La noche no solo significaba tensión, también estaba llena de amor. En el castillo de Ryanace los invitados seguían llegando al gran banquete en celebración por Ary y Thomas, y para el espectáculo de medianoche al que ningún invitado de Ciudad Tratado quería faltar. Los dos enamorados estaban desesperados porque todo terminase y pudieran partir a una cabaña solitaria, la cual Thomas se encargó de preparar durante el día. Ahora solo les quedaba esperar, Thomas recibiendo a los invitados en el gran salón junto al comedor, y a Ary en una habitación donde algunas esclavas terminaban de hacer algunos retoques a su peinado y maquillaje.
Por su parte Mike fue vestido para la ocasión. Las cadenas y grilletes seguían siendo parte de él, pero al menos había tomado un baño desde su llegada, uno muy helado. Seguía a Koch de un lado al otro, saludando a los excéntricos millonarios que fueron invitados la boda, todos y cada uno de ellos le hacia una reverencia al egocéntrico Koch. No dijo ni una palabra, se limitó a observar todo a su alrededor y obedecer lo que el Alto mandaba. Se sentía muy incómodo en ese ambiente, con todas esas personas que reflejaban superioridad.
Constantemente pensaba en los demás chicos, en esos momentos podrían estar viendo una película todos juntos. Algunos acostados sobre el sofá, otros en el suelo. O quizás comiendo algo. Se extrañaba dentro de aquella inmensa biblioteca en la cual pasaba sus malos y buenos ratos, aprendiendo para mejorar sus poderes. Observó sus cadenas. Jamás volvería a estar en aquel hogar, desde que Koch apareció el dejó de ser un agente de la ASC, dejó de ser una persona libre.
—Buenas noches a todos —Ryanace apareció abriendo las grandes puertas que daban al comedor. Avanzó por el enorme salón lleno de gente. Se paró sobre una plataforma, adornada con un arco de rosas blancas y forraje. Extendió sus brazos al aire mientras su capa caía por detrás de su espalda—.Quiero darles una cordial bienvenida a todos ustedes a esta noche tan especial. Ya que no solo es un banquete más donde alabamos a nuestro amo Dunkel, esta noche también daremos unión en matrimonio a dos de mis más apreciados seguidores, Ary y Thomas —Hubo un momento de aplausos que termino cuando Ryanace alzo las manos—. Iniciaremos la ceremonia en unos minutos, por favor no se vayan muy lejos.
—Vaya cretino —escuchó decir Mike a alguien. Volteópara encontrarse con un Melvil aseado, vestido de traje negro y con su largo y enmarañado cabello ondulado agarrado en cola de caballo—. ¿Cómo has estado escorpioncito?
—Melvil —susurró Mike tratando de no ser escuchado por Koch—. No… No deberías estar aquí.
—Soy invitado especial —El hombre mostró una invitación de papel y sonrió—. Además, no quiero perderme ni un solo momento de la boda. Me encantan los momentos felices —Melvil se limpió una lagrima falsa del rostro. Mike caminó detrás de Koch, que afortunadamente no se había dado cuenta de la presencia del anciano—. ¡Nos veremos más tarde!
Pasaron eternos minutos en los que Mike sintió como Melvil lo observaba desde lejos, como si esperara que hiciera algo. Decidió ignorarlo, centrándose en el lugar. Un salón con al menos cuatro metros de altura en su parte más baja antes de llegar a una cúpula llena de vitrales. El vitral central, daba forma a un tridente recubierto con hojas verdes, un trabajo bestial para quien tuvo que hacerlo.
Los alrededores estaban adornados con telas color rosa palo y otras guindas. Los dos conjuntos de diez filas de diez sillas, adornadas con moños de los mismos colores que los que colgaban en el techo; que estaban frente a la plataforma dejaban un pasillo por el que Ary haría su entrada en cualquier momento. Mike nunca había asistido a una boda, aunque no eran las mejores condiciones, le interesaba saber cómo seria. Había leído en los libros de ellas, y visto muchas películas donde el héroe se casaban, pero nunca se imaginó estando en una.
La gran hora llegó. Una campana en la plataforma, frente al altar, dio la señal para que los invitados tomaran asiento. Mike fue encadenado a una pared con sus manos alzadas sobre su nuca. Vio a Thomas parado frente al altar, con su inexpresivo rostro. No era capaz de sonreír siquiera en ese momento. Mike se relajó, miró la boda con atención desde aquel lugar.
El par de puertas de roble se abrió frente al camino alfombrado por el que pasaría aquella chica de increíble peinado dorado sobre su cabeza que dejaba escapar a propósito un par de mechones, haciendo lucir inocente a la mujer de vestido blanco.
Ary sintió un gran nerviosismo al caminar hasta el altar, todas las miradas se posaban en ella y la hacían sentir bien. Las horas invertidas en elegir vestido y peinado valieron la pena, la hacían sentir hermosa. Con la sonrisa más grande que sus mejillas soportaron miró al que se convertiría en la compañía de su vida. Su rostro era inexpresivo como solía ser cuando estaba en público, pero ella sabía que en el fondo Thomas estaba igual de contento que ella.
Con ayuda de su prometido subió a la plataforma, donde Ryanace los estaba esperando detrás de un atril de oro. Los nervios se volvieron más intensos para Ary, apenas podía respirar por la emoción. Entrelazó sus dedos con Thomas y voltearon a ver al hombre de traje blanco y capa roja.
—Es un honor tenerlos a todos presentes el día de hoy, para unir en matrimonio a Ary y Thomas —expresó Ryanace con una enorme sonrisa—. Thomas, Caballero Lunar de la orden de Dunkel ¿Aceptas a Ary cono tu esposa?
La mujer sintió que el mundo se le desmoronaba. Tantas veces contemplando bodas, imaginándose la suya alguna vez, y ahora que la tenía, era un momento tan apresurado y sin chiste. Solo esperaba más palabras de ánimo de parte de Ryanace, que los alagara por su unión, por su vestir o que los felicitara por sus actos durante su tiempo sirviéndole, pero no, al igual que su visita en aquella tarde solo hacía sentir avergonzada y humillada.
Editado: 19.09.2022