Nubes negras | capitulo 2

Dicen que antes de la tormenta, las nubes son grises y bueno es como la cuota inicial del aviso de catástrofe, amanecí con mi nueva camisa de pijama, la guarde en una bolsa no quiero que pierda el olor, la puerta sonó es hora de terminar los estudios es la única regla del negocio de mi tío, siempre dice que si todo falla es bueno tener una carrera, Dante me quedó viendo de arriba abajo.
—¿Todo en orden?—
—Si, no se si podrías decirme lo mismo tu, que demoraste más en estar bien—dije
—Si, todo en orden solo que es la primera vez que duermes sin nada sin camiseta o algo arriba, de por si, quieres cubrir abajo; me llegan muchas ideas y está muy temprano para jugar.—
Salí sin toalla al baño para ducharme, me quedé pensando en que el tenía la razón. Es como un ratoncito de laboratorio, yo me encargo de sincronizar nos falta un guía, mi tío se encarga del presupuesto y proyectar.
Subimos al coche, y camino a la escuela no dijimos nada, este año nos graduaremos y nos mudaremos a España en un año; si nos graduamos obvio, mientras tanto colombia sigue dando frutos, cada vez mejores en nuestro negocio, proyectamos elaboramos y ejecutamos.
Llegamos al colegio, Dante va mi lado al igual que Janet, y seis guardas. Ya estaba aburrido de escuchar hola Erick, hola Erick, hola Erick es como si fuera su alteza real Erick Lorenz de Colombia. Entro la profesora Andrea, ella era muy sexy para estar dictando sus dos materias biología y educación sexual, las madres no querían que una mujer que se viste así dicte esa clase, sin embargo Dante y todos los estudiantes hicieron protesta cuándo intentaron moverla de materia.
—Chicos hoy vamos a tener la clase de práctica de educación sexual, recuerden las dos reglas: primera ninguna pregunta es tonta y segunda deben ser adultos pequeños no quiero la más mínima crítica.—

Bajo su falda un poco, para que llegara a las rodillas, sonó la puerta y toda la cátedra de clases pasadas tubo sentido y entraron dos estudiantes con unas cajas.

Mire por la ventana debería estar haciendo alguna otra cosas escuchando rock, pensando en el dueño de la camisa, quien anda por ahí tirando gente y luego quitándose la camisa y regalándola, tal vez hasta sudada.

—Chicos antes de iniciar la clase les voy a presentar a un nuevo estudiante, el viene de la ciudad Capital, su nombre es Daniel, Bienvenidos, Hazte junto a Lorenz, allá en la esquina.—

Todos aplaudieron. Había tenido mi puesto libre todo el año, porque todos sabían que no se podían sentar ahí, mire hacia la ventana, no tolero ver como su cara se ruborizó, lo mire de re ojo y solo podía pensar a que sabían y como se sentiría besar esos labios.
—Hola Erick—Murmuro entre sus dientes perfectamente blancos seguí inmóvil viendo la ventana.
—Daniel ayúdame a repartir esto a tus compañeros uno de cada caja— Lo que miró en la caja lo hizo colocar muy rojo y empezó a sacar plátanos, berenjenas, pepinos. Ante algunos murmullos empezó a repartir Mientras la profesora hablaba de todos los beneficios de los condones y de el buen uso del mismo, indicando que no se debían guardar en billeteras, se debía probar que la cámara de aire tuviera aire, y partiendo uno para ilustrar la forma de dar besos negros y cualquier otro uso que les llegue a la cabeza.

Él termino y me dio un pepino amarillo y me tocó la mano y el estaba muy nervioso, mire sus uñas perfectas, pintadas de transparente limpias suaves y me pasó un condón sabor a fresa.

Se sentó con un pepino verde, no pude evitar ver la timidez con la que tomó, el condón para abrirlo con los dientes hasta que Andrea lo interrumpió, para decirle que no podía tener contacto con la saliva, lo paso al frente para que delante de todos los abriera como era y lo pusiera en su pepino. Solo imaginé cosas que no debía. Ver la timidez y su torpeza para hacerlo me hizo pensar en las ganas que me dan de levantarme, subirlo a la mesa bajar su pantalón y dar una clase práctica y segura de como hacer que su ternura fuera a otro nivel frente a todos, la sola idea me hacía pasar saliva. Tomé mi maleta y Salí de clase.

Fui al baño a liberar tensión y tomar aire y agua, sonó el timbre y Janet me preguntó si todo estaba en orden, le dije que si, si algo me molesta a ellos no les importaría arreglarlo a sangre y fuego por mi. Llegó Dante junto a Taylor.
—Te sientes bien, ¿Por qué saliste de clase?—
—Si, pero quiero saberlo todo sobre el, no te será difícil—
—¿De quién? De que hablas me perdí—
—De Daniel—
—Mmmm, Me preocupas desde que ese tiro el jugo sobre ti, es como si hubiera sido un amarre, recuerda lo que pasó tan solo hace dos años y aún no te recuperas, amigo estás mal de la cabeza además es un idiota y más idiota tu por centrar tu atención en el, cuando estamos a días del trabajo más grande—
—Cuando quiera hablar y recibir consejos se los pediré a las estrellas que es algo que está a mi altura, tu no me puedes juzgar o acaso te has enamorado alguna vez—

Me miró con odio y me tiró un baso de gaseosa que traía y se fue, ante la mirada atónita de mi equipo de seguridad, Janet me pasó un pañuelo para limpiarme.
—Taylor ve tras él y cuídalo por favor—
Salió con seis hombres y fui al baño, me lave la cara y se abrió una puerta y era Daniel, lo mire por el espejo y salí, no lo quiero tener cerca, su forma de ser y como me mira, me hacen querer besarlo a la fuerza y hacer muchas cosas a la fuerza y no puedo dejar de escuchar en mi mente, todo lo que quisiera hacerle.
—Janet, nos vamos a casa—
—Señor, faltan las clases de la tarde—
—Vas a ir o te quedarás, yo salgo ya de aquí—
Fui a los casilleros y tomé mis cosas y me fui a casa, en el camino no pude dejar de pensar en Daniel y la forma en la que sostenía ese pepino y su ruborizada al repartir, me lo imagine comiendo banana.

Llegué a casa y fui a mi habitación y tomé la camisa quería olerla y era como tenerlo cerca, Dante es como un perrito ya accederá a buscar la información, es muy bueno haciendo eso. Bueno es como un perrito en todo sentido en unas horas volverá y no se acordará de lo que dije.