• I V Y •
El templo era una belleza. Los vitrales, las imágenes de los dioses, el morado que usaban las Wiccianas en sus trajes, todo se veía pulcro y majestuoso.
Circe y Lucas llegaron más tarde, se sentaron en los asientos libres que habían a mi derecha.
— ¿Estaban haciendo algo? — inquirí levantando las cejas, moderando la voz para que Circe no escuchara.
— Para — bufó Lucas apenado.
Ya había acabado la adoración, pero las sacerdotisas que dirigieron el acto religioso nos indicaron que nos quedáramos en nuestros asientos para recibir las primeras orientaciones sobre las clases y todo lo pertinente a nuestros futuros meses aquí.
— Pobre cosita enamorada — continué molestando sólo porque sí.
— Ivy por los Dioses.
Su tono había sido tan fuerte que llamó la atención de Circe.
— ¿Les importa si me uno a la conversación? — preguntó la rubia — parece que se divierten.
— Ehh... — Lucas se quedó sin palabras, a lo cual Circe levantó una ceja esperando una respuesta.
— Nos preguntábamos si te gustaría acompañarnos al invernadero de la azotea — ofrecí con una sonrisa.
— ¿Qué invernadero? — cuestionó Lucas.
Lo pellizque en las piernas para que me siguiera la mentira.
—Él invernadero que te comenté que había visto hace un rato.
—¿te levantaste temprano para ir a un invernadero? — inquirió circe. — Eso explica porqué desperté sola.
—En realidad salí por una caminata, una cosa llevó a la otra y lo encontré — me sinceré. — Pues que dices, ¿te apuntas?
Circe lo estaba considerando, pero justo cuando iba a responder una bruja en el podio la interrumpió, captando tanto nuestra atención como la de los demás presentes.
—La Academia Ylia les da la bienvenida. — hablaba una sonriente señora. Era de estatura baja y regordeta, su cabello era oscuro, la piel clara y una voz que sólo podría describir como dulce. — Soy la directora Aurora, encargada de todos los brujos menores y mayores en la Academia.
Los brujos mayores eran los únicos facultados para enseñar en la Academia la magia, eran personas que por sus méritos en sus áreas de práctica eran reconocidos y nombrados por el Rey, representaba un honor en todo el sentido de la palabra.
—Todos los meses tendrán una disciplina diferente para trabajar, y al final una prueba— servidores caminaban entre los asientos y nos entregaban nuestro programa de clases mientras ella hablaba —. Mañana empezarán todos con la clase de historia, es de suma importancia que tomen en cuenta la puntualidad por lo que les recomiendo cambiar a tiempo sus horarios para que eviten cualquier problema.
Observé mi horario, y vi que tenía clases en la noche. De ninguna manera tomaría clases en la noche.
— ¿A ti cual te tocó? — pregunté acercándome a Lucas.
— Pues en la mañana.
— Yo también — dijo Circe arqueando una sonrisa.
— Tendré que cambiarme supongo —. Miré al frente y me encontré con que directora seguía dando palabras.
— Es un honor para mí que estén todos aquí reunidos, la Academia por años ha servido de cuna para miles de generaciones.
No dejó de sonreír en ningún momento. A pesar de mi odio desmesurado hacia el sistema educativo, me dí cuenta de que ella hablaba con pasión al referirse a la Academia. Y entonces me pregunté, ¿habría soñado ella con ser la directora? y lo que es más intrigante aún, ¿como haces para conseguir un puesto así? no podía dejar de pensar en los muchos méritos y habilidades que tendría esta señora, sin lugar a dudas era alguien a quien tendría que mantener vigilada. Sólo por precaución.
—Por último, me gustaría pedirles que cuiden a nuestra mascota Tramy, la conocerán más adelante y estará bajo el cuidado de todos ustedes.
Eso me intrigó, no me esperaba una mascota en la Academia y mucho menos me imaginaba que clase de criatura sería. Miré a mi amigo y el estaba tan pensativo como yo.
—Con todo esto dicho y las bendiciones de los Dioses gemelos con ustedes, pueden retirarse.
La gentil señora bajó del podio y todos los brujos empezaron a retirarse.
—Iré hacer el cambio —anuncié.
—No tardes mucho — rogó Lucas.
Fue suficiente salir del salón de adoraciones para notar la gran fila de brujos que se formulaba en los pasillos.
Como si fuera una broma de mal gusto, media Academia estaba haciendo cambios también.
Sin más remedio que hacer la fila esperé, paciente por mi turno. Me entretuve mirando los brujos de mi alrededor. Justo estaba viendo a la distancia dos gemelas pelirrojas, una con el cabello rizado y otra con ondas suaves cuando alguien me tocó el hombro.
—Hola — saludó.
Me di vuelta y ví a un brujo bastante musculoso, de piel morena que cargaba con cabello negro cabello bastante corto y ojos avellana que resaltaban mucho.
Reparé en que era uno de los acompañantes del pervertido de los ojos azules.
—Soy Theo. El amigo del gruñón con el que estuviste hablando hace un momento.
—Emm... si, nos acaban de presentar—dije no muy segura, puesto que no tenía idea de sus intenciones.
—Seré breve — una encantadora sonrisa surcó su cara. Me pregunté cuantas brujas podría levantar solo con sonreír.— Estoy aquí para darte tu primera pista hacia el desafío.
—¿Desafío?
—Si, esa cosa que tienen ustedes dos para adivinar su nombre. Este fin de semana debes venir a la torre en el ala oeste durante el atardecer.
Fruncí el ceño, hace algunas horas me habló de su jueguito pero no pensé que se lo fuese a tomar tan enserio.
—¿Algo más que deba saber?
— Por el momento no, solo debes ir sola y listo.
— Bien, supongamos que todo esto es normal — dije apreciando la situación. — Por lo menos, ¿puedo saber porqué tu amigo no vino a darme la información en persona?
— Mantiene el factor sorpresa. — Dijo y alcé la ceja.