Acuérdate De Mi

Ya no estás tú

 

 

“No estaba seguro de que fuera una buena idea, pero hizo clic en el botón de “publicar” de cualquier manera. Había oído que esta página aseguraba encontrar pareja en menos de tres meses. (…) Era cuestión de tener paciencia y una conexión a internet”

De Balas Perdidas, Morat.

 

La última lágrima que borraron mis manos cayó en la caja donde siete llaves se proponían el olvido. A dos metros del piso, en el rincón de un mueble cubierto de polvo por los cielos, había dejado el último pedazo de corazón. Quizá podría robar por ahí otro que no hiciera tanto ruido y no portara el rótulo de “blanco fácil”, estaba cansada de las balas perdidas.

Quité el banco que sirvió de escalera y lo llené de ropa sucia. —¡Listo!—. La ingenuidad de mi mente hizo eco de un anuncio de llaves de repuesto que al fin y al cabo ni siquiera habían servido para abrir el candadito de mi diario íntimo a los quince. Estaba a salvo. (O eso quería creer).

Encendí la computadora y forcé a la coincidencia con un match obligado. Y aunque después de confirmar una cita con un idiota desconocido ya me había arrepentido, hice caso omiso a la intuición que me pedía a gritos que esperara un tiempo más.

El orgullo me invadió como nunca al punto de desconocerme. Ni siquiera había brillo en mi mirada. El espejo se encargó de opacar todo intento de liberación, no podía reprimirme más.

El sujeto y yo llegamos a la hora pautada en el mismo sitio donde había visto correr el tiempo por primera vez, donde se concretó el inicio de la historia más estúpidamente amorosa después de un concierto.

La misma mesa, los mismos tragos. Faltaba algo. Quizá terminar de convencerme de que no me faltaba en absoluto todo lo que había entregado entonces. Así que fingí que me divertía siendo consciente de que aquél y yo solo buscábamos un par de labios que fueran capaces de suplir los anteriores, aunque distaran mucho de encender corazones.

Y después de unos cuantos tragos me atreví a robar besos con gusto a escarcha teniendo más descaro que cualquiera.

“Mira que esta noche no es por ti que estoy despierto”, pensé mientras desde la puerta me observaban los ojos del pasado con una nueva víctima entre manos.



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En el texto hay: amor, amor amistad, morat

Editado: 18.05.2019

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