Humedecí el algodón en el alcohol y comencé a pasarlo por las heridas en el rostro de Carter, esperaba que se quejara, pero no hizo ni un gesto, siquiera de molestia. Su mente estaba centrada en relatar correctamente los hechos ocurridos ese día, aquellos que lo habían llevado a ser la bolsa de boxeo de alguien más. Aunque, él me aseguraba que el otro había quedado peor, pero eso no me importaba; era el hecho de que alguien me lo había golpeado lo que me enfurecía en realidad.
-Luego de nuestra discusión, recibí una llamada de mi padre diciendo que quería verme, o mejor dicho, que debía ir sin excusas.
-¿Entonces?
-Debía asistir a un restaurante de lujo por lo que ir de traje y corbata era una condición indiscutible. Al principio creí que se trataba de otra reunión “familiar” anual que él organiza para decirle al mundo que todo a su alrededor está bien y que todos nos llevamos de maravilla. Eso y que debido a las fechas le sirve para desviar la atención del aniversario del – se cortó y me miró unos segundos antes de continuar – accidente y el aniversario del fallecimiento de mi madre. Generalmente hace este tipo de cenas show en las que por casualidad siempre aparece algún que otro paparazzi y nos toma unas cuantas fotografías en todas y cada una de ellas mi padre siempre sale riendo de un chiste que nadie jamás contó, uno al que nadie más que él le encuentra gracia y luego aparece abrazándome felizmente como si fuera el padre del año y congeniáramos así de bien siempre. Por supuesto al par de horas esas imágenes ya han recorrido más de la mitad del globo terráqueo llamado tierra.
-Y así aleja la atención del sombrío pasado que intenta ocultar de los demás.
-Exactamente pequeña. En otras palabras, es otra sutil forma de esconder sus vergüenzas y entre ellas estoy yo. En fin, la cosa es que era algo que no esperaba. O eso creo. Al menos debí suponer que algún día lo haría, solo que aún no estaba listo y por supuesto no quería ser invitado a dicha situación, pero como siempre nadie me consultó. Resulta que termine asistiendo a una fiesta de compromiso. Mi padre se va a casar.
-¿Tan mala es ella?
-No. Solo era su amante mientras mi madre luchaba contra él cáncer. Y el día que ella partió, mi padre no estuvo allí porque estaba con su amante.
-Oh por dios. Cuánto lo siento.
-No, tu no debes disculparte por nada Pey, yo soy quien te debe una…. No, mil disculpas.
Él sacudió la cabeza con frustración y pasó sus dedos por entre las hebras de su cabello desordenado. Atraje su mirada hacia mí: se veía cansado y en sus maravillosos ojos podía leer el dolor y la culpa; esos sentimientos estaban allí nuevamente, cada vez que me miraba a los ojos no podía evitarlos. Y eso lo estaba carcomiendo por dentro. En el fondo de mi ser, una voz me decía que no fuera tonta, que yo conocía a esa mirada, esos ojos, pero no sabía de dónde. Yo ya había visto esos sentimientos en alguien más.
-Tranquilo – le dije mientras tomaba su rostro entre mis manos – Yo sé que no fue tu culpa. Lo que pasó…. No fuiste tú. Además, se que querías decírmelo desde un principio, además, fui egoísta. Solo me fijé y me centré en mi propio dolor. No me paré a pensar en que tú también sufriste ese día, también perdiste a alguien y estuviste solo. Además quisiste ayudar a todos, pero Carter te tengo una noticia: eres humano. No puedes salvarlos a todos y no debes culparte por actos que están fuera de tu control; los superhéroes con capas que salvan personas de la parca solo existen en películas. En la vida real solo se puede hacer lo posible por salvarlos.
-Lo siento Peyton. De verdad intenté ayudarlos….
-Yo se que sí y mi padre junto a Charly también. Carter, tu fuiste tan víctima como ellos. Sí, hay un culpable aquí, pero no eres tú. Fast si es culpable y no solo eso, él fue quien provocó el accidente al sabotear tu auto. Por lo que la sangre de Charly, la de mi padre y la de Adam están en sus manos, no en las tuyas. Y yo fui una estúpida por no verlo antes.
-Fue él.
-Si, losé; es lo que te estoy diciendo….
-No. Me refiero, a qué fue Fast con quien me golpee está noche.
-¿Qué estás diciendo?
-Él está en la ciudad. Me lo encontré a la salida del bar y…. supongo que no me pude contener. Entre la noticia del compromiso de mi padre, el hecho de que estuvieras enfadada conmigo y verlo a él pasearse por las calles como si nada, no lo soporte y lo golpeé. Él me respondió el golpe y así fue que termine en este estado.
El hecho de que el responsable de la muerte de mi padre estuviera tan cerca de nosotros y anduviera libre como cualquier persona por las calles me provocó asco y repulsión. Mi mente evocó un montón de diferentes maneras de hacerlo pagar por lo que le había hecho a mi familia, a la de Carter e incluso a Carter mismo, quien se a culpado todos estos años por lo que ocurrió aquella noche.
-Peyton….
No sé que iba a decirme Collins porque en ese momento alguien tocó el timbre; varias veces y de manera insistentemente insoportable. Carter se puso de pie con dificultad y fue hasta la puerta y la abrió de mala gana. Hubo una extraña pausa y luego su voz fue tan fría y cortante cómo una daga ferozmente afilada que por un instante me compadecí de la persona que había tocado el timbre.
-¿Qué carajos haces tu aquí maldito desgraciado?
-Vaya. Esa no es forma de recibir a un viejo amigo.
Me congelé creyendo que era mi imaginación, pero cuando volvió a hablar supe que en realidad, yo conocía esa voz.
-Tú no eres mi amigo Fast. Vete ahora.
-¿Pero qué sucede Collins? ¿No me vas a invitar a pasar? ¿A caso no te da curiosidad saber a qué vine?
-No.
Perdí el hilo de su conversación, solo podía pensar en que realmente deseaba estar equivocada.
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Editado: 29.06.2024