Capítulo 5 >>Diferente

Una estruendosa risa salió de aquel hombre - ¡Soy rico!

Gritos y alaridos se escucharon hasta fuera del establecimiento, donde muchos comerciantes escuchaban consternados, y otros que ya le habían puesto un ojo a Dión y Elían. 

Aquel hombre con una seña hizo que Dión y Elían lo siguieran, fueron a la parte trasera del lugar y ahí había una caja. 

Atrás de la tienda, había una bóveda, cuando el hombre la abrió en ella había costales de dracmas, que eran de oro puro. Lo que Dión y Elían no sabían es que aquel hombre no tenía suficiente dinero para comprar los diamantes en su totalidad. 

Ya que un diamante valía 107,074 monedas de dracmas de oro puro, y 100 billetes de 1000 dracmas. Y Dión y Elían tenían más de 100,000 diamantes en el cofre. 

Aquel hombre sacó todo lo que había en la bóveda, 50 fajos con puros billetes de 1000 (cada fajo tenía 70,000), 73 fajos de billetes de 500 (cada fajo tenía un valor de 58,000) y 34 fajos de billetes de 200 (con un valor de 32,000) . Como también tenía 34 costales de oro en dracmas con 100,000 monedas, 53 costales de plata con 200,500 dracmas en plata. 

Elían había propuesto menos de la mitad de los diamantes, ya que solo sacó 200 con un peso de 1,50 quilates. Con el valor total de 21.414.800 Dracmas. 

Y aquel comerciante aún con todo esto solo tenía 17.447.250 Dracmas. 

Con los 50 fajos de billetes 1000 de dracmas, (cada fajo eran 70.000 dracmas) alcanzaba sólo 3.500.000 dracmas. Los 73 fajos de billetes de 200 dracmas, (cada fajo de 58.000 dracmas) tenía 4.234.000 dracmas. Los 34 costales con 100.000 monedas de oro de dracmas, eran 3.400.000 dracmas. Las monedas de plata en dracma eran mitad de 1 moneda de oro en dracma (Ej. 2 monedas de plata en dracma = 1 moneda de oro en dracma) con los 53 costales de 200.500 monedas de plata en dracma eran 10.626.500 = 5.313.250 en monedas de oro en drama. 

  3.500.000
+4.234.000
  7.734.000
+3.400.000
12.134.000
+5.313.250
17.447.250

A lo que solo compro 160 diamantes. 

Era tanto dinero que el comerciante tuvo que darles 2 maletas llenas de fajos, la primera maleta tenía los 50 fajos de 3.500.000 dracmas. Y la otra maleta con 73 fajos de 4.234.000 dracmas. Las monedas de dracmas lo puso un bolsas más grandes y más elegantes, las bolsas era blanca con terminados dorados, ocuparon 5 costales de estos, donde separaron las monedas de oro con las de plata. 

Dión y Elían salieron con una maleta en mano cada uno y con las bolsas de dracmas amarradas en la cintura, aunque todavía no sabían qué hacer con tanto dinero, ni donde ponerlo, simplemente salieron pensando en cuál sería su siguiente paso.

Cuando salieron todos los comerciantes se les acercaron, ofreciendo sus productos sinvergüenzamente. 

Dión y Elían no supieron qué hacer, nunca estuvieron tan cerca de humanos antes, por lo que se quedaron parados en medio de los comerciantes quienes hablaban al mismo tiempo. 

Elían quién dio un paso al frente y mantuvo con una mirada amenazante observó a todos, callándose al mismo tiempo -¿Alguno sabe donde puedo  hospedarme?

Todos quedaron en silencio mirándose entre sí, debatiéndose si responder, ya que temían ofender a estos estos jóvenes nacidos en cuna de oro, porque todos sabían de un lugar, sí, pero era absolutamente muy anticuado y sucio para estos jóvenes de ricos. 

Del silencio, una doncella se acercó a ambos y con una sonrisa amable habló - Yo conozco el lugar ideal para estos nobles jóvenes. 

Diónsy Elían e miraron entre sí. 

Dión miró a la doncella y con una sonrisa encantadora le preguntó - ¿Tendría la amabilidad de llevarnos hacia ese lugar?

Aquella doncella se sonrojo y asintió algo apenada. 

-Claro, ustedes pueden seguirme, yo los guiaré hacia la dirección que ustedes jóvenes buscan. 

Pero Dión recordó algo muy importante por lo que carraspeo para que la doncella lo pusiera atención - Disculpe, ¿ellos pueden entrar verdad?

Dijo señalando a Zik y a Hal quienes estaban sentados atrás de ellos esperando a que sus amos comenzarán a moverse para seguirlos. 

La doncella sonrió asintiendo, ya que su intención era que esos jóvenes fueran al hostal, por lo tanto unos animales no serían un problema, y supuso que su jefe pensaría igual - ¡Por supuesto!

Aunque estaba seguro que molestaría a muchos de sus clientes, y algunos hasta se marcharán. Ellos eran los clientes más importantes para cualquier hospedaje o lugar que entrarán, por lo que siempre les tendrían más preferencias que los otro clientes. 

-Siganme jóvenes. 

Dión y Elían asintieron y comenzaron a seguir a aquella doncella, con Zik y Hal detrás de ellos. Caminaron hasta un gran hostal, totalmente blanco, se veía muy refinado y muy bien cuidado. 

Cuando Dion y Elían entraron, todos los comerciantes, jóvenes, doncellas, caballeros y damas los vieron entrar a ese lugar, con una mirada sorprendida y tanto padres como madres ya estaban viendo los pretendientes perfectos e ideales para sus hijas, unos caballeros dignos, elegantes, de muy buena economía y muy influyentes, para sus hijas. 

Y ellas harían todo para que esos muchachos se fijarán en sus hijas. 

Todas a raíz de la llegada de Dión y Elían , comenzaron a comprar joyería preciosa, vestimentas elegantes, y maquillaje un tanto discreto, pero lo suficientemente como para llamar la atención de muchos jóvenes, pero solo buscando la atención de Dión y Elían. 

Eran dos, por lo tanto si uno se casaba, él otro seguiría soltero. 

Casi como una competencia entre las damas y doncellas. 

Y si, todo eso en unas horas. Era un pueblo pequeño por lo tanto todos ya sabían de la presencia de los nuevos muchachos, ricos y jóvenes. 

Ni Dión, ni Elían sabían que ese lugar era uno de los más caros y más lujos con los que se podía encontrar, costaba muchos dracmas, por lo que las personas que se hospedaron ahí, era conocido que eran de familias influyentes y con un muy buen estatus económico. Rápidamente, los comerciantes sacaron lo más lujoso para la vista de Dión y Elían, sin embargo ninguno de ellos dos sabía para lo que servían la mayoría de las cosas u objetos que les ofrecían, así que simplemente pasan por largo o mostraron su indiferencia, a lo cual hacía creer a las personas que aquellos objetos no estaban a su nivel.