Adopcion De Amor

CAPITULO 15

Karen no puede dormir. No deja de ver el reloj; ya pasan de la una de la madrugada; Dean no ha llegado. Le aseguró que volvería, pero ya empezaba a dudar que lo hiciera. Se le venía a la mente que se estarían divirtiendo en su departamento, como lo habría dicho su amiga antes de irse.

Sean estaba dormido y Karen, aburrida y sin sueño, decidió bajar a la cocina. A la mejor puede hacer un pastel para Dean y Sean. En el restaurante le estaban enseñando algunas cosas. Entre ellas aprendió a hacer pasteles. Solo espera encontrar todos los ingredientes. Sale de la habitación sin darse cuenta que lleva un pijama transparente. La hermana de Jackson le compró mucha ropa que ella jamás se pondría, pero ese pijama le encantó y dormía muy cómoda, aunque juro que jamás saldría de la habitación con ella puesta.

Para su buena suerte encontró todos los ingredientes, así que sin perder el tiempo prepara la mezcla y precalienta el horno. De relleno piensa usar una mermelada que ya está preparada en el refrigerador; la había probado por la mañana y estaba deliciosa.

Karen se movía de un lado a otro sin darse cuenta de que estaba siendo observada desde hace rato. Dean llegó a casa en total silencio. Estaba un poco o muy tomado en realidad; no sabía qué le había pasado; no solía beber tanto; a lo mejor fue porque Pamela le ofrecía tragos tras trago; algunas veces lo hacía.

—¿Haciendo pastel a esta hora? —la voz de Dean asusta a Karen; la hace pegar un grito.

—No quería asustarte. —Dean se ríe del susto de Karen. Se le hizo tierna la forma en que gritó.

—Hola… pensé que no vendrías. —Karen se da cuenta de cómo viene, la camisa mal abrochada y el labial en la cara y en la camisa. A Karen le incomodaba un poco verlo de esa manera y eso le molestaba más. No tenía por qué ponerse incómoda. Dean es un hombre soltero; puede estar con cualquier mujer y más si esa mujer es como Pamela, que es una mujer muy hermosa y es de su misma clase social.

—Siempre vengo a casa, Karen, no me gusta dormir en otra cama.

No le gusta dormir en otra cama, pero al parecer sí le gusta acostarse en otras camas, pensó Karen.

—¿Qué has dicho? —le pregunta Dean.

—Nada, no he dicho nada —se ponía roja de la vergüenza, su lengua la traicionó y lo que había pensado lo dijo en voz alta.

Karen no era consciente que su pijama se transparentaba dejando ver sus pequeños pechos.

—Ya casi termino, apagaré todo para no molestarte, debes venir cansado.

—No estoy cansado —Dean se da cuenta de lo transparente que es su pijama. Sabía que una de las hermanas de Jackson le hizo el favor de comprarle ropa; estaba completamente seguro de que Karen no se pondría ese tipo de prenda.

—Lo siento, oh por dios, lo siento mucho, que vergüenza.

Karen intenta irse, pero las manos de Dean se los impiden.

—No tienes por qué avergonzarte, eres muy hermosa y ese pijama te queda muy bien.

Karen no podía estar más avergonzada; la cercanía de Dean la inquietaba. Un par de horas había reflexionado sobre eso. Dean era un hombre muy atractivo y esta semana de convivencia se dio cuenta de su sentir hacia el cambio, pero también se recordó que él jamás se podría fijar en una mujer como ella teniendo a tantas mujeres como Pamela a su disposición. A Dean le pasaba lo mismo. Llegó a su departamento con Pamela; entraron. Ella no tardó en querer desvestir a Dean como siempre lo había hecho; él se dejó y participó, pero ahora no estaba concentrado en las caderas de Pamela, sino que en su mente estaba cierta chica que dejó en su casa. No dejaba de ver su cara y entonces lo supo. Supo que tan solo en pocas semanas la deseaba. No sabía cómo había ocurrido, pero pasó.

—Debo irme a cambiar, suélteme señor, por favor.

—Me llamo Dean, no me llames señor más.

—Es mi jefe; debo respetarlo.

—No soy tu jefe, hicimos un trato.

—Me has dicho que vas a pagarme, eso significa que es un trabajo.

—¿Para ti es un trabajo cuidar a Sean?

—No, por supuesto que no, Sean es lo más importante que tengo en la vida, lo mejor de mi amiga.

—¿Entonces no es un trabajo?

—Sí, no, no es un trabajo para mí.

Dean estaba más cerca, o eso sentía Karen. El aroma a alcohol y perfume sabía que había estado con Pamela.

—El pan casi está listo —intenta que Dean la suelte, pero al parecer él no tiene ganas de hacerlo.

—No me gusta dormir en otro lugar; la última vez que lo hice mi madre murió. —Dean se asombró a sí mismo al contar una verdad que solo su psiquiatra sabía; nunca se lo había dicho a nadie; siempre que alguien lo cuestionaba decía que lo hacía porque le gusta la comodidad de su hogar y su cama, pero la realidad es que mientras él dormía con una desconocida su madre murió sola.



#954 en Novela romántica
#385 en Chick lit

En el texto hay: parejas, adopcion, amor

Editado: 20.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.