Academia De Reinas

Capítulo 16: La Sombra del Secreto

Alina estaba completamente agotada. El uso de su magia había drenado cada pedazo de energía que le quedaba, y su mente aún estaba nublada por lo que había sucedido en el Salón del Espejo. Se tambaleó al levantarse, ayudada por Ayla, que la miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—No entiendo, Alina… —dijo Ayla, mirando a su alrededor—. ¿Qué pasó ahí? ¿Qué fue esa luz?

Antes de que Alina pudiera responder, un grupo de profesoras irrumpió en el salón. La directora, una figura alta con cabellera plateada, era la que lideraba la entrada. En su rostro no había sorpresa, solo una severidad que la rodeaba como una niebla espesa.

—¿Estás bien, Alina? —preguntó la directora en tono suave, pero con una mirada que calculaba cada palabra.

Alina asintió, aunque aún sentía el temblor en sus piernas. La directora se agachó frente a ella, con los ojos llenos de una preocupación fría.

—Debes tener mucho cuidado, señorita Elaeryn. Lo que hiciste hoy no fue simplemente un accidente, fue el despertar de un poder muy antiguo. Uno que no debe ser usado a la ligera.

—Pero… ¿qué pasó? —preguntó Alina, mirando al resto de las profesoras, todas con rostros imperturbables—. ¿Por qué no me lo explican?

Antes de que pudieran responder, un fuerte golpe resonó desde el pasillo. Dos de los miembros del Consejo de Magia llegaron a la sala, sus túnicas de color rojo oscuro ondulando a su paso. El más alto, un hombre de cabello oscuro y ojos oscuros como la noche misma, se adelantó.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, su voz profunda, casi amenazante—. Se nos informó de un incidente grave en el Salón del Espejo, y no había mención de esta… manifestación de magia. ¿Qué sucedió, directora?

La directora lo miró fijamente. Había un desafío en sus ojos, pero mantuvo la calma.

—Lo que ocurrió es… un malentendido. Alina estaba en una clase de invocación, y el espejo se activó debido a una anomalía de energía. Nada más. No es necesario alarmar a las estudiantes ni al personal.

Alina parpadeó, sorprendida por la rapidez con que la directora desvió el tema. Los miembros del consejo intercambiaron miradas, pero ninguno dijo nada en voz alta.

—Pero, directora, —dijo uno de los otros miembros del consejo, una mujer de piel pálida y ojos dorados— ¿cómo explicamos la… intensidad de la magia que se desató? Ese tipo de poder no es común en cualquier estudiante.

La directora desvió la mirada hacia Alina, como si buscara una respuesta silenciosa. Alina sintió un nudo en el estómago. ¿Por qué todos parecían tratar de ocultar lo que había sucedido? ¿Qué no querían que supiera?

—Alina está en su primer año. Este tipo de manifestación aún puede ser controlada. Estamos tomando las medidas adecuadas para que no se repita.

—¿Medidas adecuadas? —El hombre del consejo levantó una ceja, pero luego miró a Alina y añadió—: Entiendo… Tal vez debamos hablar en privado. No quiero causar una crisis de pánico innecesaria.

La directora asintió con una suavidad casi calculada.

—Por supuesto. Pero antes, Alina, me gustaría que descansaras. Esto es más complicado de lo que parece. Nos aseguraremos de que no se repita.

Alina observó cómo el consejo y la directora se retiraban hacia los pasillos, hablando entre sí en murmullos. Un silencio pesado envolvió la sala.

—¿Qué… qué está pasando realmente? —preguntó Alina a Ayla, que la miraba con desconcierto.

—No lo sé, Alina —respondió ella, mirando hacia la puerta por donde los miembros del consejo habían salido—. Pero lo que hiciste no fue algo pequeño. Estoy segura de que hay algo que no nos están diciendo.

De repente, la voz de Lunaris resonó en su mente, como un susurro apagado:

“El poder que has liberado ya ha tocado otras sombras. Estás mucho más cerca de tu destino de lo que crees, pero también mucho más cerca de lo que otros temen.”

Alina sintió un escalofrío recorrer su espalda. Pero no tuvo tiempo para pensar más en ello. En el fondo, algo dentro de ella sabía que el consejo estaba ocultando más de lo que mostraban. Y no sería fácil mantener el secreto por mucho tiempo.

Esa noche, Alina no pudo dormir. El pensamiento de que su magia era tan peligrosa como para alterar el equilibrio de la academia la atormentaba. Sin embargo, algo más crecía dentro de ella: una fuerza que no podía ignorar. Algo que deseaba despertar por completo.

Por su bien y por el de todos los que la rodeaban, esperaba que el consejo no estuviera tratando de silenciar la verdad.




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