Acoso escolar venganza

Acoso escolar venganza

Alejo Buenaventura fue un excelente estudiante y de eso nunca hubo dudas. Aplicado y centrado suyo era el mejor expediente académico. Sin embargo transitó solo entre luces y sombras, consumido por una honda amargura y una prolongada desesperación.

Tan notoria era su falta de sociabilidad como desmedida su inteligencia. Amigos si alguna vez los tuvo quedaran trastabillados en el camino. Desde que tenía uso de razón fuera apartado, repudiado y expulsado de diferentes manadas. ¿La razón? Según sus compañeros era un bicho raro. Por lo regular se cumple cuando alguien no forma parte de la misma serie numérica…

            Nadie volvió a saber de él desde aquella fatídica noche de sábado. Pudieron ayudarle pero no quisieron y de querer no habrían hecho el esfuerzo ¿para qué? Quizás sus poemas trágicos clamaban mesura a lo largo de diez versos de sangre. Otros necesitaban pasarlo bien, echarse unas risas a costa de un tercero y para esto precisaban de Alejo. Siempre silencioso e invisible, clavando su mirar en el suelo para evitar miradas burlescas. Excesivas noches de desvelo ante el ingrato panorama del amanecer. Profesorado indiferente, chicos y chicas pasando de él y padres despreocupados. Risas multitudinarias recorriendo los pasillos, zancadillas, hurtos, pintadas... Antes o después pasaría y pasó.

Habían forzado la chifladura del joven Alejo Buenaventura. Nadie quiso las culpas porque nadie formaba parte del problema. ¡Hipócritas! Los que callaron amasaban culpa bien por acción bien por omisión.

A pesar de las pesquisas policiales nunca se dio con su paradero. Cuanto aconteció aquella noche coletea en la actualidad barriendo hacia lo sobrenatural. Sus compañeros se habían lavado las manos cargándolas bien de jabón. No deseaban ser salpicados por aquel escabroso asunto ni soportar la prensa a diario apostada en sus casas, montando guardia para formular una pregunta o tirar una foto.

El escueto comunicado de la universidad se limitaba a echar balones fuera, eximiéndose de cualquier responsabilidad al no tener conocimiento de los hechos. Los compañeros de Alejo afirmaban que en los últimos meses estaba más rarito de lo normal…

Nazario Loyola y sus lugartenientes tuvieron mucho que ver en tan peliagudo tema. En última instancia fueron los verdaderos culpables de cuanto sucedió después. Pero estaban muertos con lo que no podrían contar su versión y de hacerlo poco se ceñiría a la verdad. Por aquel tiempo Nazario era delegado de clase. Por supuesto no podría entenderse de otra manera. Fue el más popular del campus y no precisamente por preparar café para afrontar  largas noches de estudio.

Cumplía a rajatabla los estereotipos. Capitán del equipo de baloncesto, alto, fuerte, atractivo, seductor y con la novia más guapa y tonta de la universidad.

Veía en el desgraciado de Alejo lo contrario a él. Un don nadie sin carácter incapaz de defenderse e incapaz de portarse como un hombre ante los retos de la vida. Desde dos cursos atrás la había tomado con aquel pobre infeliz.

Fue un acoso constante que socavó de a pocos la moral de Alejo Buenaventura. A veces sobrepasaban cualquier línea roja pues entraban en juego factores como la intromisión a la intimidad, lesiones y humillaciones psicológicas. Por supuesto los secuaces de Nazario grababan todo en sus dispositivos móviles para a posteriori distribuirlo por el campus. Nadie le tendió una mano, ni amigos ni enemigos. Los primeros por inexistencia y los segundos por principios.

La existencia del joven Alejo Buenaventura distaba de ser dichosa así que por puro hartazgo empezó la transformación y el principio del fin…

           Pocos conocían su afición por la sociedad y armas medievales. El sótano de su casa constituía un pequeño arsenal que iba desde imitaciones hasta auténticas piezas de coleccionismo. Contaba con armaduras, escudos, lanzas, ballestas, espadas, cotas de malla, mazas y hasta una torre de asalto, un ariete y una catapulta a escala. Esto sin mentar libros de feudalismo, pósters, películas, figuras articuladas y un largo etcétera.

 Aquel nido protector llamado hogar era su única vía de evasión. Se veía a sí mismo cuan caballero enfrentando a la muerte con coraje y disposición; librando justas contra otros caballeros para limpiar su honor mancillado.

Aquellos dos años académicos habíanse convertido en un martirio. En parte culpa suya por no saber darse a valer, no darse a respetar aunque el golpe más fuerte se lo llevase él. Hablar del problema o delatar a los culpables no serviría de nada, de hecho lo único que probablemente conseguiría sería encender todavía más el acoso de Nazario y esbirros. No le quedaba de otra que tragar mierda.

Con los meses se pintaron láminas psiquiátricas y pinturas de guerra. Entonces la olla a presión terminó estallando, quedando la razón perdida en sus argumentos…

            Imperativo deshacerse de Nazario Loyola y cómplices. En su cabeza habíase asentado tal juicio como la única manera de zanjar aquel acoso y derribo. Ya habría tiempo a meditar sobre las consecuencias prácticas.

Para el sábado de autos estaba organizada una fiesta (no autorizada) de disfraces en el destartalado hospital mental. El complejo fuera clausurado a finales de la década de los sesenta si bien se siguen y seguirán haciendo festejos. Como si lo allí acontecido perteneciese a un oscuro pasaje del libro del pasado. Es más, los hay que pasan la noche en el recinto espoleados por el morbo, esperando ver alguna aparición a la que se le escape el paradero de Alejo Buenaventura…

            Los móviles propagaron a modo de pandemia la buena nueva. Por supuesto alcohol de garrafón para todos; sexo garantizado y drogas de toda índole. En definitiva lo necesario para que nadie quedase decepcionado. Evidentemente esa noche pasaría a la historia y así fue pero por motivos bien diferentes.

Por contra Alejo huía del bullicio ya que no tenía por costumbre interactuar con los de su especie. Realmente detestaba cualquier forma de diversión que no encajase con su visión de la juventud en particular y de la sociedad en general.



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En el texto hay: acoso escolar, terror y horror, odio y venganza

Editado: 26.04.2024

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