Veinte minutos después, cuando creí que había pasado el tiempo suficiente para calmar mis hormonas, salí del baño en busca de mi madre. Y la encontré, durmiendo en la cama junto a Theo. Aún sostenía un cuento infantil en sus manos lo que la delató. Se había dormido mientras le leía al pequeño. Quite el libro de sus manos y la acomode en la cama que era un poco pequeña ya que era de Theo, pero aún así ella entraba bien. La cubrí con las mantas e inmediatamente los brazos del pequeño rebelde la envolvieron tiernamente.
-No sé que haría sin ustedes dos. Pero si tengo claro algo, no me arrepiento de nada.
Salí del cuarto intentando no hacer ruido. De camino a mi habitación me di cuenta de que las palabras que había dicho eran sinceras. Me había tomado mucho tiempo superar la situación y las consecuencias de lo que había ocurrido aquella noche, pero también era consiente de que esa desgracia me había traído algo maravilloso. Y estaba más que segura de que a pesar de todo, no me arrepentía de nada. Bueno, solo una, no haberle hecho pagar por sus actos a Jeison.
Abrí las puertas de mi balcón esperando ver a Carter en el suyo, pero no estaba allí. Sentí la decepción filtrarse en mi pecho y dolió. Decidí que estaría unos minutos ahí fuera tomando aire, estaba fresco, pero igualmente agradable. Cerré los ojos y comencé a tararear la canción que mi padre solía escuchar mientras conducía para llevarme al cole de pequeña.
-¿Admirando la noche o planeando ahuyentar a lo gatos callejeros?
La voz de Carter me sobresalto, pero intenté disimular lo mejor que pude. Al abrir los ojos, él estaba recostado en el marco de su ventanal oculto entre las sombras.
-Oh, si no es ninguna de esas quizá ¿Me estabas esperando?
-¡Ja! Ya quisieras.
Era increíble que fuera tan fácil de leer, o tal vez, Carter era el único capaz de leer mis verdaderas intenciones.
-Claro. Trata de seguir engañándote a ti misma.
Deje que los minutos corrieran entre nosotros y el silencio fluyera con tranquilidad hasta que él lo rompió.
-Pey, sinceramente lamento lo sucedido hoy; soy un hombre que aprecia su privacidad.
-Como todos.
-No, me refiero a que… hay cosas que no sabes de mí; cosas que quiero contarte, pero que aún no es el momento para decirte, o quizá si lo es, pero tengo miedo de que si te las digo, te alejen de mi.
-Carter, alguien una vez me dijo que todos guardamos secretos, algunos son peores que otros, pero al final del día nadie está exento de eso. Y tanto tú cómo yo, no somos la excepción.
-¿Eso quiere decir que tú también guardas secretos?
-Si Carter, los tengo. Y algún día, puede que te los diga.
-Esperaré con ansias ese día.
-Al igual que yo.
Ambos teníamos nuestros propios esqueletos guardados en el ropero, y ambos sabíamos que ellos eran los culpables de nuestras heridas y por ello, no nos presionamos para que el otro hablara y simplemente nos deseamos las buenas noches como despedida.
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Editado: 29.06.2024