Academia Aether

Capítulo 18: La llegada de Phobus, el desafío de Kathlemi.

—Tienes agallas para intentar parar uno de mis ataques niña, pero me sorprende aún más que hayas sido capaz de lograrlo —dice Phobus en un tono sarcástico, mirando a la diminuta Kris en comparación a su tamaño—.

Ella no dice absolutamente nada, solo mantiene sus sombrías alas abiertas y observa con enojo al coloso.

—¿Kris? ¡¿Cómo hiciste eso?! —Le preguntó Alba gritando; sorprendida por la repentina aparición de su amiga, y por su descomunal poder—.

El silencio continuaba...

—Creo que estoy perdiendo el tiempo aquí contigo, te eliminare ahora mismo y a todas las demás.

Inmediatamente, el monstruo abre su boca y exhala una ráfaga de aliento ardiente, pero Kris crea una enorme pared de sombras con la que se cubre de la llamarada, esto provoca que Samanta, Wind y Alba, detrás de ella; queden entre dos muros de fuego.

—¡Váyanse! ¡Ahora! ¡Y evacuen a todos los que puedan! —Les ordena Kris—.

Perplejas e impresionadas, viendo el rostro desconocido y casi maligno de su amiga que las protegía de un poder tan descomunal, rápidamente se van; obedeciendo lo que ella les dijo hasta perderse de vista.

Phobus deja de exhalar y dice fingiendo asombro: —Impresionante... es mejor llevar esto En serio, eres todo un estorbo, lo que no quería.

Casi a la velocidad de la luz lanza su puño encendido contra Kris, pero ella lo esquiva haciendo que este impacte contra el suelo, de inmediato lanza su otro puño pero también la muchacha también lo esquiva, luego levanta las dos manos y las une creando un solo puño cargado con fuego.

—¡Muere ya!

Kris con gran agilidad asciende con utilizando sus alas, evitando ser alcanzada por ese ataque. Phobus, al ver eso, procede a disparar una incontable multitud de bolas de fuego hacia su posición en el aire. Ella entonces crea una burbuja de sombras a su alrededor para cubrirse de las grandes y terribles explosiones que se forman cuando las bolas impactan. Incluso las ondas de choque liberadas tras cada estallido quiebran algunas cabañas; sin duda todas las ventanas reventaron de golpe. El villano, enojado abre sus alas y con un alto salto alcanza la burbuja, la toma con su enorme mano de gigante y la arroja con todas sus fuerzas contra el suelo, como si fuese un meteorito; su tamaño es ciertamente colosal, la muchacha es solo un poco más grande que su cabeza. El impacto quiebra y hace levantar grandes pedazos de concreto, e incluso varias cabañas explotan en pedacitos por la fuertísima onda expansiva. Madera, rocas y todo tipo de estructuras y materiales vuelan por los aires. La burbuja de sombras se desvanece y afortunadamente Kris sigue ilesa, el coloso de fuego desciende a toda velocidad con la intención de pisarla, pues se mantenía levitando gracias a sus alas.

«Es hora de contraatacar», piensa ella. La chica se levanta sobre el pequeño cráter y el concreto levantado entre pequeñas flamas y mucho humo sin mostrar expresión alguna, como un ser sin alma, entonces con su Skaiamancia crea en sus manos y dedos un potente orbe oscuro palpitante, como un pequeño sol negro que destellaba efímeras chispas de oscuridad. Viendo la palma del pie del monstruoso a punto de aplastarla, le dispara el orbe antes de que la pise. El pie de Phobus choca contra este generando un sonido de impacto ensordecedor y una ráfaga de viento muy fuerte. Eventualmente dicho orbe estalla y tras una gran cantidad de energía skaiamantica liberada, incluso más sombría que la noche, Phobus sale volando hasta caer en unas cabañas carbonizadas. Estas se desploman como débiles castillos de arena. Cuando se pone de pie nuevamente y haciendo vibrar el suelo por su tamaño, una indescriptible furia lo inunda; su apariencia se hace más aterradora. Fuego se desprende vivamente sobre su piel, sus músculos se inflan y el punto del concreto donde está parado se hunde.

—¡Maldita engendra!

Kris, preparada, observando fijamente a su diabólico rival procede a crear con Skaiamancia un gran mandoble, un escudo y una armadura de oscuridad que le cubre la blanca y pura que tiene puesta, entonces con sus grandes alas da un gran impulso similar una flecha viviente, procede a atacar a ese monstruo de forma directa. En el punto de salto crea un estallido oscuro que levanta pedazos de concreto y destruye decenas de cabañas; un poder impresionante. Phobus al verla cubre sus garras con fuego, y con estas bloquea los potentes tajos energizados de la muchacha.

Mientras tanto Wind, Alba y Samanta escapaban del pueblo usando sus alas, en esta ocasión las de la joven astromante se mostraban de una energía color celeste y purpura, con destellos blancos; pues era de noche (poder lunar). El escenario detrás de ellas, y de todos los demás alumnos y guardias que huían despavoridos de la zona, era realmente aterrador; las intensas columnas de fuego y humo consumían todo el extenso lugar, se escuchaban los estallidos de poder y como algunas cabañas a lo lejos volaban por los cielos en mil pedazos. El firmamento era bloqueado por el humo gris con inicios ígneos. También algunas personas corrían por las calles, pues era evidente que no habían bebido espíritu de vuelo, tras de eso, seguramente había un gran número de heridos. Wind, por unos momentos miró hacia atrás, contempló así el nefasto escenario en el que se había convertido aquel pueblo. Muchas preguntas retumbaban en su cabeza, no poseía ni la menor idea de las respuestas a todas estas, sus ojos se mostraban bien abiertos y algunas de las preguntas eran como ¿Cómo existen monstruos tan fuertes? ¿Quién es? ¿De dónde vino? ¿Cómo entró a la Academia? ¡¿Cómo Kathlemi lo está enfrentando?! A pesar de todo, minúsculamente sentía que era su culpa; con los hechos sucedidos en Rangeus donde un monstruo intentó venderla, era posible que la hayan buscado hasta la Academia.




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