Cap. 14 Complicaciones

A pesar de la pésima noche y la falta sueño, pues finalmente Dèjan se había acostado cerca de las cuatro de la mañana y después de asegurarse que su hijo estuviese en la cama, él se levantó muy temprano, pero lo primero con lo que se encontró no mejoró su ánimo.

• Enana, estoy crecidito como para…
• Lo que eres, es un sinvergüenza al igual que Giovanni
• Enana, estaba en el departamento de los chicos, y si me quedé allá, fue porque Ivy estaba muy angustiada por Frankie y no quise dejarla así
• ¿Qué le sucedió a Frankie? – pregunto con angustia
• Tuvo un mal encuentro con los de la catorce
• ¿Pero está bien?
• Lo está. Sam y Neil lo llevaron al hospital, pero solo necesitó un par de puntadas. Sin embargo, cuando llegaron a casa ya era muy tarde y decidimos quedarnos allí tanto por eso, como por si se presentaba algo

Dèjan terminó de entrar al comedor y aunque saludó de la forma usual, le lanzó una mirada hostil a Nick que el interpretó de forma equivocada.

• Supongo que no vas a reñirme tú también por no haber dormido en casa ¿no?
• Puedes hacer con tu vida lo que te plazca, niño

Tanto Charlie como Nick lo miraron con atención, porque si bien no era que ahora fuesen los mejores amigos, hacía mucho que Dèjan no empleaba aquel tono con ninguno de ellos, pero como no se les ocurrió un posible motivo para aquel cambio, al menos Nick, pensaría que estaba molesto porque no le gustaba que nadie mortificase a Jesse.

Aunque Zabrit debía volver a Los Ángeles, porque su última película estaba en proceso de edición y era importante que él estuviese presente por si había algo que no le gustase y quisiese repetir, decidió quedarse y asistir no solo a las grabaciones de ese día, sino al bautizo del libro de Lena que se efectuaría al siguiente. Sin embargo, el segundo día de su estancia, no pudo volver a negarse a aceptar la hospitalidad de los Zazvic, y así como el día anterior había tenido oportunidad de tratar muy de cerca a los miembros de la banda, ese día con quien conversaría mucho sería con Dèjan. A pesar de que el día anterior le había parecido frío y distante, descubrió que era agradable e interesante hablar con él, y con quien se divirtió horrores fue con Jesse y con Al, pero procuró no hablar mucho con la chica, pues notó con rapidez que a Dèjan no le habría hecho ninguna gracia. Ese día también conoció a los hermanos de Jesse y sufrió el impacto que experimentaba todo el mundo al ver a Donatello, pues era la versión masculina de su hermana, mientras que en el otro si bien podía percibirse un aire de familiaridad, no exhibía aquel parecido. Y con mucho asombro, se enteró también, que Giuliana era hermana de los Aliano, aunque lógicamente esto no le quedó para nada claro,  pues no llevaban el mismo apellido, pero como no iba a ponerse a preguntar nada, sería algo que quedaría pendiente.

El día del bautizo del libro, Zabrit despertó sobresaltado, porque él llevaba años viviendo solo, de modo que no era usual despertar porque escuchase a nadie en su alcoba, de modo que se incorporó con rapidez.

• Buenos días, dete - lo saludó Pitja

Zabrit se sintió muy perdido al escucharla. Él dormía más bien poco, pero igual pensó que estaba soñando, aunque no tuvo tiempo para estacionarse en eso, porque ella le estaba hablando.

• ¿Cómo te gusta tu ca…?

La pregunta quedó incompleta, porque en ese momento entraron varias personitas en persecución del que le cayó encima.

• Deca - dijo Pitja mientras Zabrit intentaba desembarazarse de Liam al tiempo que escuchaba la airada voz de Dèjan
• ¡Niña!

Cuando finalmente Zabrit logró apartar la melena rubia de Liam, fue cuando vio a las otras dos criaturas sobre la cama y a un tercero mucho más pequeño que hacía infructuosos esfuerzos por subir él también, pero también vio a Jesse de espaldas diciéndole algo a Dèjan, pero éste la apartó y entró.

• Lo lamento mucho - se disculpó - Todos ustedes fuera, ya - ordenó mientras alzaba al más pequeño

Los niños salieron a la misma velocidad a la que habían entrado y Liam iba riendo como le era habitual.

• No los riñas, dete, fue mi culpa por dejar la puerta abierta - se disculpó la mujer, pero él se limitó a darle un beso en la frente y abandonó la habitación

Como ya estaba más despierto, Zabrit recordó que había visto a aquella señora el día anterior y si no había entendido mal, era como una especie de nana, pero a la misma velocidad concluyó que debía serlo de Dàmir, pues le parecía mayor para serlo de los más pequeños, pero prestó atención pues ella le estaba hablando, aunque arrugó el entrecejo porque no veía necesidad de tanta disculpa, así que hizo a un lado las mantas incorporándose por completo y acercándose a ella.

• No se preocupe, no hubo daños, así que ¿qué hay de ese café que me estaba ofreciendo?

Pitja sonrió, le dio una palmadita en el rostro y se apresuró hacia la puerta. Mientras Zabrit se bañaba, pensó que le habría encantado tener una nana como aquella.