CAPÍTULO 01
Faith Siwa.
La clase de biología está ultra-mega-aburrida, la profesora Morgan esta tan absorta en su parloteo acerca del ecosistema y sus facetas que todos los estudiantes están distraídos en otros asuntos que en su aburrida clase, sin exagerar, desde que entra hasta que sale del salón no cesa de hablar sobre el tema del día. No coloca nada en la pizarra, no dicta, solo habla.
A veces tomo apuntes de las cosas que creo me ayudaran en el próximo examen y luego pienso; ¿para qué? Pues mi profesora favorita - nótese el sarcasmo- se la pasó toda su vida leyendo y aprendiendo cada palabra del libro que decora mi mesa, dice todo al caletre sin olvidar punto y coma. A veces pienso para qué nos hizo comprar cuyo libro si ella misma es el 'propio libro'. Le emociona tanto su materia que no le importa que los alumnos estén: Conversando, pegados al móvil chateando, en sus redes sociales, o como yo, haciendo garabatos en la ultima hoja de mi libreta porque soy tan asocial que no tengo con quién entablar una conversación, triste pero cierto.
Mi grupo de amigos no es tan grande, quizás un poco nomas; Esta constituido por seis individuos con personalidades diferentes, nada de que preocuparme, pues creo más en la calidad que en la cantidad, muchos dirán: "claro que no es pequeño", puede que tengan razón, pero yo, Faith Siwa; me considero asocial porque yo no hablo con la gente, la gente habla conmigo, así de simple.
Soy muy afortunada de que esos chicos estén conmigo y me soporten, pero como no todo es perfecto ninguno de ellos toca conmigo en esta clase qué, a mi parecer, es la más aburrida del día. No es por la materia, no me malinterpreten, sino por quién la da.
El timbre de salida suena y no me doy cuenta hasta que veo a mis compañeros guardar sus cosas y salir del aula. Un suspiro escapa de mí y las ganas de alzar los brazos y dar gracias de que haya terminado la tortura se hacen cada vez más tentadoras, ignorando mis sentimientos me dispongo a guardar las cosas en mi mochila, la cuelgo al hombro y salgo.
Camino por ese largo pasillo absorto de estudiantes caminando como rebaño de ovejas hasta la cafetería, más allá de la masa de personas alcanzo a ver una cabellera violeta -inconfundible- pienso.
Apresuro el paso para llegar hasta ella, hombros me golpean al pasar pues el pasillo es algo estrecho. Bueno, no tanto, pero a comparación de la cantidad de adolescentes que hay en la institución se hace algo pequeño y apretado a estas horas del día. La chica violeta está de espaldas a mí, grito su nombre y nada. Seguro tiene puesto los audífonos o los murmullos no la dejan escuchar.
Cuando al fin la alcanzo tomo su hombro y la giro. Sus ojos grises me enfocan y la sorpresa en su rostro desaparece, se quita los cascos y se abalanza hacia mí rodeándome con sus finos brazos, comienza a dar saltitos de emoción y decido seguirla en la acción, no me toma por sorpresa, pues ella es así de enérgica, de hecho, a Scarlet, mejor conocida como Scar, se le considera como esa loca que por todo se emociona, una niña en el cuerpo de una adolescente de 15 años.
Me agrada, tanto así que es una de mis mejores amigas. Es esa clase de persona que llora y vomita arco iris y aunque es la ultima persona a la que pediría consejo (porque son descabellados) así la queremos. Ella es como la Kat de la serie 'Sam & Kat'.
Suelta un gritito agudo de felicidad y nos separamos una de la otra, su sonrisa es tan grande que da miedo.
—¿Vamos?,— le ofrezco mi brazo.
—¡Claro!— Engancha su brazo con el mío y emprendemos camino a la cafetería mientras me cuenta entre risitas de como su sobrino Lucas se cayó al inodoro a su cuidado.
Recordatorio mental: Nunca dejarle mis hijos (cuando tenga) a Scar.
Al llegar a la cafetería mi vista viaja a nuestra mesa justo en la esquina. Noto que ya nos esperan en ella. Hacemos la fila para tomar almuerzo y cuando llega nuestro turno opto por puré de papa, filete y caldo.
Oigo como la chica a mi lado suelta una maldición entre dientes y observo su bandeja.
—Se agotaron las papas.— ah... Era eso, se me olvido mencionar que ésta niña adora, no. Ella ama las patatas fritas, son su adicción y si no las come se pone de mal humor, como ahora.
—Mañana será...
Ya listas nos dirigimos donde nos esperan nuestros amigos.
—¡Llegaron mis chicas!— Charlie es el primero en hablar, nos regala una sonrisita que deja sus brackets a la vista.
Mentiría si dijera que mi amigo es feo y que provoca escupirle la cara cada vez que lo veo, pero no es así. Incluso el primer día de clases se me acercó a pedirme un bolígrafo y no dudé en ofrecerle el mío cuando sabia que era el único que tenia y que me quedaría sin tomar apuntes- claro que mi preocupación desapareció en cuanto se presentó —Soy Charlie— extendió su mano hacia mí y sonrió, listo, es mío- pensé. La vergüenza invadió mi cuerpo en cuanto vi su sonrisa burlona, -mierda, lo dije en voz alta. -Faith— estreche su mano para disfrazar mi error, —encantado— volvió a sonreír y se marcho a su asiento. Pensé que solo estaba siendo amable por prestarle el único lapicero que tenia. Descarte esa idea en cuanto al terminar la clase se quedó esperándome en la puerta del aula.