en la Universidad, porque una dejo votada a la otra, pero que se hicieron lo más real a lo que conozco de la amistad, ellas tambien trabajan en Infernus, están entrenadas casi igual que yo, solo que en mi caso mi entrenamiento y preparación fue de más tiempo y más duro.
Duchada y lista, recibo el mensaje de Marian de que llegan en unos minutos, por lo que salgo a la sala de estar para avisarle a Marcus, pues… aunque yo sea su Jefa y este sea mi apartamento, seria de mala educación no avisarle que ellas vendrían.
“Eso ni en china te lo creen primor”
Marcus no está en la sala de estar, por lo que me voy a la barra de la cocina a buscar los snacks y llevarlos a mi habitación donde lo dejo en la mesita de noche, salgo por la fruta y las bebidas que es lo que me falta.
Llego de nuevo a la cocina y me encuentro con Marcus sin camisa en el taburete, con el cabello húmedo lo que da entender que se ha duchado.
“Lo que lo hace una fantasía caliente andante”
No voy a negar que se ve bien, pero con solo recordar que es un entrometido, bocón que nunca se calla se me pasa. Camino en dirección al refrigerador y no sé cómo, pero siento su mirada sobre mí, algo que confirmo cuando me dice.
-¿Por qué te ves malditamente genial con todo?
-¿Porque soy yo? – Inquiero sin ganas.
Saco las fresas, bananas y mangos y los pongo en un recipiente, donde las lavo. Busco el cuchillo y la tabla.
-¿Y quién eres tú? Porque una simple persona mundana normal como mmm yo no creo.
-Soy una persona normal que trata de llevar la fiesta en paz. – Giro mi cabeza para observarlo - Por lo que te voy a pedir que hagas silencio hasta que lleguen mis amigas. -Le advierto con falsa amabilidad entrecerrando mis ojos.
<<Que admito que se me da bien>>
“Si como siempre doble cara”
-¿Ya se te fue la paciencia?
-Tú que crees genio.
-Que estas guapa.
<<¿Alguien no le enseño a este tipo a callarse?>>
Pero lo raro no es el hecho de que nunca se calle, si de sobra ya conozco que la vieja chismosa no tiene botón de apagado. Lo raro es que cuando dice comentarios como esos tan tranquilo o como si fuera lo más normal algo dentro de mí se remueve y se siente raro, todo eso acompañado de mi pulso que se acelera como si estuviera nerviosa pero que obviamente no lo estoy.