Adela.

Veinticuatro: Acabada.

 

Salí de mi cuarto mirando desde mi puerta a cada rincón se la casa tratando de ver si Darien estaba por ahí.

Afortunadamente no estaba, así que fui al baño para arreglarme y al salir volví a hacer lo mismo, luego me fui a la cocina para buscar algo que comer rápidamente y huir con éxito al trabajo.

Estaba rebuscando en el refrigerador algo decente hasta que oí como alguien tomaba asiento en la barra.

Maldije para mis adentros y volteé lentamente. Ahí estaba Darien tallándose ambos ojos con los nudillos. Creo que no se acuerda de nada de anoche y eso es un gran alivio para mí.

Después de que me preguntara lo de anoche solo le dije que lo hablaríamos por la mañana y se fuera a dormir, él insistió en que me quedara con él así que esperé a que se quedara dormido y me fui a la comodidad de mi cama. Había tenido tanto miedo de que recordara algo que quería evitarlo, pero sé que fue estúpido porque él olvida todo cuando bebe alcohol.

Así que desde ahora pretendí que no había pasado nada mientras él parecía tener resaca.

—Perdona si te incomodé ayer—dijo fijando su atención en mí.

—No hay problema, tú me has visto peor más veces.

—Sí pero tú no me atosigas con querer que me quede en tu cuarto.

¿Se acuerda de eso? Si es así, este es mi fin.

—Sacrificios que uno hace por los amigos—fingí estar calmada.

—Gracias.

— ¿Solo recuerdas eso?

—También regresaron a mí unos flashes de la vez que nos emborrachamos en el apartamento—desvió la mirada.

Ay no, eso se debía de quedar en el olvido por siempre.

—Ah, qué bueno... me tengo que ir al trabajo.

Intenté huir pero no sé en qué momento se levantó y llegó hasta mí tomándome del brazo.

—Solo dime si es cierto.

— ¿Qué cosa?

—Lo que paso esa noche.

Mierda.

Es obvio que habla a mi confesión amorosa, si estuviéramos unos meses atrás estaría más preocupada porque tendría que confesarle todo de nuevo, pero ahora solo puedo decir que eso es algo del pasado.

Al menos que se refiera a que recuerda que nos acostamos, ahí sí estaría acabada.

— ¿A qué te refieres exactamente?

—A que tú y yo dormimos juntos.

Estoy acabada.

—Sí

—Ade, porque no me dijiste—dijo al fin soltándome.

—No lo vi necesario.

—Como de que no.

—Pues tú no lo recordabas así que no le tomé importancia.

— ¿Cómo no va a tener importancia?

—Mira, solo olvidémoslo. Tengo que ir a trabajar—me dirigí a la puerta y me siguió.

—No lo voy a olvidar y tenemos que hablar de esto.

—Pues será luego—salí de la casa y cerré la puerta. 

(...)

Estaba hablando con Claudia, la recepcionista, casualmente. Ya había terminado de trabajar y me había entretenido con ella escuchando los chismes que tenía para contarme.

Estaba muy entretenida con ella hasta que escuché una voz familiar decir mi nombre y luego sentí como alguien me abrazaba por los hombros.

—Parece que no te hemos visto en semanas—dijo Bruno todavía abrazándome.

—Tal vez porque han sido semanas, tonto—Ernesto contestó y yo reí, luego dirigió su vista hacia la recepcionista—. Hola, Clau.

Ella inmediatamente se puso nerviosa y le regresó el saludo, comenzaron a tener una conversación ignorándonos completamente.

—Creímos que te habías olvidado de nosotros—Adrián dijo.

—Nunca, ustedes son los que ya no se aparecen por la disquera.

—Ya no tenemos mucho que hacer por aquí. Pero... podemos pagártelo yendo por una cerveza—Bruno sonrió inocentemente.

— ¿Cuándo?

— ¿Qué tal ahora?—Adrián me abrazó por los hombros también.

—Claro, vamos.

Amo a estos chicos, me salvaron de volver a mi casa temprano, porque a decir verdad aún no quería ir y toparme con mi compañero de piso.

Ernesto se despidió de Claudia y salimos juntos, pero al llegar a la entrada reconocí a Darien parado afuera.

— ¿Me esperan? Tengo que hablar con alguien—le dije a los chicos y ellos asintieron.

Me acerqué a Darien, estaba mirando distraídamente su celular.

— ¿Qué haces aquí?

—Cancelaron mis clases y pensé en venir por ti—volteó a verme—. Ya sabes, tenemos una plática pendiente.

—Bueno sí, pero pudimos aplazarlo a la tarde, cuando llegara a casa de preferencia

—No tenía mucho que hacer y esperar se me hacía aburrido—se encogió de hombros.



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En el texto hay: humor, comediaromantica,

Editado: 24.01.2024

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