Capítulo 16
-Christofer-
—Mentiría si te dijese que no te estaba esperando, últimamente le tome gusto a decir la verdad…sobre todo si estoy con alguien tan “particular” como tú—profirió Charles sentado en su habitual lugar, pero esta vez de madrugada. Estiró sus piernas para tomar una bolsa de papel, de ella quitó una botella de whisky.
—A medida que avanzaba debatía si romperte la cara a golpes iba a ser la solución más viable por haberme tendido una trampa… —dije odiándolo
—te lo había advertido…no me hiciste caso, además, en parte te entiendo, a veces creemos que todo lo podemos controlar, pero, a fin de cuentas, tan solo somos víctimas, yo de ti, tú de mí, y el mundo entero de nosotros dos, creo que la hemos liado. —destapó la botella.
—Si tan solo el resto de la gente supiese que eres un asqueroso hijo de perra tendrías los días contados…
—Déjale eso al destino de los idiotas que confían en mí, cuando lo descubren ya es demasiado tarde ¡adoro ver sus rostros espantados!, es algo sinceramente: ¡fantástico! —se jactó satisfecho.
—No puedo quitarme su doloroso llanto de mi cabeza…—admití derrotado observando al jodido de Charles sonreír bajo ese par de ojos grises.
—¿Para qué crees que está el whisky aquí? —inquirió curvando su boca, de un solo movimiento, estiró su brazo con la botella hacia mí.
Abatido, de un tirón tomé la botella sentándome a su lado.
Comencé a beber.
Mi maldición me había estado torturando con Nina desde la última vez que la había visto, una secuencia tras otra revelándome el dolor que yo le estaba causando, haciéndome sentir el ser humano más miserable sobre la faz de la tierra.
—Porqué me ama de esa forma tan única…me siento enfermo, no me cabe en mi insignificante existencia cómo ella puede pulverizarme solo con sus lágrimas y todo lo que me hace sentir cuando mi maldición me muestra su rostro sollozando por mí—murmuré bebiendo aún más, el líquido se escurría entre mis comisuras, pasaba por mi garganta produciéndome dolor, ese, que soportaba junto con mi pecho meciéndose para contener mis lágrimas.
—esa dicha es tu condena, debíste acabar con ella desde un principio, pero, a la vista está que solo has logrado hallar su tan ansiado punto débil, al fin Nina te dejó ver lo que tanto deseabas encontrar en ella. Y te ha partido al medio.
Deslicé mi mano sobre mi boca limpiándola.
—habría dado lo que fuera por no ser eso que la destruye…—murmuré recordando las visiones de su rostro sollozando en su cama.
—¿Vas a lograr hacer lo que tanto anhela Bastián?
—sí—respondí sin rodeos.
Charles se volteó en mi dirección observándome con extrañeza
—para acabar con ella, debes acabarte a ti mismo…
Apreté mi mandíbula, mis dedos se ajustaron a la botella, mi respiración solo catapultó mi angustia, entonces volví a beber mientras mis lágrimas caían en silencio, mi boca tragaba una y otra vez el amargo sabor de aquella verdad.
-Nina-
Llegó el momento de fotografiar a todo el personal del hospital, pues, se había invertido grandes sumas de dinero en plataformas digitales, publicidad y fotografías para hacer del hospital uno de los mejores del país. Para ello también se había organizado una fiesta a beneficio para mostrar en todo lo que el hospital estaba trabajando y cómo a través de un proceso muy extenso se logró que tenga la tecnología necesaria para hacer del hospital uno de los mejores en vanguardia tecnológica.
Estuve toda la mañana indirectamente escapándome de Christofer, yo era solo una enfermera, mi rostro no necesitaba ser visible dentro de esa plataforma virtual. Pero Christofer había acordado con el director que para él era importante que todo el personal apareciese, que su trabajo se basaba en buscar eso que nos hacía distintos, y según sus palabras (esas que convencieron al director) desde el personal de administración, los encargados de distintas áreas, los enfermeros, éramos los primeros en hacer del hospital un gran lugar. En otras palabras, el fin era humanizar una zona que para todo el mundo era un lugar poco amigable.
—Faltas tú…—oí su penetrante voz tras mi espalda, me encontraba en los jardines del hospital empujando la silla de ruedas de una anciana.
—En estos momentos no puedo, y dudo que alguien note que un enfermero falta en la plataforma. —Respondí apenas observándolo para seguir con mi tarea.
—A mí me importa…—respondió, fue entonces cuando me voltee hacia él, ¿por qué todo lo que decía lograba atraparme sin la más mínima resistencia de mi parte?, los pocos segundos que mis ojos lo observaron detectaron en su rostro unas ojeras que empeñaban la belleza del color de su mirada. Su rostro estaba colmado de una tristeza abrumadora.
—¿Porqué? Nadie va a notar mi ausencia—insistí.
—a mí me importa—repitió y mi corazón vibraba molestándome con su reacción habría deseado atraparlo entre mis manos para que no haga eso, no con él—porque…es mi trabajo—aclaró inmutable.
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Editado: 28.10.2022