A través del lente

Capítulo 3

Brooke

Y aquí estoy yo, cerca del hombre con más magnetismo que he visto en toda mi vida. Ser impactada con una mirada penetrante no es lo que una se espera en una entrevista, menos que tu jefe sea alguien apuesto… aunque algo retador, lo que no sabe es que me gustan los desafíos que se me imponen, mientras no pongan en riesgo mi vida.

Todos esos pensamientos pasan a un segundo plano gracias a una voz, una voz muy chillona.

—¿Qué está pasando aquí? —Al girar me topo con una chica rubia, ojos algo rasgados, un poco más alta que yo y que por lo visto estaba bastante furiosa.

—¿Qué haces aquí, Madison? —pregunta mi ahora -temporal- jefe.

—Venía a visitarte, veo que estás muy mal acompañado —me mira de pies a cabeza —. Si vas a engañarme, Matthew, que sea con alguien que tenga más clase que yo, ésta no me llega ni a los talones.

¿Por qué siempre la novia celosa y psicópata tiene que hacer ese tipo de comentarios?

No lo sé, pero no pienso aguantarlos.

—Con todo el respeto que, no merece, pero le voy a dar, esos comentarios son ofensivos y de mal gusto… ¿No dice usted tener más clase que yo? —la miro fijamente, sin dejarme intimidar—. Gracias nuevamente —Esta vez me dirijo al hombre que se encuentra a mi lado, dicho eso me dispongo a salir de allí.

Ya estoy por pasar al lado de la chica histérica, cuando siento que la misma me agarra del brazo de una forma nada amable.

—Más te vale no acercarte a mi novio, mocosa —dice, apretando su agarre—. ¿Entendiste? Tú aquí no eres nadie.

—¡Es suficiente! —habla él con voz fuerte, haciendo que me fije en su postura nada relajada cuando aparta la mano de ella bruscamente—. Mañana comienzas, debes estar aquí a las 8 a.m. —me informa, solo asiento y le dedico una mirada agradecida, mientras que a la mujer que está frente a mí le doy una mirada nada amistosa.

Al salir del edificio solo puedo quedarme ahí parada procesando lo que acababa de ocurrir en aquella oficina.

Con una sonrisa en mis labios y algo de enfado, me dirijo a mi departamento. Pero, al llegar toda mi felicidad se desvanece en cuestión de segundos.

—¿Dónde estabas, preciosa? —Tenía a un Alex sentado en el sofá de mi sala con una cara de querer matarme ahí mismo.

—No es de tu incumbencia —respondo con fastidio.

—A mí no me hablas así —se levanta para caminar hacia mí y quedarse a centímetros de mi cara—. Seguramente estabas con cualquiera por ahí,  no sabes hacer nada más que andar de regalada.

La bofetada que le lanzo es tan fuerte que de inmediato mis dedos quedan marcados en su cara, casi que me arrepiento, pero no lo dejaré faltarme el respeto de esa manera.

—En tu vida vuelvas a decirme eso, ya ves que no me das tanto miedo como creías —lo miro fijamente—. Lárgate, no te quiero ver.

—Me voy, pero recuerda a quién perteneces —se dirige a la puerta —. Más te vale que no se vuelva a repetir esto sino….

—¿O sino qué? ¿Me vas a golpear? —me acerco un poco más—. Te recuerdo que una llamada a la policía y estás en la ruina de por vida, así que no creas que soy una chica indefensa.

Con una sonrisa cínica, a la vez que tenebrosa, se marcha de mi departamento, en cuanto a mí tenía un enfado descomunal que me había ayudado a no flaquear frente al patán que seguía teniendo como novio.

Siento mi celular vibrar en mi pantalón, me permito relajarme y contesto lo más calmada que puedo.

—¿Hola? —contesto de lo más normal.

Señorita Brooke —Al oír esa voz me quedo estática y mis pensamientos hacen cortocircuito.

¡¡¿Qué hace mi jefe llamándome?!!

—Sí señor, dígame —ahora mi voz denota sorpresa.

Quería disculparme con usted por lo que pasó esta mañana en mi oficina —dice con un tono de voz bajito.

Esto me deja procesando, Mía maúlla a mi lado y me siento en el piso para que ella suba a mi regazo.

—Oh, no se preocupe —mi corazón late muy rápido y no sé la razón, se supone que es mi jefe y ya mi corazón me traiciona.

Cálmate, que no sales de un lío y ya quieres meterte en otro.

Toda la razón.

Espero que pueda disculpar a mi novia —habla del otro lado de la línea —. La espero mañana temprano, recuerde lo que le dije… y cuídese.

—No lo olvidaré —es lo único que puedo decir, después de unos segundos cuelga.

—Mía, ¿por si acaso no quieres un nuevo amigo? —Ella solo me ve—. Decidido, mi jefe será nuestro nuevo amigo, pero shhh, será nuestro secreto.

 



#32441 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, fotografia

Editado: 23.12.2022

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