—¡En verdad no lo entiendo!—chille, mientras sonaba una vez más mis mocos contra el pañuelo, Hayle me miró con desaprobación mientras extendía uno de sus brazos hacia a mi para pasarme la caja de pañuelos, que estaban por acabarse.
—Yanni, Sabes que era lo mejor, te sugerí de hecho renunciar, no era bueno para ti verlo a diario, incluso soportaste mucho, pero anda ya está hecho, tienes que seguir adelante, toma esto como una oportunidad para volver a lo que gusta—respondió dándome una sonrisa de medio lado, mientras alzo una mano hacia mi cabeza y acariciaba mi cabello—Lo estás haciendo bien Yanni—Volvió a decir.
mi garganta empezó a picar y mi nariz comenzó a aflojarse más, no podía retener más el llanto, creí que lo estaba superando.
No me dolía el hecho de quedarme sin empleo, odiaba el trabajo.
Me dolía recordar su firmeza con la que se portó conmigo, no le dolió en absoluto que me fuera.
Es decir, estábamos a solo unas horas de nuestro matrimonio, y de repente llegó y canceló todo.
Solo dijo "Perdón Yanni, no puedo casarme contigo".
Y desde ese momento no volvió a mirarme a los ojos ni una sola vez.
Ni siquiera se inmutó.
Realmente creí, que lo estaba superando.
No me di cuenta en que momento mi camiseta se había empapado de mis lagrimas, e incluso se transparentaba,me estaba comportando como una tonta.
—No eres una tonta—Dijo la Hayle, como si me hubiese leído la mente—Cualquiera qué pasó por una relación hasta casi el matrimonio estaría destrozada, no eres una tonta Yanni—volvió a decir.
Me sone la nariz una vez más y me abrace a mi misma para evitar que se viera más del interior de mi pecho por la camiseta empapada.
—Te traeré una chaqueta, ahora vuelvo—dijo y se levanto en dirección al otro cuarto, mire mi reloj y la sesión estaba apunto de terminar, tenía que pasar a la guardería por "Queso" mi perro.
Me levante de mi asiento mientras esperaba a la doctora, la puerta se abrió y no me moleste en volver a cubrirme porque supuse que se trataba de ella, pero para mi sorpresa no fue así.
Un hombre alto, alrededor de 1.90 cm, definitivamente era alto, hombros anchos, barba perfectamente cortada y un estilo de Idol coreano, fue el que abrió la puerta.
Sus ojos se abrieron al verme y desvió la mirada saliendo de su boca un "Lo siento señorita" seguido de cerrar la puerta.
Fruncí el ceño confundida hasta darme cuenta de ¡Mi camiseta!.
Sentí como mis mejillas comenzaban a volverse coloradas y quise enterrar mi rostro en el sofá.
Yanni Yanni , pon los pies sobre la tierra.
La puerta fue abierta nuevamente y por inercia me abracé esta vez contra mi pecho rápidamente, por suerte, esta vez si era la doctora Hayle.
—Toma—dijo mientras extendía la chaqueta hacia a mi.
—Te lo agradezco, a decir verdad, la sesión termino hace 16 minutos, no te pagaré extra—conteste mientras sonreí de lado.
Hayle rodó sus ojos azules y volvió de nuevo a su escritorio y tomó una hoja e un bolígrafo para escribir unas cuantas palabras y me lo entregó.
—Porfavir Yanni, promete que no vas a exigirte demasiado, lo estás haciendo bien, solo sigue las recomendaciones que te estoy dando—Dijo, tome el trozo de hoja y leí la primera línea de ella, sonreí de medio lado.
—¿Una porción de sushi?—cuestioné mirándole a los ojos.
—Te vendrá bien, no olvides ponerte hielo en los párpados, casi te confundo con un ataque de abejas, ahora vete anda, me quitas mas mi tiempo—contesto.
Trague saliva y me aguante nuevamente las ganas de dejar salir el llanto, me estaba costando realmente.
—Gracias Hayle, no se que haría sin tu amistad—ella asintió y me hizo señal de que me fuera, siempre arruina los momentos.—Por cierto, no me dijiste que tenías otra cita—le dije, recordando al hombre con el incidente hace un rato.
Ella frunció el ceño y después asintió como si hubiese recordado—No era mi cita, es Nat, el hermano de Steven, vino por las llaves de mi departamento, iba tomar unas medidas, es arquitecto—respondió.
¿Qué? ¿Steven tiene un hermano?
—Pensé que Steven era hijo único—le dije.
Steven es el esposo de Hayle, mi hermana.
—Solo viene de vez en cuando, tiene mucho trabajo, vive en Kansas, estadounidense, casi no se pasa por aquí, ¿Porque preguntas, lo viste?—Pregunto mientras se recargaba en el respaldo de su silla.
—Abrió la puerta hace un rato, y me vio hecha una Magdalena, nada nuevo en mi—conteste caminando hacia la puerta.
—Es soltero—mencionó antes que saliera por completo de la habitación.
Me giré a verla con el ceño fruncido y rio en voz baja.
—¿Bromeas? Parecía sacado de escena de Kdrama, no me dejare llevar por las apariencias nuevamente, y tampoco volveré. Sentir nada por nadie, en verdad jam...—No termine la palabra porque la puerta fue abierta nuevamente llevándome con ella.
Solo esto me faltaba, una caída.
Cerré mis ojos para sentír el impacto pero unos brazos atraparon mi cuerpo y detuvieron mi choque contra el suelo.
No quise abrir los ojos, me parecía una tontería, no quería encontrarme con los ojos de la persona.
—¿Yannis?—menciono.
Esa voz.
Podía identificar esa voz con solo escuchar su tono, mi corazón se paralizó y mi garganta comenzó a picar de nuevo, no rompas en llanto.
No lo hagas. No lo hagas.
—Yannis—volvió a decir.
Abrí los ojos, y en efecto, me encontré con los ojos marrones de mi ex prometido.
—¿Esteban?—Respondí.
¡¿Qué haces aquí Esteban?!
Que valor presentarse después de anunciar su compromiso con la amiga de Yanni.