Escorpio
(21-01-2015)
Estoy viendo a través del vidrio de la ventana. Si bien no me equivoco, desde hace más de media hora; la lluvia no paró de caer. El ruido que emite esta es demoledor, no sólo está lloviendo; también truena y relampaguea. Seguro que afuera las callas han de encontrarse como verdaderos riales. Por suerte, todos —excepto la religiosa Virgo— nos encontramos seguros en el interior de la casa. Algunas como Cáncer y Libra están asaltando las provisiones en la cocina; otros como Leo y yo decidimos quedarnos por la sala.
«Esto no deja de darme mala espina», pienso sintiendo la energía de alguien cuyo carácter me es fatal. En fin, sonara extraño, mas, desde que fui llevado a este universo, tengo la peculiar capacidad de ver como son las personas viéndoles directo a los ojos. Puedo sentir su energía, sus temores e incluso hacerles un análisis completo. Siendo sincero, pienso que este poder es genial, lo mejor de todo es que yo mismo lo descubrí; cuando, hace un par de semanas atrás vi por medio de las pupilas de Libra; ahí, ella me dio pistas de sí. Por ejemplo, yo noté que la chica de aire es audaz, extrovertida, coqueta, diplomática, cariñosa y violenta en caso se lo provoquen.
Hasta el día de hoy sigo sin contarle a nadie sobre mi habilidad, me juré que tampoco lo revelaría así nomás. Sería un completo tonto si lo hiciese.
—Oye Escorpio, ¿por qué andas tan callado?, ¿acaso eres introvertido? —me pregunta una voz masculina, por la resonancia que presenta, supuse que era Leo.
—Leo, la luz está débil, ¿verdad? —intento deshacerme de él. Necesito estar a solas.
—Pues…sí. Con esta tormenta tan fuerte, no me parece extraño.
—Es verdad.
—Un momento, sé lo que intentas hacer. Vamos bichito, me hallo aburrido y necesito alguien con quien hablar; bueno, alguien sabio y con una pizca de cordura, una cualidad ausente en varios de esta casa.
—Ahh —suspiro retirándome de mi sitio; luego me giro—. Tú ganas weon, iré contigo sólo porque eres pequeñito y me encantan las cosas pequeñas, askaskask.
— ¡Que no soy pequeño! —reniega Leo.
Los dos empezamos a caminar. Hago el intento de mirarle a sus ojos, soy incapaz de hacerlo, la escasa luz me lo impide. «En otra ocasión será, po»
Noto que mi compañero camina en dirección a la cocina, seguro el pobre gatito tiene bastante hambre. Espero que esas glotonas no se hayan acabado todo.
Llegamos, apenas entro y veo el panorama: una pelea de chicas.
— ¡Maldita alienada! —grita Cáncer.
— ¿Alienada sho? ¡Alienada vos que repetís como loro todo lo que lees en unos panfletos y en las páginas de pacotillas que miras! —se defiende Libra. Ambas están sobre el piso, a su lado hay unas cuantas envolturas de caramelos, y también comida chatarra. No me sorprende que las dos deban de tener unos kilos encima.
—Basta weonas, dejen de pelear —intento parar su pelea, para Leo pueda conseguir comida. Luego me retito hacia un rincón que está medio oscuro.
—Já, lo dice el machofausto que pelea con el pobre homosexual de Acuario todos los días —intercede Cáncer. Por como hablo soy capaz de sentir su resentimiento interno.
—Un momento, ¿el boludo de Acuario es trolazo, perdón homosexual? —Interroga una confundida Libra—. Que sho sepa él nunca mencionó nada sobre su sexualidad.
—Es…verdad, jamás confirmó si es cishetero opresor…y yo todo este tiempo estuve creyendo que es homosexual —confiesa una dudosa cangreja. Soy incapaz de no reírme, para mí Acuario es o podría ser un gay de closet.
—Ay, che, sha me siento confusa, ¿es Acuario gay o no?
—Quién sabe, quizás él es bisexual, pansexual…o asexual.
—De-dejen de hablar así del po-pobre Acua-Acuario. Puede que o-odie a la hu-huma-humanidad, pe-pero es un bu-buen chico —incide Leo hablando con la boca llena. Su voz me provoca risa. «Me quedaré unos minutos más, luego me marcharé en completo silencio», estimo, todo con tal de no estar en líos.
—Oye Leo, ¿sabías que comer con la boca llena es de mala educación? —reclama Cáncer al león. Él no contesta, se halla más concentrado llenándose la panza que escuchando reclamos.
¡¡¡Pum!!!
Suena de repente un relámpago, a continuación el clamor de un viento le complementa. La combinación de los ruidos produce miedo sobre los presentes, aquellos que proceden a colocar rostros poco afanados. En cuanto a mí, yo aprecio su temor, quisiera ayudarlos, mas no, ellos deben superarlo. Me retiro de la cocina saliendo con lentitud. En la sala veo que Aries y Capricornio se encuentran sentados; los dos hablan, me gustaría saber de qué. Mi comportamiento me lo impide, en definitiva no soy de esa clase de personas entrometidas. Prefiero que todos tengan su espacio personal.