Luego de pasar la hora de organización de gremios, todos los estudiantes regresaron a su respectiva clase; la clase de Manejo de Armas. Esta clase no se da en los salones, se da en un campo bajo techo no muy lejos de cada salón; un coliseo. Los alumnos llegaron a este y como acostumbraban siempre; se organizaron de pie en filas uno al lado del otro esperando al Profesor Andramus.
Wind estaba a la expectativa de la llegada del Profesor, mientras este llegaba todos conversaban entre sí. De repente por la entrada del coliseo entra un sujeto muy alto, robusto y con una gran armadura plateada que le cubre hasta el cuello, portando una gran capa carmesí y un mandoble gigantesco en su mano derecha. Su apariencia es anciana, todos sus cabellos son blancos como las nubes y de su quijada cae una larga barba greñuda.
Todos al ver a este anciano se confunden y comienzan a susurrar cosas, jamás lo habían visto.
—¿Qué es lo que está pasando? —Le susurra Wind a Kris, confundida por lo que pasa, a lo que esta le responde:
—No tengo idea, ese no es el Profesor ¿qué viene a hacer aquí?
Los susurros son silenciados al instante cuando suena un estruendoso grito por parte de este anciano con firmeza que dice:
—¡Silencio! —Tras un silencio, continúa hablando con un deje furioso—. Se encuentran ahora mismo frente al Supremo instructor de Armas Ainz'Razius, he entrenado a los más fuertes guerreros y héroes que existen hoy en todo este mundo. Soy veterano de la Guerra de los Dracos Dorados, La Batalla por Reino Caído, el Asedio de Annarax y ex convicto de la prisión de máxima de seguridad Aether; no existe guerrero con más experiencia en armas que yo en toda esta academia.
Todos se encontraban asustados, nerviosos y serios ante la firmeza de este nuevo Maestro; solo lo miraban y escuchaban hablar. Luego de un corto silencio al decir lo anterior; procedió a decir con su rígida voz ronca:
—Las reglas de mi clase son las siguientes: Primero que todo ¡NADIE ME MIRE! Todos deben permanecer mirando alfrente.
Al instante todos dejaron de verlo y mantuvieron la vista fija en un punto al frente de ellos.
—Segundo, no quiero escuchar ni una voz de conversación. Tercero, todo aquel que no porte armadura se retirara de la clase. Cuarto, no doy permiso de ir al baño ni a la enfermería. Quinto, no habrá descanso ni hidratación hasta el final de la clase. ¡¿Esta claro?!
Al instante todos respondieron
—Si.
—Bien, entonces daré comienzo a la clase.
Luego de decir estas palabras, comenzó a conjurar un hechizo con sus poderes herromanticos; este hechizo hizo que aparecieran una gran cantidad de espadas de acero brillante en el piso. Después de hacerlo, volvió a conjurar este mismo hechizo para crear una pila de hachas, y otro para crear una pila de bastones al parecer para magia.
—Quiero que pasen y tomen cada uno un arma con la que crean que se desenvuelven mejor.
Segundos después, todos pasaron a tomar armas; Wind tomo para si una espada al igual que las chicas, excepto Lucas que tomo un bastón, ya que él se especializa en hechizos sanadores.
—Bien, la actividad de hoy es la siguiente, divídanse en dos bandos, un bando estará en el extremo izquierdo del coliseo, y el otro bando en el extremo derecho.
Los estudiantes se quedaron confundidos un momento, todo sucedía muy rápido.
—¡Ya! —Gritó el Maestro—.
Al instante todos se asustaron y rápidamente crearon los bandos.
—Este Maestro da miedo chicas… —murmura Wind nerviosa—.
El coliseo quedó dividido en dos grupos de estudiantes armados, el Maestro se ubicaba en el centro del campo. El escenario parecía como el inicio de una batalla. Wind, al analizar la situación, dedujo lo que el Maestro estaba a punto de ordenar, su nerviosismo aumento, incluso comenzó a temblar y a sudar.
—¡Están a punto de iniciar una batalla campal! ¡Las reglas son las siguientes¡ ¡No deben herir a su rival! ¡Si caen al suelo, deberán permanecer en el como símbolo de derrota! ¡Las únicas magias permitidas son las magias de encantamiento! ¡LA BATALLA COMENZARA EN!
—¡Tres!
Wind se asusta aún más y trata de levantar su espada, pero esta se le cae. La gran mayoría de los estudiantes parecen nerviosos, pero algunos tienen una expresión de determinación en sus rostros, otros de perversidad y el resto de indiferencia.
—¡Con todo chicas! —Grita Kris—.
—¡Dos!
Cada estudiante procede a imbuir su manipulación en sus respectivas armas, era algo impresionante a los ojos de Wind, espadas imbuidas con sombras, fuego y hielo, hachas encantadas con luz y veneno. Pero ella no sabía qué hacer, lo único que sabía de la Astromancia era crear alas y disparar esferas destructoras, para ella los encantamientos son habilidades muy avanzadas.
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Editado: 16.09.2018