Adventuris Stellaris: Un universo loco

Capítulo 1: Un caos total

 

 

(Piscis)

01-01-2015

Cuando era una niña siempre me he preguntado si existían otros universos y otras dimensiones paralelas a la mía, bueno, en realidad desde que tengo once o doce años. Y si, veo que no estaba equivocada, en fin, aquí me encuentro, tirada sobre una extraña superficie sólida con color blanco. No poseo la capacidad de hacer movimientos.

Miro por mis alrededores, no encuentro nada más que la nada misma. Comienzo a asustarme un poco, nunca antes pasé algo así. Para asegurarme de que no es un extraño sueño, me miro; observo con detalles mi ser.

En estos momentos veo que poseo tez blanca, cabellos castaños como de esos italianos del norte.  Mi vestuario yace compuesto por un corto vestido rojo con mangas cortas. También noto tener dos largas medias de tonos rojizos y negros que cubren mis piernas. Abajo distingo un par de zapatillas negras que calzan mis pies. No puedo mis ojos ni mi rostro.

Volví a mirar el lugar, al no ver ningún cambio. Fuese entonces que una pregunta pasó por mi cabeza: « ¿acaso estaré sola?» 

Intento ser fuerte, me niego a llorar, yo ya quería dejar de seguir siendo esa niña triste y de baja autoestima. Deseaba cambiar mi actitud; ser una persona nueva.

De repente, un tintineo de campanas se oyó armonizando el ambiente. Quedo sorprendida de inmediato.

—Niña…—habla una extraña voz femenina—. Por favor no te asustes, sé que eres incapaz de verme, pero prometo que no pienso hacerte daño.

Sus palabras me producen sensaciones de calma, nunca antes escuché una voz tan melodiosa. Me aferro al dejar el miedo. Sé que en el fondo ella cumple.

— ¿Quién eres tú? Y ¿qué hago yo aquí? —pregunto sin perder la calma.

—Yo no puedo decirte mi nombre, pero si puedo contestarte lo otro. Estás en este lugar por un motivo; una misión especial que pronto conocerás una vez conozcas mejor tu nuevo hogar. Antes debes conocerlos a ellos —recalca la voz de forma sincera.

Pierdo el sentido la vista, comienzo a caer en lo que yo creo que es un vacío sin fondo. Percibo una extraña luz rodear mi cuerpo, protegiéndolo de todo daño. Al instante siento estar traspasando unas barreras sólidas. Empiezo a oír unos ruidos: voces de personas desconocidas que cada vez se hacen más y más fuertes.

¡Pum!

Caigo sobre un piso. Abro mis ojos y puedo ver ante mí, los cuerpos parados de once personas desconocidas que estaban dispersadas de sí.

— ¿Estás bien? —dice una de ellas o debería decir ellos. Se trata de un muchacho de corta estatura vestido con bata de científico, piel pálida, ojos y cabellos del mismo color: gris.

—No —contesto abrumada viendo que a mis alrededores constan de una extraña sala que incluso tenía algunos muebles viejos — ¿Quiénes son ustedes y por qué estamos todos juntos? —grito con enorme fuerza en medio de tanto ruido para hacerlos callar a todos.

No pasa ni un minuto, el silencio toma su lugar y yo, aprovechándolo me puse de pie.

—Cálmense por favor, ni que hubieran pasado por el infierno de Dante —se queja una de las presentes. Ella yacía vestida de monja. En su rostro pude divisar unas claras señales de autoritarismo. —Bien, estúpidos desconocidos, no quiero perder la paciencia con ustedes y mejor paso a preguntarles ¿recuerdan algo de sí mismos?

—Sí, sí —grita feliz un muchacho de cabello corto negro y ojos azules como el mar azul—. Hay una cosa que recuerdo y eso es mi hermoso signo zodiacal: Géminis. Entiendo que se oiga ridículo, pero en estos momentos es lo único presente en mi memoria.

—En la mía igual —alega otro muchacho, esta vez uno de cabellos rojos con ojos color avellana.

—Ya sé —habla una voz femenina—. Rápido, todos digan sus signos del zodiaco. Yo lo haré primero. Soy Capricornio y creo tener catorce años.

Es de esa manera que los demás comenzaron a presentarse, diciendo su signo del zodiaco más la edad que creían tener. Llega mi turno, estoy lista para esto.

—Mi nombre, quiero decir mi signo zodiacal es Piscis; y si no me equivoco tengo trece años. Es un gusto conocerlos.

—El placer es nuestro —intercede Capricornio mostrándose a la luz. Los once pudimos ver que ella era una muchacha de baja estatura, ojos y cabellos pardos—. Bien, ahora que nos presentamos, debemos de organizarnos en grupos. La manera clásica de organizar a los signos es por elementos: agua, aire, tierra y fuego. Sin embargo yo quiero hacerlo de otra manera poco vista. Formar grupos de acuerdo a las cualidades atribuidas a cada signo. Son las siguientes: cardinal, fijo y mutable ¿me entienden?

—Claro —contesta Virgo arreglándose el velo.

—Aries, Cáncer y Libra; ustedes vénganse conmigo. Tauro, Leo, Escorpio y Acuario hagan lo mismo. Por último; Géminis, Virgo,  Sagitario y Piscis, acérquense entre sí que tengo un plan.

Los otros tres de mi cualidad se acercaron, estaba al lado de Sagitario viendo sus vibrantes cabellos naranjas.



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En el texto hay: zodiaco, vida, constelaciones

Editado: 30.05.2018

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