JHEM
Debo hacer algo, ¡debo hacer algo!! Ahora ¡
_¡¡Profesora!! – grite muy fuerte, todos voltearon a verme, los chicos me ven con cara de pocos amigos, y las chicas..., bueno eso no importa.
Como una luz de “esperanza” apareció una profesora, supongo de otro salón, cuando los vio a Carloth y a los tres jóvenes, frunció el ceño, se acercó a ellos y se puso delante de Carloth, llego antes de lo que parecía inevitable, pero creo que los metí en problemas a todos, incluyendo a mi hermano.
_Todos ustedes, ahora a la dirección, apúrense – dijo la profesora mirando a Carloth – y tú?, no te había visto, eres nuevo y ya te estas peleando.
Yo los vi, los vi entrar, cerraron la puerta, me disponía a escuchar lo que iban a decir, sí; nadie se daría cuenta…
_ ¿Ah? Espere – alguien me agarro de la oreja, ¿puedo creer que eso haya pasado? NO, si era una maestra, tampoco la había visto.
_Así que espiando a los demás eh – dice.
_No, no, nada, es que…
_No digas nada cara bonita y vete ahora - ¿cara bonita? Ahora veo porque nos miraban tanto.
_Si, ya me voy, pero suélteme si – digo.
Esto nunca me había pasado, ¡soy un buen alumno! Aunque espiar no lo había hecho antes, esta situación lo amerita, y nadie puede culparme por eso. Toco la campanita de los avisos que este receso termino, debo ir al salón ahora, el estará bien.
CARLOTH
_Yo solo estaba defendiendo a la señorita – dije – ellos la habían empujado contra la mesa, la estaban lastimando.
_ ¿Es verdad lo que dice el joven señorita Sarae? – dice el director.
No dijo nada, debe estar asustada, sé que esto pasó varias veces y siempre se han salido con la suya, esta vez no será así.
_Ella no dice nada director, porque la presencia de esos tres la intimidan, ella es de un carácter tímido y algo sumiso por lo que parece – dije, talvez la ofendí al decirle sumisa, pero nadie negara que lo que digo contiene verdad.
_Ustedes tres salgan, déjenme con ellos dos solos – dice el director señalando la puerta.
_Puedes decir lo que paso ahora…Sarae – dije mirándola fijamente, espero no se haya sentido presionada.
_Señor director, ellos siempre me han molestado desde que llegue, y el joven solo me defendía, perdón por no decir nada antes, prometo que hablare de lo que me pase.
_Está bien señorita Sarae, puede irse, los dos pueden, ellos serán castigados – dice el director con una mirada demasiado seria – pero… joven por favor trate de no irse a los golpes con ellos, AH, por lo menos no en la universidad – dijo con media sonrisa en el rostro, y entendí perfectamente.
Salimos de la dirección, vimos los rostros molestos de los tres, y no me aguante las ganas de esconder una sonrisa frente a ellos, pero ahora que lo pienso bien me pregunto que nos dirá Dios respecto a lo sucedido, o más bien, que me dirá a mí, sé que él ya lo sabe, ¿estaré en problemas por ello?
SARAE
_Disculpe maestra tengo que irme – dije entrando al salón de una manera alborotada agarrando mi mochila y saliendo de la misma manera, sin que nadie se diera cuenta creo, corrí, trepe las paredes de la universidad y salí, esto no es algo muy común pero hace tiempo me eh dado cuenta de que puedo hacerlo, como si tuviese una habilidad, lo descubrí en la secundaria cuando me iban a dar de golpes unas compañeras cuando tuve cierto accidente con ellas, corría tan rápido que mi corazón iba dar un grito al cielo y fue cuando aparecí del otro lado del colegio, estaba afuera, y por lo que estaba asustada ni me había percatado que había salido de ahí, varias veces lo volví a hacer, ya se me volvió costumbre por supuesto.
Y ahora que estoy sola pienso en un resumen de mi vida, y si me acuerdo, es más desde que estaba en el vientre de mi madre recuerdo algunas cosas, escuchaba una voz masculina que le hablaba a mi mamá, pero lo único que quedo grabado en mi mente es que esa voz dijo: “Ella no debe saber cuál es su origen, llévatela lejos, es por su seguridad, las amo”. Y es raro porque como va a ser posible que alguien que aún no nació recuerde algo.
Estuve con mi madre hasta los 4 años, ella desapareció de la nada una noche, que escuchamos ruidos afuera de casa, nunca más regreso, me adopto una familia prestigiosa y adinerada, en la primaria me consideraban un fenómeno, tenía una clase de visiones y a veces todo se me juntaba haciendo un estallido en mi cabeza que gritaba “BASTA”, solo imágenes borrosas, a veces sentía que me seguían, probablemente no fui una hija normal para mis padres adoptivos, pero sé que me aman mucho, pero lo más raro es que conservo aun la apariencia de una chica de 17 años, y eso que tengo 20 años, es como si la edad no pasara sobre mí, mi piel es perfecta, mis ojos, mi cabello, mi cuerpo, mi voz, todo, y aun así con todo eso sigo siendo un fenómeno para la mayoría de esta universidad; desde que llegue a la universidad, Diamos Dereth y Marloc me molestaban, me decían cosas que no entendía, como: “¿te cabe en la cabeza que eres hija de una divinidad?”,”¿apuesto que las clases de religión se te daban bien niñita?”.
No sé qué creían de mí, y no quisiera saberlo, creo que prefiero quedarme con la duda de porque no me viene mi periodo que aguantarlos más, sé que ellos son malos, lo sé porque lo siento, y esos dos jóvenes, Carloth y Jhem, me llamo la atención lo que sentí cuando estaba cerca de ellos sentada en el salón que no evite temblar, y sé que lo notaron, 1000 vergüenzas por ello, ahora estoy tranquila, creo que es porque estoy sola, fuera de responsabilidad, de la universidad, que locura pensar en escapar de casa e ir a no sé dónde, mientras tanto seguiré caminando, aunque no tenga un rumbo fijo.