A Través De Un Sueño

Capitulo XXX

Heyden

—Esperé semanas por esto, —inicia mi amiga la asiática.—aunque más que semanas han sido años, pero creo que no importa el tiempo; sino el logro. Uno de ustedes sabía desde ya varias semanas lo que yo he querido hacer y por eso pedí que nos reuniéramos.

No es una reunión tal cual, por qué solo estamos hablando por medio de meditación. No nos podemos ver pero si podemos escuchar lo que el otro dice en su mente. Kohem pidió que habláramos por este medio ya que era el más seguro, aquí nadie excepto nosotros, puede escuchar lo que decimos.

Cada uno de nosotros esta encerrado en su respectiva habitación, así nadie puede molestar nuestra meditación.

—Mi plan para escapar, será ejecutado hoy luego de las doce de la madrugada. —informa, y no puedo creer que hoy será el día.—Lilieth controlará las mentes de los guardias y la de algún posible ojo que nos observe. Heyden con sus habilidades evolucionadas hará que el sueño de los que ya duermen dure a nuestro favor y si es posible, causará sueño a todo el que se nos oponga.

—¿Y como se supone que haré eso? —inquiero sin saber nada. ¿Como evolucionaré mi poder?

—Para eso estoy yo. —interviene con orgullo Tecier.—Dentro de poco les enseñaré como evolucionar más rápido su poder. Solo dejenlo en mis manos.

Kohem sigue explicando que haremos y como lo haremos. Explica que salir por la puerta principal sería peligroso, salir por las escaleras de emergencia igual, así que decidió que saldremos por la cocina. Específicamente por el deposito de basura trasero.

Lilieth comenta la importancia de desactivar las cámaras. La asiática sugiere el mismo método que Lili y yo ejecutamos. ¿Como se enteró?

Tecier se encargará de ayudarnos por si algo sale mal, si no podemos sali por la cocina, saldremos por las ventanas. El pelirrojo tiene el don de controlar las plantas por su conexión con la tierra, así que será nuestro plan B si todo sale mal.

—¿Lía y yo que haremos? —cuestiona Sia.

—No es necesario que hagan nada, pero si hace falta, usarán su don para distraer a otros. —ellas aceptan.—Si ya conocemos lo que haremos nos vemos todos en el punto A, cuando les mande la señal.

El punto A es la escalera del piso en el que yo duermo, la señal son tres tintineos de luz en nuestras habitaciones. Lo demás es irrelevante, o eso cree la asiática.

Nos despedidos todos mentalmente y poco a poco nuestra conexión desaparece. Abro mi ojos un poco para acostumbrarme a la luz de la habitación. Me siento nerviosa y ansiosa, no puedo creer lo que va a suceder dentro de pocas horas.

Tengo miedo a que algo salga mal, no quiero que nos descubran y el castigo sea aun más duro.

Por qué si ellos se enteran nos pueden hasta matar, ¿no? Y no quiero morir, aun tengo mucho por vivir, metas, planes. Casarme con Cole Sprouse es uno de ellos.

Sigo sin creer que mi propio padre acepte tales cosas como las que hace Hendrick con nosotros, no entiendo en que los beneficia a ellos, o a nosotros que somos los que sufren con todo esto. No he tenido la oportunidad de hablar con mi padre sobre hacer un cambio a todo, él siempre pasa ocupado cuando lo busco, o nunca esta. Solo Hendrick, pero obviamente él no cambiará nada.

Ya no puedo seguir soportando esto, ya no puedo seguir en este lugar. Me canse de los maltratos, de secretos, de cada cosa dolorosa que nos han hecho y sobretodo a mis amigas. Si James no puede hacer nada por nosotras, yo lo haré.

Respiro hondo haciendo respiraciones de cinco segundos, eso me hace mucho para calmar mis nervios y ahora, la ira. Me relajo por completo, me levanto del suelo que es donde estaba y me dirijo al baño de mi habitación para lavar mis manos y rostro.

Cuando termino y me dirijo a mi cama, unos golpes me hacen detener el paso. No es tarde, son pasadas las una y media de la tarde, pero nadie me visita a esta hora. A menos que...

—Guapa, —pego un brinco en mi lugar al escuchar su voz.—¿Estás allí? Necesito hablar contigo.

¿Porqué ahora quiere hablar conmigo? Luego de un mes y medio perdí las esperanzas de recibir un gesto de su parte que no sea una mirada cargada de frialdad.

¿Se habrá dado cuenta de nuestro plan? No... no creo, pero, ¿y si?

—Ay señor bendito, ¿él lo sabe? No, no, no, no, él no puede saberlo. —chillo en voz baja para que no sepa que estoy aquí.—¿Se habrá ido?

Camino de un lado a otro con nerviosismo, mi pecho sube y baja con vehemencia, me cuesta respirar y siento la habitación asfixiante. Siento que es el fin, mi fin, ¡no! Nuestro fin.

—Heyden, escucho tus pasos, se que estás allí. Abreme es importante. —su voz ya no es dura como antes. ¿Qué esta pasando?

Me acerco a la puerta con lentitud, no quiero que piense que estoy ocultando algo como seguramente ya lo esta pensando. Me relajo, aliso las pocas arrugas de mi ropa y le quito el seguro a la puerta.

—¿Se te ofrece algo? —cuestiono con amargura o eso creo.

—¿Podemos hablar en el patio, por favor?

—No veo la importancia de ir al pario, lo que tienes que decir dímelo aquí. —sentencio.

Mi voz dura salió bien, hasta yo me lo creí. Soy una buena actriz, si sigo así puede que se vaya y me deje en paz.

Resopla.  —Tu me obligaste.

No entiendo a que se refiere con eso, yo no lo obligue a nada. Aker se acerca a mi lentamente, su mirada esta fija en mi como si fuera a escapar, cosa que si quiero hacer. Retrocedo tratando de cerrar la puerta en su cara, pero la detiene como si nada. ¿Donde esta Lilieth cuando la necesito?

Aker empuja la puerta haciendo que me tambalee de miedo, me toma de la cintura antes de que caiga al suelo y me sube a su espalda en un movimiento rápido. Golpeo su espalda baja con poca fuerza, ya que estar en esta posición me marea.

—Oye, bajame por favor, me marea estar así. —ruego, mientras se acerca al elevador.—Maldita sea que me bajes, voy a gritar sino me bajas.




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