Ya estoy un poco agotada de cortar tantas papas y zanahorias, en mala hora me ofrecí en hacer la ensalada de papa. Y lo peor de todo es que después mis tías se atreven a decirme que me quedó mal. Creen que las únicas que cocinan bien son ellas.
Mamá se encargó de hacer el mofongo, el arroz, el pollo asado y por supuesto el postre, el flan de coco, adoro los postres. Mamá es una chef innata.
Hoy haremos un almuerzo familiar, vendrán mis tías materna, con sus hijos, esposos y hasta los nietos, porque a diferencia mía, todos mis primos tienen hijos.
Estos días me he sentido muy bien con mamá y mi abuela. No hay nada mejor como visitar la tierra que nos vió nacer.
Mamá, entra a la cocina y me pregunta cómo voy con la ensalada, le digo que todavía me falta cortar más papas y zanahorias. Se asombra y me dice que me dejó lo más sencillo de cocinar, que hace rato debí haber terminado. Pongo carita de: El Gato con Botas. Mamá me dice que no trate de chantajearla y que termine rápido.
Mamá empieza a sacar los utensilios para preparar la mesa, todavía no han llegado los invitados así que me dará tiempo terminar la ensalada. Mamá de la nada me pregunta, que cómo anda mi corazoncito, que si tengo novio. Por obvias razones todavía no le he hablado a mamá de Max, me reprocharía mi conducta y se decepcionará de mí, ella cree en la fidelidad y en el matrimonio.
Mamá en las dos ocasiones que me comprometí, se puso feliz y luego cuando no llegué al altar se puso muy triste. No quiero que eso vuelva ocurrir, espero que la tercera sea la vencida. Le miento a mamá y le digo que no tengo novio. Ella se alegra que no tenga novio y me sorprende bastante su actitud.
Mamá me dice que invitó al almuerzo a Sebastián, que al igual que yo vino de vacaciones y también está soltero. Esto sí que no me lo esperaba, no puedo creer que la desesperación de mamá por verme casada, la llevara a invitar a mi ex, con el que tuve a punto de casarme.
La cuestiono por lo que hizo y responde que no tiene nada de malo que lo haya invitado. Mamá siempre quiso mucho a Sebastián, para ella es el hombre perfecto, cosa que difiero de ella.
Tocan el timbre y mamá sale despavorida a abrir la puerta. Yo por estar conversando no he terminado la ensalada todavía.
Alcanzo a escuchar que es Sebastián. Me pongo algo incómoda, no quiero verlo ¿Por qué a mamá se le ocurrió invitarlo? Desde la sala mamá me llama para que valla. Hago como que no escuché para no salir y mamá entra a la cocina. Me dice que Sebastián me está esperando en la sala para saludarme, le digo que tengo que terminar la ensalada y ella me dice que no me preocupe, que ella la termina.
Sebastián está igual de atractivo que siempre: con su cabello castaño liso, pero ahora lo tiene un poco más largo, sus labios rosados, sus ojos castaños, sus cejas pobladas, sus característicos ojuelos cuando sonríe y su marcado abdomen.
Se alegra al verme y me da un saludo efusivo, en cambio yo, lo saludo un poco distante. Definidamente mamá no tenía que invitarlo. El pasado no se debe traer al presente bajo ningún motivo, sea lo que sea que esté pasando por la cabeza de mamá no va a suceder.
–Me da gusto ver tu alegría al verme después de tanto tiempo– dijo con sarcasmo.
–Es que no esperaba verte, me ha tomado por sorpresa –
–Entiendo. Veo que el paso del tiempo te ha favorecido, estas hermosa Adela– dijo, mirándome desde los pies hasta la cabeza con cara de idiota.
–Gracias. Mmm... ¿y cómo te va? –pregunté, solo para no verme grosera.
–Muy bien, en unos meses me gradúo de la universidad, pronto seré el Ingeniero Sebastián Pérez Hernández. Desde hace un año puse mi propia empresa de marketing y publicidad, no me puedo quejar de mi vida. ¿Y qué tal tú? supongo ya terminaste tú carrera periodismo–
Ahí va la pregunta más temida por mí. Tal parece que todo el mundo lo sabe y por eso la hacen, para fastidiarme. Sebastián sigue tan presumido como la última vez que nos vimos. No me gustaba eso de él, como tampoco lo obsesionado que estaba con su cuerpo.
–Este no, he decidido tomarme un descanso, pero luego retomaré la carrera–mentí
–Un descanso, entiendo, yo también tomé uno para abrir mi empresa y ya luego retomé mi carrera ¿Y dónde trabajas? –
–En una agencia inmobiliaria–dije con pesar
–Oh que bien, eres una agente inmobiliaria, pues tú serás la encargada de buscar la casa de mis sueños, quiero comprarla lo antes posible–
Esto no puede ser más humillante para mí ¿qué hago? ¿Le sigo la corriente y me hago pasar por una agente? Pero y si luego mamá comenta que soy recepcionista. Tendré que hablar con ella para que me guarde el secreto.
–Oh si, encantada, pero por ahora estoy de vacaciones y en verdad no sé cuando regrese a los Estados Unidos. Quiero pasar mucho tiempo con mamá y abuela. No te podré ayudar –
–Creo que puedo esperar un poco más para mi casa...–