Cuando salimos fuera del edificio el viento nocturno nos golpeó con fuerza. Estaba más que fresco y hacía que mi cuerpo temblará con pequeños espasmos, o quizá eran los nervios. Carter no paraba de caminar de un lado a otro por el callejón furioso mientras pasaba los dedos por entre su cabello de manera frenética y repetía una y otra vez que Jeison era un maldito.
-¡Ya! Dime ¿Qué pidió?
Él se detuvo a unos pasos de mi y me observo por unos instantes decidiendo si debía o no decirme, pero al final opto por contármelo. A fin de cuentas terminaría por saberlo ya que el reto nos involucraba a los tres.
-Quiere una carrera de autos.
-Bien.
-¿Bien?
-Si, bien. Tu mismo me dijiste que eres excelente en eso ¿No?
-¡Si! ¡Pero el muy hijo de puta quiere que tú seas su acompañante!
-¿¡Qué!?
-¡Eso mismo me preguntó yo! Le diré que no, eso no sucederá así que…
-No, tu no harás tal cosa.
-Pero….
-Carter, te entiendo y créeme, esto me desagrada tanto o más que a ti, pero entiéndeme: es la oportunidad de deshacerme de él y hacer que pagué por todo lo que hizo.
-Lo sé, pero no me gusta la idea de que debas viajar con él en una carrera. No soporto la idea de que te pueda pasar algo.
-Estaré bien. Ambos; tu y yo. Ahora, vamos a terminar con todo esto de una vez por todas.
Él dudo unos instantes más, pero ambos sabíamos que tenía razón: teníamos que terminar con toda aquella locura.
-Vamos entonces.
Le había mentido a mi madre. Le dije que iríamos al cine y que quizá volveríamos tarde. Ella se lo creyó y no tuvo problema con la idea; odiaba mentirle, pero era mejor que decirle la verdad y arruinar su velada con Marcus. Antes de irme deje a Theo acostado y durmiendo, el pobre estaba agotado.
Llegamos al punto de encuentro en cuestión de minutos y al bajarnos del auto descubrí que en realidad no era lo que me había imaginado. Creí que sería algo discreto, pero en su lugar había un tumulto de gente esperando ansiosamente a que el espectáculo comenzara. Sentí asco y repulsión ante tal acto de jóvenes sedientos de adrenalina y riesgos ajenos. Era como si en realidad se estuvieran burlando de nosotros; solo estábamos aquí porque queríamos deshacernos de nuestro pasado
-¡Vaya! Así que si vinieron. Creí que se arrepentirían al final.
Los dientes de Carter rechinaron y sus puños se apretaron listos para darle un puñetazo a Jeison, pero yo sujete su mano y envolví su puño con mis dedos e inmediatamente él relajo sus músculos y entrelazó nuestras manos. Jeison por supuesto vio el movimiento y la molestia se vio reflejada en su mirada.
-Ya tortolos; tendrán tiempo suficiente para abrazarse y consolarse mutuamente cuando yo gané está carrera.
-Solo en tus sueños podrías ganar.
-Peyton, tú humor a mejorado con los años. Ahora ven preciosa, tu viajas conmigo.
-No porque yo así lo deseé.
-Ay, pero que tierna, me partes el corazón.
-¿Quieres que te parta algo más?
-¿Ya lo ves? La influencia de Collins te está volviendo igual de violenta. Ahora vamos a terminar con esto de una vez; tengo que asistir a una fiesta de gala en la empresa de mi hermana.
Comencé a caminar hacia su auto, pero Carter me tomo del brazo y me giro hacia él al tiempo que me empujaba contra su cuerpo. Sus labios envolvieron los míos en un beso salvaje y apasionado, lleno de deseo y amor; mis manos se envolvieron en su nuca y me apreté más contra su cuerpo queriendo sentirlo más cerca de mí, pero eso era imposible. Cuando al fin nos dejamos ir ambos estábamos agitados y nos costaba respirar, él me sonrió como un lobo y me hizo sonrojar.
-Continuaremos con esto luego, pequeña.
-No me llames así.
Se rio, pero su risa se cortó cuando recordó dónde estábamos y lo que estaba en juego. Cada uno fue a su lugar. Me resultó incómodo tener que viajar en compañía de Jeison, pero debía hacerlo. Además, tenía que estar lo más cerca posible si quería que mi plan funcionará. Jeison creía que yo era idiota, pero la verdad es que los años me habían dado experiencia y sabía que aunque Carter ganará la carrera, Hertz no cumpliría con su palabra por lo que yo tenía un haz bajo la manga. Una joven se paró frente a los vehículos justo entre ambos y comenzó el conteo regresivo. Con cada número los motores se aceleraban y con ellos mi corazón.
-¡Tres! ¡Dos!.... ¡Uno!
Ambos autos salieron incluso antes de que terminara de decir el último número.
“Es hora de jugar.”
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Editado: 29.06.2024