Aker
Acaricio su cabello lentamente pasando mis dedos por la suavidad de este y llenándome del rico olor que emana. Tenerla entre mis piernas, acostada sobre mi pecho leyendo su ahora libro favorito, es una de las mejores cosas que puede pasarme.
Heyden esta aquí, sobre mi, dejándose acariciar el sedoso cabello rubio, con mi mano izquierda y con la derecha rozando suavemente su brazo, mientras me envuelvo en un viaje lleno de placer.
Mi hermosa rubia terminó su segunda prueba hace más de dos horas, las cuales estuvimos desperdiciando sentados solo charlando como grandes compas, y no es que no lo crea, pero yo siento algo más que amistad por mi rubia favorita. Solo que ella no siente lo mismo.
La prueba de hoy fue en parejas, ella y Lilieth se unieron, aunque mi niña preciosa iba a hacerla con Hedrick, me opuse rotundamente, él no es una persona de fiar. Por eso me ofrecí para ser su pareja, y él no se negó para no levantar sospechas. La prueba terminó bien, aunque la única que logró el proceso de entrar a la mente de todos a la misma vez, fue Kohem.
Ella es la única con el don más avanzado que Lili y Heyden, posiblemente con más poder que todos los demás juntos. Pero para poder tener esa evolución pasó por pruebas que no se comparan con estas pruebas insignificantes que hace con Heyden. Y si la vida de la asiática antes fue dura, ahora es peor.
Por eso trato de persuadir a James para que no se obsesione con evolucionar el don de Heyden, porque el éxito conlleva sacrificio y no es cualquier sacrificio que se hace. Para poder mejorar o evolucionar el don, tienen que superar diferentes tipos de dolores tanto físicos, como mentales, creados por diversos utensilios.
—¿En que piensas? —la tímida voz de Heyden me saca de mis cavilaciones.
Beso su coronilla, mientras susurro un: estoy pensando en ti. Que hace que se remueva en su lugar con nerviosismo. Levanta la vista en mi dirección y sonríe grandemente, noto como sus pequeñas mejillas tienen un leve color rosa dándome a entender que mi comentario la hizo sonrojar.
Aprovecho la oportunidad y beso sus labios un poco, pero ella no responde, solo me sonríe con pena y puedo que es la segunda vez que alguien la besa, por que no respondió a mi beso. Me causa ternura verla así, sonrojada y demostrando lo inexperta que es en muchas cosas. Pero su pena y timidez hacen que quiera enseñarle más y más cosas nuevas.
Mi celular vibra sobre la mesa de noche avisándome de la llegada de un nuevo mensaje. Lo tomo sin problemas, introduzco la contraseña y entro directamente al chat de Nicolai.
Nocolai: Tienes que venir al Ala 2, hay un problema con 435536.
Yo: Pero ni un "Hola, ¿como estas?" Que falta de educación.
Nicolai: No estamos para bromas, uno de los científicos dijo que algo sucedió con 435536. Ven ya, no hagas que vaya por ti.
Yo: Amenaza recibida, llego en cinco.
Guardo el aparato dentro del bolsillo delantero izquierdo mientras maldigo a Nicolai por arruinar mi noche con Heyden.
Toco levemente el brazo de mi amiga llamando su atención, me observa cuestinándome con la mirada.
—Debo de irme, guapa. Problemas con otros pacientes, vendré en cuanto los resuelva. —miento, pero por más que quiero decirle la verdad, me es imposible.
Asiente quitándose de mi regazo, me acompaña a la puerta y me es difícil dejarla un momento. Quiero más tiempo con ella.
Una lucecita se enciende en mi cabeza al llegar una idea a esta.
—Oye guapa, ¿qué te parece si tenemos una pequeña salida juntos? —inquiero dudoso, sabiendo los problemas en los que nos podemos meter.
—Por mi seria un gusto, pero sabes que tengo prohibido salir del laboratorio. —hace una mueca llena de pesar.
Suspiro —Lo entiendo, pero podemos escapar...
Una enorme explosión que proviene del Edificio 2 evita que termine mi frase. Heyden se sostiene del marco de la puerta con miedo, gracias a la explosión que hizo temblar medio edificio. Las luces parpadean repetidas veces, hasta que todo en el lugar queda a oscuras.
—Aker... —su voz destila temor, y si temo por ella, por todos en el edificio.
—Guapa, aquí estoy pero tienes que entrar a tu cuarto. —tanteo con una mano mi pantalón para sacar el celular y con la otra intento tomar a Heyden. Enciendo el celular a la vez que las luces de emergencia se encienden.—No salgas por nada del mundo, ¿entiendes?
Las luces de emergencia parpadean haciendo molesto y difícil observarla. —¿Porqué, qué fue ese ruido?
Una alarma casi como la que anuncia algún desastre natural suena por todo el edificio a través de parlantes. —Se les comunica a todos los pacientes que se dirijan a sus respectivas habitaciones con rapidez, hubo una explosión en el tanque de gas de la azotea, es un gas altamente dañino y solo refugiándose en sus habitaciones estarán seguros.
Las pocas personas que se paseaban por los pasillos obedecen la orden. Corren de un lado a otro para refugiarse, tanto pacientes como científicos de primer nivel.
—No te puedes ir, el gas... es peligroso. —me toma del brazo tratando de adentrarme a su habitación de nuevo.
La pantalla del aparato que sostengo se ilumina por una llamada entrante de Nicolai, ese tipo me va a matar si no me mata otra cosa primero.
—Yo estaré bien, iré por mi máscara, tu entra y ponte a salvo. Mi deber es ayudar en lo que pueda, vendré en cuanto esto acabe, lo prometo. —elevo la voz para que logre escucharme entre tanto barullo.
Titubea, pero me da un rápido beso sin avisar.—Ten cuidado. —se aleja para entrar a su habitación.
Observo como entra, y me espabilo para contestar la llamada de Nicolai.
—Te prometo que te mataré, si no nos mata Hellen primero. —amenaza antes de dejarme hablar, su voz se escucha entrecortada por el cansancio. ¿Esta corriendo? —Eres imprudente, te dije que no estuvieras tanto tiempo con ella, ¡sabes las reglas!