Por supuesto, no pude evitar pasar por la venta por esa increíble alabarda dorada, no podía permitir que semejante belleza termine de adorno en la chimenea de un acaudalado enano.
"No sé en qué piensas Ael, pero no dejaré que tus errores me cuesten la cabeza".
Encontrarlo no sería difícil, solo tenía que seguir el rastro de destrucción y muerte que dejo de pasada, un camino de cadáveres de asesinos de élite me marcaban como una flecha a dónde debía dirigirme, luego de llegar a los cincuenta cadáveres destrozados me aburrí de contar, me resultaba frustrante enumerarlos ya que de algunos solo habían pedazos, seguí su rastro por tres días hasta que por fin pude dar con el, herido y atrapado en el piso a punto de ser degollado. Rápidamente active mí habilidad especial canalizando magia en mis piernas perrunas. No sé porque lo hice, pero algo en mí me decía que debía ayudarle. Luego de matar a los últimos asesinos de élite, me acerqué a él.
De la herida de su hombro emanaba una secreción verdosa, su sangre se estaba pudriendo, para ser un guerrero de tipo 'Tanque' (Unidad con alto nivel de defensa) es increíble que lograrán atravesar se armadura de esa manera.
Me encantaría decirle que conozco a una sanadora o a una vieja bruja de algún pantano lejano que puede curar esa herida, pero solo serían patrañas para consolarlo. Sabe mejor que nadie, que las dagas de los asesinos están imbuidas con un poderoso veneno mezclado con magia, solo basta con un rasguño para que la muerte sea irreversible.
Creí que no tendría tantos problemas con ellos, pero algunos estaban equipados con artilugios de alto nivel, parece que el rey está desempolvando equipamientos militares de la antigua guerra. No ahorró recursos para acabar con él.
No, esto no fue por Ael, esto es algo mucho más grande. ¿Por qué el consejo autorizaría el uso de armamentos militares de alto nivel?, ¿A qué le temen?.
(Mirando la herida en su hombro…)
"Ael, ¿Acaso hay algo que pueda hacer por ti?".
–Ya que lo preguntas, ¿recuerdas aquel artefacto élfico que encontramos en aquella mazmorra?.–
"¿Te refieres a ese que estaba custodiado por una gigantesca sanguijuela carnívora?".
–Otra vez con esa vieja historia de la sanguijuela carnívora, te he dicho miles de veces que me deje tragar a propósito, su piel era más dura que un diamante, la única forma de derrotarla era desde adentro.–
"Nunca me burlé por el hecho de que te haya tragado, solo me pregunto, ¿porque no saliste por el mismo agujero por dónde entraste?, esa escena jamás se borrara de mis retinas".
–No me lo recuerdes, no fue mi mejor año, fue difícil mantener el respeto después de eso.–
Presionó una de las gemas de su brazalete izquierdo, y con un destello en su mano apareció un cristal translúcido rodeado con un anillo de metal dorado con extraños símbolos grabados, el anillo flotaba sin tocar el cristal.
Tambaleándose caminó cerca de un árbol caído, el veneno hacía muy bien su trabajo, algunas venas verdosas se veían subiendo por su cuello. Con cuidado bajó al niño y lo acomodó sobre el tronco.
Él pequeño tenía pelo castaño, una piel blanca como la leche de oruga peluda. No llegué a distinguir sus ojos, el niño no paraba de llorar.
"Ael, aún no logro comprender que el destino del mundo dependa de este niño".
–No solo de él, las profecías también me mencionaron, pero no podía entender de qué manera participaría de su destino, hasta que logré traducir las inscripciones de este artilugio.–
"Entonces descubriste que es lo que hace esa cosa".
–Resulta que esta compleja tecnología mágica, de alguna manera puede absorber los conocimientos de una persona y transferirselos a otra. Los ancianos elfos cuando el momento de morir se acercaba, usaban está tecnología para transferir toda su sabiduría y poder a alguien más joven, así es como los grandes sabios obtenían grandiosos poderes, casi como dioses. Aún no logró entender cómo es posible que a duras penas lograron detener a los invasores. Incluso habían predicho con antelación su llegada. Quien sabe, tal vez el enemigo tenía dioses más poderosos.–
"Entonces ¿estás pensando hacer lo que creo?, ¿Vas a transferir tus conocimientos a este niño?.
–Así es, mí esencia estará en el interior de él para ayudarlo a despertar sus poderes y protegerlo del peso de su destino.–
"¿Y qué hay de mí?, ¿qué le diré al rey?".
–La verdad, que me encontraste y decapitaste. Bueno solo a mí cuerpo sin alma.–
"¿Y el niño?".
–Perdido o muerto, qué más da, con mí cabeza a los pies del rey, confiara en ti y creerá cualquier cosa que le digas.–
"Mientras lo meto a escondidas en algún refugio. Y como siempre termino haciendo de niñero".
–Maestro, fue todo un honor conocerlo, nos volvemos a ver muy pronto, ah y cuida bien de mí Rastreadora no la alimentes de más, asegúrate de dejarle mis cosas al niño, la espada y el escudo se adaptan al tamaño de su portador ¡Cuidate amigo!.–
Ael me deja un extenso escrito que ya tenía preparado, dónde me deja con todo detalle las instrucciones necesarias para transferir sus conocimientos al niño. Y la dirección de una familia de campo que se encargaría de él.