Cuido lo que amo

La mirada de Jungkook brillaba ante la vista de la ciudad que tenía enfrente, veía todo a su alrededor con asombro, con un brillo especial en esa mirada. No había tenido la oportunidad de viajar al extranjero, o de hacer muchos viajes dadas las limitaciones de su familia en cuanto a dinero. Lamentablemente no todos tienen la oportunidad de conocer el mundo, pero ahora nosotros aquí estamos, a cientos de kilómetros en una ciudad hermosa.

—Y tú que no querías venir —se sentó en el sofá con vista hacia la ciudad, me acerque a él, en cuanto lo hice me jalo del brazo haciendo que me sentara en sus piernas —¿Qué haces? —sí, ahora me sentía nerviosa ante las acciones de este chico.

—Gracias por convencerme —me miró fijamente con una sonrisa —gracias por llegar a mi vida y poner todo de cabeza —acaricio mi mejilla.

—Jungkook, que cosas dices.

—Me has hecho vivir tantas cosas contigo estos meses a tu lado, así que no trates de negarlo —dijo de una manera burlona —eres tremenda, a veces te comportas como una niña y otras veces me haces dudar si realmente tienes 22.

—No te quedas atrás Kookie, el caso es que tu pareces más un niño que alguien de 23.

—Pero así me quieres.

—Así te quiero… —antes de que dijera algo unió sus labios con los míos, no tenía opción a negarme, cada vez que me besa no puedo evitar seguirlo, no me imaginaba en una situación como la de ahora, en un beso que comenzaba a subir de intensidad, siempre había sido algo tierno, no algo de deseo.

—Si no me detengo ahora, no lo podremos hacer más adelante —junto si frente con la mía en un intento por recuperar la respiración —mejor vamos a dormir, que ya es tarde.

Entre a la primera puerta, encontrándome con una habitación muy linda, deje mi maleta sobre la cama y saque algo de ropa, entre tanto la pijama y productos de cuidado personal, antes de dormir me metería a bañar, para dormir mejor. Un relajante baño, antes de dormir es lo mejor después de un largo viaje.

Después de dejar que lo sucedido hace un momento pasara, salí del baño para cambiarme. Pase mi mano sobre la cicatriz que se había formado tras la herida del pasado. La única culpable soy yo de la marca que ahora me acompaña, es algo pequeña ahora, el ungüento que me habían dado en el hospital estaba sirviendo de algo, pero el recuerdo de lo sucedido ha quedado ahí.

Un rato después de haber de haber apagado la luz estaba por quedarme dormida, hasta que sentí que alguien se entró a la habitación —Shhh, no te muevas —Jungkook se adentró en las sábanas abrazándome —quiero dormir contigo ¿puedo? —susurro en mi oído.

—Sí —me giré quedando frente a él para poder abrazarlo también y al fin caer ambos en un profundo sueño.

Escuchaba los lentos latidos de su corazón mientras suabes gotas de lluvia golpeaban la ventana, ¿Qué hora era? No tengo idea, solo no quiero despertar aún, estaba muy cómoda y por la luz que entraba por la ventana, era muy temprano, pero hay mucho que hacer como para seguir durmiendo. Tras varios intentos de sepárame del agarre del lindo chico que dormía a mi lado pude hacerlo, vaya que fuerza se carga.

No conocía mucho del lugar en donde no encontrábamos, pero pude encontrar un supermercado cerca para comprar algo de despensa para preparar un rico desayuno. Mientras pasaba por los pasillos las pocas personas que pasaban por ahí me miraban de una manera despectiva, vaya manera de comenzar el día en una nueva ciudad.

Empezando una nueva vida, es lo que iba a hacer a partir de ahora, hacer algo bueno por mi vida en lugar de intentar destruirla, “sigo viviendo porque no puedo morir”, entonces si la vida se empeña en mantenerme aquí, voy a vivir lo mejor que pueda.

—¿En qué piensas cariño? —Jungkook me abrazó por la espalda dejando un beso en mi cuello causando un cosquilleo en la zona, su voz se escuchaba ronca, dando indicios de que recién despertaba.

—En que quiero cambiar muchas cosas en mí, quiero tener una vida más saludable, eso de no comer me ha dejado bastantes cosas malas, quiero cambiar mi aspecto físico.

—Me alegro por ti, aunque así eres muy hermosa —comenzó a ayudarme a preparar el desayuno.

—A pesar de escucharte decirlo repetidas veces, aún no me lo creo, no me siento bien conmigo, no puedo verme al espejo sin comenzar a juzgarme o sentirme mal al ver mi reflejo.

—Yo te apoyaré en lo que decidas, si es lo que quieres, siempre y cuando te haga bien.

—Eres un lindo Jungkookie, siento que me cuidas demasiado —sonrió a mi lado.

—Cuido lo que amo, ya te lo dije.