Hoy es el ultimo día que veo a los pequeños demonios a los que les doy clase, no me malentiendan los quiero mucho, en ocasiones suelen ser un amor de niños y me alegran el día entero, pero la mayoría de las veces traen demasiada energía y me es muy difícil controlarlos. La única razón por la que aun no he dejado este trabajo es porque logre encariñarme con los niños y es divertido ser maestra, dar clases es como un hobbie para mi, que me genera un poco de dinero extra.
Yo estudié una ingeniería en computación, termine la Universidad hace como tres años más o menos, y al salir tuve la fortuna de encontrar un empleo rápido, donde la paga era buena, con el paso del tiempo empecé a subir de rango hasta llegar a ser la jefa del área de proyectos, lo que me dio la oportunidad de poder trabajar desde mi casa (siempre fue un anhelo que tuve) con la única condición de que por lo menos tenía que estar tres días a la semana en la oficina.
Siempre trato de que no haya un orden a la hora de presentarme en la oficina ya que así todos trabajan y no pierden el tiempo, ya que a mi cargo tengo cinco equipos cada uno con proyectos diferentes por lo que tengo que asegurarme que todo se realice en tiempo y forma.
Seguramente se estarán preguntando ¿Cómo fue que terminaste dando clases, si tienes un buen trabajo y ganas bien?
Bueno pues un día me encontré a mi antigua profesora de religión, por si no lo había mencionado yo estuve en un colegio católico hasta los 15 años, y la verdad no esperaba que después de tantos años alguien me recordara, y menos una de mis maestras, pero fue lindo porque no le caía bien a casi nadie, nunca supe porque, pero eso ocasionó que todo el tiempo estuviera sola... no quiero recordar esa parte de mi estancia en la escuela, la verdad no fue linda y aunque a veces diga que ya lo supere, creo que no es cierto porque imagino ciertas situaciones en las que me reúno con todos mis compañeros solo para burlarme de ellos y restregarles en su cara que me convertí en la persona que jamás pensaron que sería, tal vez mucho crean que no es bueno, la venganza es una gran motivación.
Pero bueno volviendo al punto, mi ex profesora me invito a tomar un café y estuvimos platicando, salió el tema de que había estudiado computación y en seguida me ofreció un puesto como profesora de dicha materia, esto me sorprendió bastante al principio pensé en negarme, pero la idea de volver a la escuela que me vio crecer me sedujo y termine aceptando.
Ahora de vuelta en el presente, mi ultima clase termino rápido lo cual no es de sorprenderse actualmente los niños tienen un gran entendimiento de la tecnología, solo hay que encaminarlos a temas mas específicos para que en un futuro esos conocimientos les ayuden en su vida profesional.
Con el tiempo que me sobra puedo ir un rato a mi casa para descansar y dejar las cosas que no necesito ya que tengo que presentarme en la oficina, solo que no predije que la directora me detuviera para hablar conmigo.
— Hija, me podrías regalar unos minutos de tu tiempo — me detiene la voz de la madre Paty cuando estoy a unos metros de la puerta
— si madre — respondo con una sonrisa antes de acompañarla a su oficina
Me siento frente a su escritorio y por alguna extraña razón siento como si estuviera en problemas, llámenme loca, pero el estar dentro de esta oficina es muy extraño siempre me recorre una extraña sensación de paz y al mismo tiempo tengo una sensación de que alguien va a atacarme en cualquier momento.
— como sabrás nosotras tenemos a nuestro cargo un orfanato — inicia y su voz me trae de vuelta al presente — y cada cierto tiempo mandamos a uno de nuestros maestros una semana para que les enseñen un poco más de lo que les suelen enseñar las demás hermanas y la siguiente semana te toca a ti
— esta bien
— muy bien, ven el lunes como a las ocho de la mañana para darte todos los detalles
— De acuerdo madre, aquí estaré
— Esta bien hija ya te puedes retirar, Dios te bendiga
— muchas gracias madre, igualmente — me retiro alegrándome de que no me hubiera entretenido por mucho tiempo.
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Al llegar a la empresa saludo distraídamente a los compañeros con los que me encuentro, hoy es la entrega de dos de mis proyectos por lo que tengo que asegurarme de que todo este listo y hacer una lista de todo lo que tengo que revisar para que no haya retraso.
En el elevador me encuentro con Zafiel, el es jefe del área de implementación y también es mi amigo, entramos a la empresa al mismo tiempo y desde el primer momento nos llevamos muy bien.
— Dalia, querida, hasta que haces acto de presencia — me dice con una gran sonrisa en cuanto me ve.
— Zaf, yo hago acto de presencia cuando quiera
— igual de contestona que siempre
— es un placer querido, además sabes que lo amas
— no pienso negar o afirmar eso, pero bueno ¿ya tienes listos mis proyectos?
— a eso voy, pero estoy segura de que ya están. Sólo lo voy a confirmar
— Bueno más te vale, no quiero tener la espada en mi cuello
— me aseguraré de que tu bella cabeza no ruede, nos vemos luego — salgo del ascensor e ingreso a la sala de juntas para empezar a checar los proyectos.
Ya era algo tarde cuando por fin pude salir de la oficina, tomo más tiempo del que esperaba el revisar los proyectos, ya que salieron fallas de último minuto pero las pudimos arreglar y pasamos los proyectos a tiempo.
Ya estaba en mi carro a punto de irme cuando Zafiel toca el vidrio y lo bajo para poder hablar con el
— Zaf ¿Qué pasó?
— gracias por pasar a tiempo el proyecto
— no hay de que, sabes que ese es mi trabajo
— te invito un trago
— okey, ¿en donde?
— conozco un bar cerca, tal vez lo conozcas, se llama arcángel
— si he escuchado hablar de el, pero igual envíame la dirección
— muy bien linda, te veo ahí
Llegué al bar 20 minutos después, nunca antes había venido a este bar pero tiene una gran fama entre los empresarios, además de que en cuanto entras hay algo que hace que te sientas cómoda pero al mismo tiempo te transporta.
Localice a Zafiel en una mesa al fondo con dos hombres más y me acerqué