Su mente no sería capaz de imaginar al detalle cada músculo de su cuerpo, el brillo de sus ojos, el calor de su piel y la forma en que su cuerpo se deshacía al estar en sus brazos.
— ¿Qué eres? —Volvió a preguntar con desesperación.
Soy lo que tú has visto —respondió Abbo, bajando la mirada mientras sus alas desaparecían de su espalda —soy un ángel caído —susurro— soy un demonio, como lo conocen ustedes, un ser maligno que solo causa daño, un ser que se aprovecha de los inocentes.
Un súbito miedo recorrió su espalda
— ¿Un demonio?, por Dios, ahora sí que me he vuelto loca de verdad —pensó silenciosamente.
—No, no lo estás Ary, estás cuerda, te lo juro.
Se soltó de su brazo y se deje caer sobre el piso, su mente pensaba a mil por hora, ahora comprendía muchas cosas, los sueños, su primer encuentro, todas las cosas raras que le habían sucedido desde entonces, pero… ¿Y si estaba loca de verdad?, y ¿si todo lo que estaba sucediendo en ese momento era parte de su escapada del mundo? ¿Cómo los sueños?
— ¿Ary? —dijo él— ¿Ary? ¿Estás bien, te sucede algo?, lo lamento no quise que lo supieras de esta manera.
—No entiendo —respondió ella— Sé que esto es un sueño, nada puede ser realidad, yo no creo en ángeles o demonios, nada de esto es cierto, pero entonces ¿Qué está sucediendo?, quiero despertar, ya no quiero soñar contigo, me haces daño —murmuro mientras unas lágrimas corrían por sus mejillas.
—Ary, lamento que esto esté pasando, pero yo no quería lastimarte, te lo juro, pero tampoco podía permitir que murieras, sobre todo estando yo presente, Ary lo siento, perdóname por favor, te prometo que me alejaré de ti para siempre, nunca más volverás a saber de mí.
—Abbo, ¿esto es real? —Pregunto— júrame que no me estoy volviendo loca.
—No pequeña, no estás volviéndote loca, esto es real, más real de lo que puedas imaginar, existimos, estamos aquí, vivimos alrededor de ustedes, pero no se nos permite tener contacto físico, eso se considera pecado.
—Pero si tú eres un ángel caído, ¿eso que puede importarte? —pregunto Arusa.
—Soy un ángel caído, tienes razón, es la verdad, pero también te diré que estoy muy arrepentido, por eso mi nombre, cariño, aun cuando sé que de nada me servirá mi arrepentimiento, ya que no obtendré el perdón jamás, fue un error muy grande el que cometí, si pudiera retroceder el tiempo, me alejaría y no lo volvería a hacer.
—Si todo esto es real, y no se les permite tener contacto físico con nosotros, ¿también se les prohíbe lastimarnos? —Arusa hizo la pregunta más para sí misma, pero aun así el respondió.
—No, no podemos lastimarlos.
—Uhmm, —murmuro ella.
— Uhmm, ¿qué? —Pregunto él.
—Pero y entonces, porque tú lo haces conmigo, ¿por qué me lastimas?, no te das cuenta que, al dejarme, ¿me estabas lastimando? ¿Qué me hacías daño?, que mi vida se desmoronaba si no estabas a mi lado, porque no dejaste que terminara con mi vida, cuando pude hacerlo, porque me condenaste a este tormento, a este vacío.
—Ary, no digas eso, no sigas por favor.
—Entiéndeme, mi vida ya no es vida sin ti, por favor no te alejes de mí nunca más, quédate conmigo para siempre.
Arusa irrumpió en llanto, ya no podía seguir aguantando el dolor que sentía en su corazón, debería estar feliz porque él apareció, pero sentía miedo de que él se marchara otra vez. De un empujón se separó de él, la amargura y la tristeza se hacían presente. Abaddona la abrazo y la atrajo contra su pecho desnudo.
—Llora mi amor, bota todo lo que tienes dentro, desahógate, deshazte de lo negativo, purifica tu alma, no la llenes de ira, la ira es para la gente ignorante, para gente despiadada, gente cuyo corazón es negro.
—Yo…
—Te entiendo, pero notaras que al terminar de llorar te sentirás más descansada, es verdad no mereces sufrir lo que estás sufriendo, y sobre todo que fuera provocado por mi culpa, pero recuerda que más allá de la oscuridad, está la luz, la misma oscuridad está compuesta por infinidad de colores. Solo piensa que mañana todo será diferente y que luego la paz y la calma vendrá, nada pasa por nada, hoy decidirás dar un paso, mañana darás otro y verás que muy pronto todo el mal que te aqueja ya no será más.
— ¿Por qué tiene que ser todo así?
—Cariño, los seres humanos fueron creados para amar y ser amados, pero el mundo actual ha llegado aún grado de degradación en el que hermano lucha contra hermano, ¿Por qué habría de ser diferente en tu caso? Tú también eres un ser humano y como tal estas a la merced de todos esos sentimientos negativos, únicamente reflexiona en aquello que te dije antes, la oscuridad es el preludio del amanecer. Así que desahoga tu alma hasta que llegue el amanecer, luego verás las cosas con claridad y podrás tomar decisiones reales, sin la presión de la culpa, la amargura o la tristeza.
—Yo te amo Abaddona, no sé cómo ocurrió, solo sé que lo siento y este amor me causa dolor.
—Yo también te amo, siempre estaré aquí contigo, no pienses que te he abandonado, jamás lo hice, a pesar de que no podías verme, yo te observaba y tu dolor era mi dolor, pero la decisión está en ti, puedes continuar con tu vida o volver a mí. Puedo hacer que me olvides para siempre si eso es lo que deseas.
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Editado: 31.05.2022