Adopcion De Amor

CAPITULO 10

Para Dean era muy difícil no pensar en su padre y su madre; él era muy pequeño cuando él se fue; nunca volvió para verlo ni unos minutos, y eso se lo podía perdonar, pero dejar a su madre en un momento crítico de su salud, no se podría imaginar si su madre no hubiera sobrevivido a esa enfermedad; no sabría qué habría hecho él solo. Su abuela era una mujer extraordinaria, pero su madre lo fue todo en su vida.

—¿Y si soy como él? —esa pregunta le taladra la cabeza todos los días cuando ve a Sean. No quiere fallarle, pero no sabe si es capaz de dejar la vida que llevaba antes para ser padre. Eso no estaba en sus planes, por eso no quería tener novia, no quería compromisos y cuando estaba íntimamente con mujeres era muy cuidadoso. No quería embarazar a nadie.

—No lo eres, Dean, debes confiar en ti, ya lo hemos hablado; tu padre fue un mal hombre contigo y con tu madre, pero tú no eres como él, debes dejar de pensarlo.

El doctor Henry se levanta de su silla; Dean lo mira y lo ve dirigirse a la puerta.

—Acompáñame, daremos un paseo, el día es perfecto hoy.

—Tengo una reunión a las nueve. —Dean no se mueve de su lugar.

—El trabajo puede esperar; tienes a dos de tus mejores amigos en tu empresa; ellos pueden solucionarlo.

Se levanta molesto; odia que lo contradigan, pero sabe que con el doctor Henry no puede hacer mucho. Ese hombre conoce todo de él, hasta sus debilidades.

Ambos caminan afuera; en frente de la clínica hay un parque; hay personas haciendo ejercicio y otros paseando a sus mascotas.

—¿Ves a todas estas personas?

—Si

—¿Crees que ese señor no tiene problemas en su vida?

Dean mira al señor que su doctor le señala; es un hombre ya entrado en años, canoso; la camiseta está empapada de sudor; le está sonriendo a todos los que pasan a su lado.

—No lo sé; no lo conozco.

—Tú tampoco sabes si serás un buen padre, así como tampoco sabes si serás un buen esposo, mira al señor que va feliz saludando; tal vez no sepamos si su vida es un caos, pero eso no le impide mostrar su sonrisa a las personas a su alrededor.

Dean mira al señor; se aleja del parque, pero sigue saludando a las personas.

—¿Y si no puedo, si solo le hago daño?

—No lo harás, Dean, no eres ese tipo de hombre, yo confío en ti, debemos trabajar de nuevo, te pondré tus citas una vez por semana, pero sabes que estoy para ti siempre a la hora que sea.

—No quiero volver al medicamento —es algo que Dean odiaba, tomar esos medicamentos, pero el doctor lo había convencido; lo necesitaba para estar bien, y lo estuvo, pero ahora no quería volver a tomarla.

—No lo haremos, pero necesito que te comprometas.

Dean no contesta, pero asiente.

—¿Tienes fotos del niño?

Deán rápidamente saca su celular. Le ha tomado muchas fotos a Sean; era muy divertido tomarle fotos cuando el niño hacía alguna gracia o travesura. Le enseña las primeras fotos de la galería y Sean está sonriendo mientras juega con sus juguetes. La siguiente es una foto que tomó Dean cuando estaba durmiendo. Se le hizo muy linda porque estaba sonriendo.

—Tienes tu lunar. —El doctor Henry le señala la foto donde está con Dean.

Dean toma su celular; es verdad, no se había dado cuenta, pero Sean tiene el mismo lunar en la frente. ¿Por qué no lo había notado?

—Te veo feliz en esta foto, te conozco y sé que estabas feliz.

Dean recuerda que ese día, el abogado le llamó para decirle que el proceso de adopción estaba en proceso. Sean estaba en el pasto jugando, y Dean lo abrazó y tomó la foto.

—Lo estaba —se sincera.

—Date la oportunidad, te lo mereces, él se lo merece, por algo está en tu vida, las cosas no pasan porque sí.



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En el texto hay: parejas, adopcion, amor

Editado: 20.11.2024

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