Capítulo IX
Ángel
Al día siguiente Kantu se reunió con sus amigas contándoles lo ocurrido, las dos no podían creer la historia de su guía y lo que había sucedido entre Adael y Derick, decidió no hablar más del tema hasta que Derick se sintiera preparado para contarle su verdad, ya que la otra opción era pedirle a Adael que se la cuente, pero esa opción no parecía ser factible ya que al parecer a quien más le dolía recordar era a él o simplemente quería evitar recordar esa historia. Las tres chicas estaban sentadas en la habitación de Dánae, quien aún no se recuperaba del todo de la posesión sufrida hace unos días.
—Yo creo que Derick siente tanta culpa por la muerte de su prometida que es por eso que no quiere hablar del tema, debe de ser horrible pensar que por tu culpa alguien amado murió —comentó Diana.
—Y sobre todo si dices que en realidad lo cambió por Adael… o sea se dejó engatusar por él, ahora entiendo por qué Derick se pone tan celoso cuando Adael está cerca, teme que pase lo mismo y tú lo dejes de querer por Adael —acotó Dánae, ella podía ser una buena amiga, delicada y demás, pero en ocasiones decía cosas sin pensar que podían resultar lógicas y hasta reales que uno ni siquiera se daba cuenta. Kantu se sorprendió por sus conclusiones pero trató de disimular, ella quería a Derick, lo quería y sabía que era un buen chico que a pesar de todo había sufrido y vivía con culpas, aunque en el fondo le molestaba que le ocultara las cosas. Pero aun así trataba de ir por el buen camino o al menos enmendar sus errores, a diferencia de Adael, que si lo pensaba bien era el peor candidato para novio según sus propios prejuicios y comentarios de sus amigas. En pocas palabras Kantu sí o sí, por su bien y el de todos, tenía que preferir a Derick antes que a ese otro en quien prefería no pensar.
—¿Saben?, hay algo que quiero decirles —dijo Diana—, antes de entregar el libro a Adael, le saqué unas fotos aunque no a todo el libro ya que Derick me lo impidió. —Sacó su celular y les enseñó las fotos—. Es un libro muy antiguo de magia, está escrito en diferentes idiomas pero aquí hay una parte que sí pude traducir y es justamente la parte en la que Kantu nos dijo que el chamán o brujo debía ser puro y no haber hecho ningún hechizo en maleficio de otro ser humano, sino más bien sanador. Además dice que el que quiera hacer el hechizo debe beber por lo menos la mitad de la sangre del elegido y una copa de su guía, hecho esto se dirá el conjuro, y los poderes del elegido, guía y el que quiere hacer el hechizo se juntarán en el broche creando una carga que terminará en darle más poder, en este caso me imagino que será devolverle los poderes que tanto anhela Adael… O sea que será mejor no decir nada porque yo podría hacer este hechizo, soy pura y podría hacerlo pero… Adael no me agrada así que no lo ayudaría por nada, además… tu vida estaría en riesgo —le dijo a Kantu.
—¿Cómo fue que diste con esto? Hasta el chamán de Adael pareció equivocarse —preguntó Kantu.
—Dánae y la tía Medea me ayudaron, mientras estabas desaparecida nos dedicamos a investigar, al parecer por lo que me dices el chamán tuvo un error al traducir esa parte del libro que dice las pautas para hacer el hechizo, ya que algunas palabras tienen el mismo significado al traducirlas literalmente, pero si las estudias y les das un significado más coherente da como resultado lo que te dije. Por ejemplo, al traducir literalmente la parte del chamán, sería que el chamán debe estar limpio, pero dándole un significado más coherente con nuestro idioma sería que el chamán debe ser puro, debe purificar o sanar —Diana le explicó con más detalle.
—Es perfecto, algo así le dijo el chamán cuando volvió a revisar el libro, pero Derick… lo mató para impedir que siguiera con la explicación —dijo Kantu.
—Es por eso que te digo que no debemos comentar con nadie sobre esto —dijo Dánae.
—Pero hay un grave problema… —replicó Kantu—, le di mi palabra a Adael de que lo ayudaría si él salvaba a Diana y ahora tengo miedo de que si no lo hago lastime a mi abuelo o alguna de ustedes. —Se veía preocupada y no era para menos, lo más seguro era que Adael estuviera furioso ya que nada salió como esperaba—. Lo más seguro es que cuando se recupere busque a ese chamán puro o bruja… y cuando eso ocurra vendrá por mí.
—Para eso estará tu guía, debes aprender a manejar ese broche —le dijo Diana—, porque como te dije antes ese hechizo es muy peligroso para ti, ya que por ser humana perdiendo tanta cantidad de sangre más tu energía podrías quedar grave, inconsciente y hasta… morir. —Kantu se quedó mirando al vacío, necesitaba pensar ya, después de saber que estuvo torturando a su guía ya no sabía que pensar de él. Cuando estuvo en su casa descubrió un lado diferente, un lado que la sorprendió del todo al saber que quería a su familia y quería protegerlos, ayudarlos, pero por otra parte había torturado a su guía y no le dijo que estaba ahí tan cerca haciéndolo sufrir. Tal vez en realidad sí era alguien malvado que solo quería sacar provecho de los demás para sus planes y debía tener cuidado, pero algo en el fondo le decía que podría hablar con él o sería que… ¿quería verlo? Kantu no le comentó nada a sus amigas, necesitaba pensar qué haría, decidió esperar cuál sería el siguiente movimiento de Adael tras el fracaso de sus planes, no tardaría en saberlos. Kantu se fue a su casa, entró y se tiró en su cama para pensar y descansar, en eso sintió una luz que se expandía por su habitación. Era Ylahiah, su guía, que estaba vestido con un traje similar al que le vio la última vez, blanco y largo como una túnica, una aureola en la cabeza, sandalias de estilo antiguo, parecía salido de un cuadro de la catedral, más unas inmensas y hermosas alas blancas que ocupaban casi toda la habitación de Kantu. Ella se paró sorprendida y volvió a hacer lo mismo que la primera vez que se presentó de esa forma ante ella, solo que esta vez tocó con insistencia sus alas tratando de moverlas de atrás hacia adelante. Él solo cerró los ojos suspirando nuevamente.