Acechame Nathan

2. Chica rara y nefasta.

No podía sacarme esa imagen perturbadora de mi cabeza, el con esa cara de intestino en verdad engañaba, mostraba algo que no era. Le dije a mi hermana que el no quiso hablar conmigo, era mejor mentirle porque esto la haría sentir peor de lo que ya estaba, no podía hacerle eso a mi hermana. Sé que es difícil de creer pero ella es lo que más quiero en el mundo, bueno, junto a mi papá pero es que Lucía me había hecho lo que soy, me enseñó a manejar patineta, también a fumar y me hizo un dios jugando fútbol, no con práctica porque ella no lo jugaba pero me hizo ver tantos partidos, especiales y ese tipo de cosas que ya sabía todo lo que debía hacer, también me obligó a entrar en el equipo de fútbol de la escuela pero poco después lo abandoné porque conocí a Kris, mi ex novia y eso sí que la hizo enojarse.

Necesitaba hablarle a alguien de lo que había sucedido, no sabía con quién porque mi mejor amigo Kevin se había transferido de escuela para estar con su novia. A pesar de conocer prácticamente a más de media escuela me sentí solo en ese momento. Estaba en el descanso y salí de clases, caminé y cerca del césped de la cancha vi otra vez a la chica de la playera espantosa, estaba acostada boca arriba como un ángel en pleno sol de la tarde. Esta vez venía peor vestida que el día anterior, tenía un sombrío vestido negro largo hasta debajo de la rodilla que le cubría completamente los brazos y traía un sombrero o gorro similar pero de color negro también, al igual que sus tenis y mochila. Deduje que era la metalera más anticuada y tenebrosa que podrían ver mis ojos. Otra vez me acerqué a hablarle porque de verdad me llamaba la atención, de verdad que era rara. Llegué y miré abajo porque ella estaba acostada y yo de pie, ella se tapó los ojos cuando me vio y eso me hizo reírme con ganas.

-Esta vez hueles a brujería.-Le dije mientras me sentaba junto a ella quien seguía acostada con tremendo sol encima.

-¿Qué dices?

-Tu atuendo, en verdad me asustas pero a la vez me agrada.- Cuando le dije eso, ella enseguida se sentó y me miró bastante mal como si le hubiera dicho alguna grosería o algo así.

-¿Crees que puedo agradarte?-Me dijo y yo no entendía nada.-Pues si eso piensas te equivocas-

-Pero me agradas…

-Oye, ¿escuchas eso?                                            

-No escucho nada.

-¿Tampoco vez al niño que está pegado a tu espalda?

-Qué coños…-Me asusté y giré lentamente mi cabeza hacia atrás… pero lógicamente no había nada, la chica sombría (que por cierto no le había preguntado el nombre) me miraba fijamente pero sin expresión, en ese momento me pregunté: ¿Cómo luciría ella sonriendo, enfadada o triste? De verdad, no mostraba nunca alguna expresión.

-Eres bastante crédulo y predecible.

-¿Qué? No…

-¿Sabes que sucede si metes una uva dentro de un microondas?

-Se calienta…-Dije inseguro.

-No, explota.

-Qué… qué cosas dices…

-¿Sabías que el orgasmo de un cerdo dura treinta minutos?

-No… ¿Por qué sabes esas cosas?

Entrecerró los ojos y se levantó, poniéndose de rodillas detrás de mí para hacerme un masaje en la espalda, esta chica sí que era rara pero el masaje era tan bueno que me hizo relajarme por completo y sonreír como un tonto.

-Y por último, ¿sabías que doy muy buenos masajes?

-No…

-Yo tampoco.-Me dijo y luego se fue rápidamente, la perdí de vista casi enseguida porque se metió entre la gente. Esta chica me causaba una sensación agradable, de verdad quería conocerla más.

 

Al día siguiente era sábado y cómo no tenía novia o algo que hacer (triste pero cierto) decidí empezar lo que había planeado antes, abrí un perfil en línea usando el navegador de tor que es prácticamente imposible de rastrear, usé por supuesto un nombre y correo falsos para no correr riesgos. Así de fácil y rápido cree mi perfil que se llamaba Bill Oxford (alábenme perras), empecé a agregar mucha gente al azar para tener más amigos y darle realismo a la cuenta, también coloqué fotos de un perdedor americano porque no podía colocar las mías jamás o me descubrirían de inmediato. Alcancé a tener trescientos amigos en tan solo el fin de semana, ahora sí que podría empezar lo mío, al fin, volvería a ser el dios que era antes de ganarme la fama de mierda que conseguí en los años anteriores. Es que ya nadie confiaba en mí porque me conocían y sabía de lo que era capaz, entonces perdí mi gracia. Agregué a todos los que conocía de la escuela, incluyendo a chicos de cursos muy inferiores para hacer más popular la cuenta, empecé a publicar videos de mujeres aplastando lagartijas con los senos y otros en que las aplastaban con los tacones. En la tarde entré de nuevo y coloqué un estado etiquetando al perdedor de Austin, esa iba a ser mi primera víctima, el estado decía: “Tu mamá te tuvo porque no tenía para el aborto”, tan solo seis segundos después recibí malos comentarios de chicas de su curso y no demoró en manifestarse su novia (no sabía que Austin tenía novia), entonces miré en sus perfiles, sus números de teléfono y así les mandé el primero de los seiscientos veinticuatro mensajes que les envié a esta parejita en el transcurso del año.



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En el texto hay: acosador, romance, amor

Editado: 28.11.2018

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