Zeth volteó hacia el estruendo. ¿Qué estaba pasando con los demás? En más de una ocasión ya se habían hecho escuchar muchos sonidos que lo preocuparon. El mismo había visto como Ryanace atravesaba a Alonso con facilidad, no quería ni pensar en lo que podría hacer enojado. Debía ayudarlos antes de que alguna tragedia sucediera, pero primero debía encargarse del problema que tenía por delante. Un grupo de soldados que caían uno a uno al suelo. Muchos por él, otros por Meegwun, pero la gran mayoría por lo que Thomas y su colera causaban.
El Caballero Lunar llegó como loco a la entrada del castillo. Golpeó a los guardias reales con su cuerpo dejándolos fuera del combate, y con cada ataque que lanzaba a Zeth o Meegwun hacia caer a más de uno. Zeth golpeaba a todo el que se le pusiera por delante, aunque a ese ritmo no acabaría nunca con la gran cantidad de soldados que había.
—Meg, cuidado —anuncio Zeth al ver como Thomas se le lanzaba encima.
—Lo sé —El maestro dio una mortal hacia atrás para esquivar el puñetazo de Thomas.
El golpe de Thomas fue tan potente que quedó enterrado en la tierra. Meegwun no podía imaginarse lo que le haría a una persona normal si la tocaba. Se volvió hacia un guardia, esquivó la estocada de su lanza; aferró sus manos al arma y de un tirón se la arrebató de las manos. La giró en el aire con fuerza y terminó encajando el mango en el casco del hombre, noqueándolo de una.
—Oye grandulón —Le llamo Meegwun preparándose para el ataque—. ¿Quieres tranquilizarte un poco?
—¡Los matare! —gritó Thomas ignorando las palabras de Meegwun.
—Supondré que no quieres.
—Oye, mal marido —Thomas volteó hacia Kevin atraído por la burla. El joven estaba sobre la puerta principal, pegado a ella con cuatro ventosas, dos en los pies y dos en las manos—. ¿Qué te parece si bailamos un poco ahora que no está tu esposa?
—Kevin —Zeth golpeó a uno de los soldados y corrió al lado de Meegwun.
—¿Acaso te da miedo dejarla sola? —seguía gritando, Kevin—. Cierto, eso lo hiciste hace un rato
Thomas no soportó más la burla del moreno y corrió hacia él, de un salto llegó a trepar la mitad de la distancia entre Kevin y el suelo. El moreno dio un respingo del miedo y siguió subiendo por la inmensa pared del castillo. Se alegraba de haber encontrado un baño primero, en el cual encontró esos destapa caños y tras unos retoques estaba listo, escapando de la ira de Thomas.
Un golpe debajo suyo hizo que la pared se fracturara hasta donde Kevin estaba, en un instante el Caballero Lunar ya se encontraba a sus pies. Kevin apresuró el paso moviéndose de un lado a otro esquivando los saltos que Thomas daba para tratar de atraparlo. Tras varios intentos, Thomas al fin consiguió estar al lado de Kevin, arrojó un puñetazo, pero el moreno se giró hacia un lado esquivándolo. El golpe dejó un agujero en la gruesa pared, haciendo caer algunos pedazos sobre los soldados.
—Lo que haces es muy contraproducente — dijo Kevin tras recobrar el equilibrio— Estas golpeando a tus aliados.
—Mis únicos aliados son mis amos —Thomas atacó a Kevin otra vez, pero el moreno seguía evadiéndolo—. Todos los demás merecen ser aplastados.
—Tranquilo, Hulk
Thomas lanzó un puñetazo, sin embargo, Kevin lo evitó metiéndose a la pared. Atravesó el muro saliendo en una habitación oscura muy amplia donde el olor a humedad le causó desagrado. No se quedó mucho tiempo, abrió la puerta principal y salió sin olvidarse de cerrarla. Planeaba tomarse su tiempo para volver afuera, pero un fuerte ruido lo estremeció. Tras segundos de calma la puerta detrás de Kevin estallóarrojándolo al suelo.
El moreno se dio la vuelta, Thomas arrojó un puñetazo hacia él, pero Kevin se hizo intangible y cayó al piso debajo con pesadez. Se quedó unos segundos recuperándose. Mas no fue mucho el tiempo que tuvo, pues el techo comenzó a desplomarse sobre él. Se puso de pie a toda prisa y huyo de ahí. Thomas cayó del segundo piso con su expresión demencial. Corrió hacia Kevin y lanzó otro puñetazo que destruyó una pared. Kevin se detuvo a medio pasillo y volteó a verlo, el joven parecía estar sufriendo por lo que la Sangre de Dios le estuviera haciendo.
Inclusive su negra armadura comenzaba a tornarse rojiza por el calor que su energía emanaba. Thomas gritaba de dolor con cada palpitar de su corazón y sus ojos estaban inyectados en sangre. El dolor no lo dejaba detenerse, lo obligaba a seguir atacando a Kevin.
El moreno corrió contra Thomas, se volvió intangible antes de que lo pudiera golpear, haciendo que el ataque de Thomas diera contra el suelo y se abriera un agujero debajo suyo por el cual cayó. Kevin sonrió y salió de nuevo a donde sus compañeros.
Tacleó a un soldado, sacándolo de su armadura con sus poderes. Lo golpeó en el suelo hasta que se desmayó y entonces volteó hacia los demás. Zeth y Meegwun peleaban sin descanso contra los guardias. El asiático se veía fatigado, con pocas energías para seguir peleando contra aquellos hombres de hojalata que se acercaban por todas partes con sus lanzas por delante.
—Kevin —Le llamo Zeth, su cuerpo mostraba múltiples heridas de lanza las cuales cerraban lentamente— ¿Dónde está Thomas?
—Lo perdí, tenemos unos segundos —explicó el joven acercándose a sus compañeros. Un gran estruendo dentro del castillo llamó su atención. Todos en ese momento se quedaron impresionados antes el desmoronamiento de la parte oeste del castillo, donde se realizaba la fiesta.
Editado: 19.09.2022