Agencia de Seguridad Civil: Encadenado

Capítulo 1: Indecisos

—Jefa —gritó la pelirroja con un par de carpetas en la mano viendo cómo Andrea iba de un lado a otro.

—Los chicos ya vienen, deben estar por llegar y las cosas aún no están listas —decía para ella misma. Se detuvo en seco y volteó a ver su cubículo, estaba echo un desastre. Se lanzó sobre el acomodando sus papeles y sacando basura de su escritorio, cosa que nunca había hecho. Detuvo todo lo que hacía de golpe— Los extintores, no deben de faltar, Marey vendrá y si no le gusta lo que el jefe diga explotará. La comida, ¿Aun no llega la comida? —Aya, cansada de no ser escuchada se acercó y abofeteó a su compañera. Andrea pudo respirar un instante y calmar su cuerpo. Llevaba meses sin ver a sus niños. Los mantenían tan ocupados en las misiones que no tenían tiempo de ir a verla—. Gracias —dijo ya calmada—. Estoy tan entusiasmada de poder verlos.

—Yo igual —aceptó Aya. Ella también había resentido meses sin verlos, sus experimentos se comenzaban a empolvar en el laboratorio; además le hacía ilusión ver a Santiago otra vez—. Créeme, no es fácil no poder verlos. Meegwun no da mucha información y los trabajos que les asignan son para preocuparse. Pero te aseguro que estarán bien, son chicos muy fuertes. Seguramente cuando los veas, serán diferentes, más maduros.

—Eso espero —Andrea dejó caer su cuerpo en su vieja silla. Los extrañaba tanto y no había hecho más que preocuparse—. Ayúdame deben estar por...

Los murmullos del ascensor interrumpieron a todos en el piso, dentro se armaba un alboroto muy grande. Los chicos habían llegado. Las puertas del ascensor se deslizaron, Santiago iba con la cabeza de Zeth en sus manos con una gran sonrisa mientras tarareaba una canción. Kevin, sentado en los hombros de Alonso usándolo cómo arma, agarraba sus orejas mientras simulaba que disparaba. Marla iba hasta atrás, según el lugar que ella misma estableció.

—Quizá no hayan madurado nada y sigan siendo los mismos —corrigió Aya lo que dijo hace unos segundos al verlos entrar.

—¡Aaah! Santiago —suspiró Zeth de manera tranquila, ocultando su verdadera furia—. Ojalá que te de cáncer en el escroto. ¡Ojalá que te lo tengan que arrancar!

—Ya, ya —Santiago le acaricio la cabeza a su amigo para relajarlo, pero eso solo enfureció más a la cabeza— Cálmate maistro, tienes que disfrutar la vida.

—Claro —volvió a decir con falsa tranquilidad justo antes de sacar su enojo— ¡¿Y para poder disfrutarla mejor tenías que cortarme la cabeza?!

—Eso es, ya me estas entendiendo —A Santiago no le importaba. Antes de subir al ascensor hizo un "Experimento social" donde era necesario decapitar a Zeth con las puertas del elevador.

Meegwun pasó de todos ellos, apenado de su conducta. Se paró delante de Andrea para mirarla un par de segundos y negar con la cabeza. Ella se rio de alegría, esos eran sus niños. No cabía duda. Aunque... faltaban un par, seguramente se quedaron dormidos y sabía que Meg tenía muy poca paciencia.

—¡Andrea! —Kevin saltó de los hombros de Alonso y corrió a abrazar a Andrea, la agarró de la cintura y con el rostro en sus pechos se frotó—. Te extrañaba tanto, meses sin verte.

—Kevin —dijo Marla avergonzada—. No hagas eso

—Está bien —respondió Andrea. Tocó los chinos de Kevin y este se quedó en paz—. Yo también los extrañé mucho. De veras.

—Hola Santi —Aya estaba apenada, era mucho el tiempo que no la veía.

—Hola Aya —Santiago soltó la cabeza de Zeth, causándole un mayor descontento. El robusto chico se acercó a Aya, se le notaba nervioso. Se llevó una mano al brazo y lo sobó con pena—. En la noche iremos a un festival ¿Quieres acompañarnos?

—Yo… —Andrea volteó a ver a Andrea. No sabía qué hacer, sus pensamientos desaparecían cuando estaba cerca de Santiago—, No lo sé… Tengo muchos pendientes en el laboratorio y…

—Te puedo ayudar con ellos —Santiago se ofreció, aun sabiendo que no sería más que un estorbo.

—¿Estás seguro? —preguntó ella buscando la ayuda de alguien, pero al ver detrás de Santiago solo obtuvo miradas juguetonas de los demás.

—Por supuesto —respondió Santiago mostrándose más seguro de lo que su cuerpo le decía que estaba—. Si terminamos temprano, podemos ir con los demás.

—Me gustaría —Aya agachó la cabeza apenada. Su rostro se enrojeció por la vergüenza, cosa que no pasó desapercibida para nadie, a excepción de Santiago.

—Hola, Andrea —Marla saludo a Andrea, hacía mucho que deseaba tener esa sensación de calma que solo sentían al estar a un lado de Andrea—. ¿O debería decir jefa?

—Marla, me alegra verte otra vez —Se abrazaron con fuerza, demostrándose lo mucho que se extrañaban—. Veo que ya te relacionas un poco mejor con los chicos.

—Si —respondió con una sonrisa nerviosa—. Pero aún me falta bastante para poder congeniar con todos.

—¿Qué te parece si me cuentas y yo te ayudo un poco? Oigan, pónganse cómodos. Aún tenemos que esperar a Marey y Mike.

Todos aceptaron encantados. Buscaron sillas para poder sentarse alrededor del cubículo de Andrea. Tenían mucho de que platicar con Andrea, tantas misiones a las cuales los habían mandado y tantas cosas nuevas que habían aprendido. Sus gritos y risas incomodaron a los demás trabajadores del piso. Solían levantar la mirada o salir de ahí al no aguantarlos. El rato se pasó lleno de risas y penas entre ellos. Momentos que durarían en sus memorias mucho tiempo y que recordarían en cada oportunidad que tuvieran.



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En el texto hay: drama, accion, aventura

Editado: 19.09.2022

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