Después de pasar una semana completa en el hospital por fin dan de alta a Karen, Dean ha estado al pendiente de su salud, pero Jackson esta con ella en el hospital, Karen no tiene familia, así que a Jackson se ha ofrecido para estar con ella, Jackson es un buen chico, tiene una familia amorosa que le han enseñado ser el caballero que es, tiene tres hermanas Jana, Gina y Ana ellas son su adoración y por ser el hermano mayor es el sobreprotector, esa es una de las razones que lo motivaba pasar horas en el hospital cuidando a Karen, no se podía imaginar el dolor tan grande de no tener una familia o amigos que den todo por ti no solo en las buenas si no también en las malas, Karen tenía amigas pero por desgracia todas vivían al día y faltar a su trabajo para ir al hospital a cuidarla era muy difícil y eso Karen lo entendía, para ella también era difícil cuidar a su mejor amiga cuando pasaba días en el hospital, Mara pasaba horas sola ya que Karen también tenía que cuidar al Sean y él estaba más pequeño pero todo lo hacía con amor nunca se quejó, solo del cansancio que muchas noches sentía.
Karen no sabía todas las trabas que ahora servicios sociales le estaban poniendo a Dean para adoptar a Sean; el abogado le estaba ayudando mucho, y varias veces evitó que se llevaran a Sean a una casa hogar. Pero al parecer también consiguió que por fin Sean fuera adoptado. Una prueba de ADN confirmó su parentesco; por suerte el proceso será lo más rápido posible, pero servicios sociales estaría supervisando que Sean esté en buenas condiciones con su tío.
Jackson ayuda a subir al auto a Karen; Dean le pidió el favor, tenía una reunión muy importante, él nunca dejaba de trabajar. Fernanda y Carmen fueron su salvación en estos días, aunque sabía que en cuanto firmara los papeles de adopción tendría que al menos pasar un poco más de tiempo en casa con Karen. Ahí sería más fácil porque tenían un trato: ella cuidaría a Sean y él sería su proveedor.
—¿Estás bien? —Jackson se preocupa.
—Lo estoy solo, estoy cansada, pero anoche no pude dormir; ya quiero ver a Sean.
—En estos momentos está con la esposa de Fabian; Dean tenía una reunión importante.
—Ya podré cuidar a Sean. ¿Podemos pasar por él?
—Es mejor que descanses; aún estás muy débil. Recuerda lo que te dijo el doctor: debes alimentarte bien y tomarte el tratamiento a tus horas. Dean pasará por él; no creo que tarde mucho.
A pesar de que no está muy convencida, asiente. Ya está fuera del hospital y eso es lo más importante; puede esperar unas horas para ver a su niño.
Dean está en la reunión muy distraído, y eso es algo que hace una semana atrás no pasaba. Siempre está atento a todo lo que se refiere a su trabajo, pero mientras sus clientes hablaban, él no dejaba de pensar en Sean. Sabía que Carmen lo cuidaba, pero bastó una semana para que Sean desarmara el corazón de hierro de su tío. Él pensaba que sería difícil acostumbrarse a su nueva vida, pero Sean lo hace tan fácil; hasta para dormir solo necesita a Dean a su lado. Sigue llamando a su mamá, pero él lograba distraerlo y Fernanda se quedaba a dormir con ellos para cualquier cosa. Ella tampoco era experta en niños, pero ya había cuidado al bebé de su vecina, así que sabía un poco más que Dean.
—¿Qué le parece mi propuesta? —le preguntan a Dean.
—¿Cómo?
—¿Está escuchándonos, señor Schuller?
—A mi ver está perfecto lo que propone, señor Lagos, debemos estudiar el mercado y ver las estadísticas. ¿Les parece si nos da una semana? Yo me encargaré personalmente. —Jeremy, amigo y trabajador de Dean, lo rescata.
—Nos parece bien, entonces en una semana nos veremos, pero estaremos en contacto.
La reunión se terminó, pero Dean siguió en su silla pensativo; sabía bien que no había estado al cien con sus clientes y eso le molestaba.
—¿Qué te pasa, Dean? Has estado distraído y no solo hoy. ¿Es por lo de tu sobrino?
—No es fácil asimilarlo. Tenía una vida perfecta y ahora tengo una responsabilidad grande. Debo confesarte que Sean es un niño tranquilo, inquieto en ocasiones, pero es obediente, pero no sé si quiero esta vida.
—Sé que no es fácil de repente tener un sobrino; cuidar a un niño no es fácil y lo sé, no sé cómo mi hermano lo hace. Sabes que desde que falleció su esposa lo ha hecho solo, y yo estoy muy orgulloso de él. Tuvo la opción de dejarlos con la familia de Erin, pero no lo hizo. Muchas veces no hay más que agarrar al toro por los cuernos. —¿Has hablado con tu psiquiatra?
—No he tenido tiempo —se sincera.
—Debes hacerlo, amigo, estos cambios pueden afectarte y sabes que no es bueno.
—Estoy bien, el próximo mes tengo la terapia; sabes que no dejo de asistir.
—Lo sé, pero deberías adelantarla. No te veo bien, estás confuso y entiendo por qué, pero es mejor que lo hables con él.
Dean tenía miedo de que su salud mental le afectara. Lleva años lidiando con la depresión y la ansiedad; solo tres personas lo saben: Jeremy, Jackson y Carlos, su guardaespaldas. Nunca le ha gustado hablar sobre sus problemas y muchas veces las personas lo catalogan como una persona fría y sin sentimientos y él se siente bien con eso; lo prefiere antes que las personas lo conozcan y tener que lidiar con ellos.
—Lo haré —dice al fin.
—Te conozco, Dean, no lo harás, pero lo haré por ti.
Jeremy saca su celular, busca entre sus contactos el número del psiquiatra de su amigo.
—Doctor Henry, buenas tardes.
—Si está todo bien por el momento, lo he llamado para hacer una cita para Dean; sé que la tiene para el próximo mes, pero creo que necesita hablar con usted.
—Mañana a las ocho de la mañana me parece bien. —Jeremy hace la cita sin consultarle a Dean, que lo está escuchando, pero no dice nada; sabe que su amigo lo hace por su bien. Jackson y Jeremy están para él incondicionalmente.