Gracias por esperarme,
cuando estaba enferma me cuidaste,
gracias, a la escuela me llevaste,
y aunque a veces faltaste,
papá, deja de preocuparte.
Sé que intentas dar lo mejor,
sé que nadie te enseñó,
y no te das cuenta lo grande que sos.
Cuando me caigo ya no necesito que me levantes,
si permanezco en el suelo es por mi propia decisión,
estoy descansando de la vida donde vos fuiste más fuerte,
y cuando me ponga de pie
tené por seguro que voy a igualarte,
así que por eso,
papito, deja de preocuparte.
Gracias por estar conmigo cuando era el sol,
y hacerme reír cuando me convertí en lluvia,
gracias por cada uno de esos gastos innecesarios,
alentarme a seguir sueños abandonados
y vivir cumpliendo metas por esfuerzo.
Papá, deja de preocuparte,
olvida lo material, lo único que necesito es a vos,
hace tiempo deje de mojar la cama
y prometí no llorar mañana,
tus pasitos lentos piden a gritos
que te preocupes por vos mismo.
Papá querido no hay nadie a quien ame más,
momentos inolvidables o discusiones todavía estás acá.
Basta papá, voy a estar bien,
tu pequeña princesita ató fuerte su corona
y en las batallas no la va a dejar caer.
Viejo, viejito, tu herencia es mi orgullo,
no es plata ni propiedades,
son valores y prioridades.
Crees en Dios como yo creo en vos.
Con la cabeza en alto te admiro y te digo,
papá gracias, aunque no dejes de preocuparte.