✿*:･ﾟCapítulo 12･:*✿

                      Capítulo doce: Capuchino

Suspire mientras salía del baño recién  húmedo de vapor. Estaba cansada y con las ojeras más abajo de mi nariz ¿Porqué?. Porque quién en su sano juicio —me refiero a lectores— no amanecé leyendo y gritando de la emoción con un libro qué recien compra.

Esperen, esa soy yo.

A mierda, la nuevas especies no pueden esperar y mucho menos mi grata y linda lectura. Sonreí, de algo me sirvió que él no me ayudara ese día.

Abrí mi closet buscando mi camisón más cómodo. Ya habían pasado cinco días de qué visite en obligación a mi madre, la cuál no parada de mandarme mensaje preguntando por su supuesto hijo nuevo. ¡Madre maldición! Ese hombre esta bien hecho como para qué se fije en una cafetera, loca por el romance, dramática, shipeeadora, holgazána, mala en la cocina, y lo único que presta atención son sus personajes qué en la puta vida existirán.

Ridículamente hablando, él nunca se fijaría en alguien como yo. Me coloqué un camisón  negro mientras colocaba mi toalla a un lado.

Empecé a remover todas mis prendas buscando esa almohada y muñequito qué hice a mano, por lo menos servía para coser y tejer.

Agarré la foto escondida dentro de algún abrigo negro. Y con pega la coloqué en la almohada.

Suspire mientras recorría con mis manos el muñiquito de tela apodado Eros. Sí tal vez estaba algo obsesionada con él. Pero era lo único que me hacía tener esperanza, en donde no las hay.

Agarré los dos objetos y los lleve conmigo a la cama, coloqué la almohada aún lado dejando al Eros sentado frente de ella. Creó que sí alguien ve esto, seguramente llamarían a la policía, la policía al sicólogo, el psicólogo a la iglesia, la iglesia a un convento, el convento a un internado militarizado y si es más grave, terminaría en un manicomio.

El sonido de mi móvil sonando hizo que me levanta con toda la flojera del mundo para buscarlo a la cocina. Miré la pantalla y rodeé los ojos.

—"¿Quién te creés para interrumpir mi hermoso sueño?" —bromeé.

—"¿Disfrutando tú última minis vacaciones en todo lo que resta de año, bebe? "—dijo con sorna, reí.

—"Es raro que llamés a está hora, hestia "—abrí la nevera—"¿No estas trabajando? "

—"Como el culo, desde qué hubo el accidente con tú Eros, la supervisora no nos quita el ojo de encima"—dramátizo —",bueno, la cosa es qué la supervisora dijo qué te llamara ".

Me quedé callada para qué siguiera.

—"El sábado unos clientes vendrán a comprar el local —serví agua en un vaso —", y pues, hoy vinieron para qué la mejor haciendo café los atendieran, pero sabés que liza está en cinta, y la cosa es qué yo te puse de voluntaria"—bajo su voz dudando, me atragante con el agua.

—"¡¿Qué?! "— busqué servilletas—"Sabés qué no soy tan buena cómo liza".

—"Lo sé, pero no ahí vuelta atras. Mandaron a alguien para inspeccionarte y saber si es bueno —rodeé los ojos —",bueno, te dejo. La supervisora me está mirando con su cara de culo postizo, disfruta el regaló que te mande "—colgó.

Miré el movil mientras me secada con calma mi boca. ¿Alguien vendrá a supervisar  mi café? Si es así, lo tengo que hacer ahora mismo.

Saqué todos los materiales para hacer un capuchino con formas, ¿Y sí eran varios? No, no, ella dijo que era uno solo. ¿Y sí no le gustan ninguno de los cafés que preparé? Pues, qué se joda.

Saqué la lengua un poco por la concentración de hacer dibujos,Hestia era mucho mejor haciendo dibujos qué yo. Y aún así me postuló para esto.

Sonreí mientras veía mi corazón perfecto en la taza, había probado el capuchino y estaba para comerse los dedos. El sonido de la puerta siendo golpeada con insistencia hizo que mi árbol se torciera, Suspire mientras dejaba la mini tazita encabronada.

Quién quiera qué sea se arrepentirá de haber interrumpido mi momento de concentración.