Adela.

Cuarenta y uno: Recuperar.

—Dime que esta es la última caja—dijo Darien entrando a mi habitación, la cual ahora es también de Brenda.

—Ni que hubieran sido tantas.

—Subirlas es el problema.

Brenda no tenía muchas cosas en su habitación, de hecho solo fueron máximo cuatro cajas y la mayoría de cosas eran libros de su escuela.

Ya habíamos traído todo ya que la graduación de mi hermana sería el próximo fin de semana, por lo que las residencias empezaban a vaciarse. Ahora el detalle era hacer que sus cosas tuvieran espacio en mi habitación.

—Creo que venderé todo esto—dije apuntando a mis caballetes y cuadros incompletos.

—No—Darien me contestó.

— ¿Por qué quieres hacer semejante tontería?—dijo Brenda mientras guardaba su ropa, últimamente su humor no era el más amable.

—Estorban demasiado y no voy a poder ocuparlos en un largo tiempo.

—No vas a desbaratar lo que más te gusta, Ade—Darien comenzó a recoger mis cuadros y los llevó a su habitación así que lo seguí, cuando entré los estaba guardando en su armario.

—Se quedarán aquí para que los puedas seguir utilizando.

—Pero...

—Nada de peros.

No me iba a ser muy útil discutir con él, aun así hará lo que quiere.

—Gracias, Darien.

—No hay de qué, me gusta verte en casa—me sonrió.

—A mí también me gusta volver.

 

(...)

 

Estaba agotada, anoche me la pasé haciendo unos dibujos en la sala y ahora de verdad no quería ir a trabajar, pero tengo que hacerlo, cada día me pesa más ir a la empresa y me da miedo que nunca termine de gustarme.

Lo único bueno de ayer fue la noche, cuando empecé a dibujar, era lo único que podía hacer porque mis materiales de pintura al óleo estaban en el fondo del closet de Darien y no tenía material para sacar fotografías. No quería despedirme de mi arte y le agradezco a él por hacer que no vendieran mis cosas.

Salí de mi habitación y Brenda y Darien estaban desayunando tranquilamente, solo se ignoraban pero ese es un gran avance en su relación. De las tres semanas que llevamos viviendo juntos puedo decir que ha habido un gran desarrollo.

De hecho desde la fiesta de graduación de mi hermana pueden hablarse un poco más ya que ella lo invitó y él la felicitó, fue la conversación más larga sin insultarse que han tenido.

—Nunca te había visto tan formal—Darien se burló un poco de mí.

Es un requisito que la ropa que llevan los empleados a la empresa sea formal, por eso llevaba camisa y una falda en forma de tubo casi todos los días, lo odiaba con el alma pero tampoco me veía tan mal. También me recogía el cabello porque este tipo de ropa me daba calor, así que el cabello suelto sería otro desastre, hoy solo me arreglé un poco más para una junta importante.

—Lo odio.

—Encontrarás algo mejor—me sonrió y se levantó a lavar su plato.

Si tan solo estuviera buscando algo mejor en lugar de haberme resignado...

— ¿En dónde te veo para ir al ultrasonido?—le pregunté a Brenda.

Cada mes está agendada su cita con el ginecólogo, hoy sería la quinta y me emociona ir con ella.

—Sobre eso...

— ¿Qué?

—Lucas me preguntó si podía ir y le dije que sí.

— ¿Y yo qué?

Así me paga la muy maldita. Está bien, me altere, pero es que de verdad me gusta ver a mi sobrino.

—Sabes que solo dos personas pueden pasar al ultrasonido...

— ¿Me vas a abandonar por irte con él?

—Es el papá de mi hijo.

Estoy exagerando, pero mi vida necesitaba un poco de drama porque todo es muy monótono últimamente. Resulta que los chismes de los despachos contables también son muy aburridos.

— ¿Y? Yo soy la tía. La tía que lo o la consentirá.

—Podrás ir al próximo ultrasonido.

—Pero...

—Será el de la revelación de sexo.

—Está bien, pero si me vuelves a cambiar, no te lo perdonaré—tomé mis cosas para salir.

No sé qué se traen ellos dos. No están juntos pero en las semanas que llevamos viviendo aquí, Lucas ha venido varias veces a cenar y han salido juntos y todo. Brenda dice que son amigos pero la he visto mejor en un par de semanas con él que en no sé cuántos años de relación con León.

No sé si sea el embarazo pero se ve mejor y más feliz que nunca.

—No te preocupes—se levantó de la mesa para ir a despedirse de mí—. Llegaré tarde de la cita así que creo que ya no te veré

—Te diría que usen protección, pero ya no sirve de mucho.

Me miró mal y mejor salí. Darien y yo vamos juntos, su escuela le queda de paso al trabajo así que siempre va a dejarme ya que empezamos a usar su auto, con mi nuevo sueldo podemos gastar finalmente en gasolina.



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En el texto hay: humor, comediaromantica,

Editado: 24.01.2024

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