Agencia de Seguridad Civil: Los Reclutados

Capítulo 6: Compas

Andrea y Santiago llevaron a Marey al campamento tan rápido como les fue posible. La chica aún seguía en un estado de shock. Su cuerpo temblaba como si tuviera frio y su mirada estaba perdida en la nada. Decidieron darle su espacio para que pensara mientras ellos arreglaban la situación en la ciudad. 

Mucha gente se había quedado sin trabajo y mucha otra perdió a sus familiares. La ciudad entró en caos, amenazando con atrapar a Marey y matarla. Andrea trató de persuadirlos para que no hicieran nada, pero no pudo detenerlos. Otra desventaja era que la ciudad no estaba bajo la guardia de la ASC, no teníaapoyo de nadie. Esperaba que no se dieran cuenta que eran ellos los que se habían llevado a Marey y que no había escapado como pensaron. Andrea dejó atrás a la multitud y camino hacia la camioneta para regresar cuanto antes al aeropuerto.

—¿Ahora qué? —preguntó Santiago mientras subían a la camioneta—. ¿Será seguro llevar a Marey en avión hasta la próxima ciudad?

—No lo sé —respondió Andrea mirando por la ventana—. Lo que es seguro es que no podemos dejarla en este lugar, pero hasta que no se controle no sería seguro llevarla por aire. Tendré que revisar los archivos y observar quien es el siguiente objetivo. 

—Espero que Marey arregle su cabeza rápido —dijo Santiago—. Fue cansado convencerla, incluso me dio hambre, si vamos a trabajar así de ahora en adelante lo mejor sería contar con más manos. ¿Porque no ponemos a tus otros hombres a ayudarnos? 

—No son muy buenos en el campo que digamos —Andrea parecía algo avergonzada con aquella respuesta—. Para investigar y obtener información son los mejores, pero créeme, si los dejo a solas con uno de ustedes es muy probable que saquen sus armas al instante.

—Gatillo fácil ¿Eh? —Se burló Santiago.

—Algo así —dijo Andrea—. Aún hay muchos prejuicios hacia los Dobles, por eso es importante hacer esto bien a la primera. 

Al irse acercando al campamento divisaron una columna de fuego levantándose por los cielos. Los soldados de la ASC rodeaban a Marey y apuntaron con sus armas. Andrea bajó del carro incluso antes de que este se detuviera. Santiago fue atrás de ella, pasando entre de los agentes. Andrea ordenó bajar sus armas a todos, pero ninguno hizo caso. Solo veían a una chica cubierta de fuego, gritando sin control. 

—¡Marey! —gritó Andrea tratando de acercarse, pero el calor del fuego la detuvo—. ¿Qué pasa?

—No puedo parar esto —dijo la chica—. perdónenme, no puedo evitarlo.

—Solo tienes que relajarte —Andrea trataba de hablar con ella. Sabía que ese descontrol era por las emociones que tenía acumuladas—. Si te calmas te aseguro que el fuego lo hará.

—Jefa —Se acercó Ralph a Andrea—. Tengo a dos hombres en posición para actuar de ser necesario.

—No será necesario —respondió molesta—. ¡Les dije a todos que bajaran sus armas! ¿Acaso no escuchan? —Del suelo se levantaron varias columnas de tierra que cubrieron las armas de todos sin que estos pudieran evitarlo. Algunas dispararon, pero ninguna causó un daño—. Gracias, Santi.

—Lo siento, Andrea. De verdad no deseo hacer esto. Pero no puedo pararlo, nunca he podido —Marey levantó la mirada, viendo a un lado de los todoterrenos a aquel sujeto de las ardillas. ¿De verdad no la iba a dejar nunca? ¿Acaso no se daba cuenta que si consiguió estar en un grupo? Eso era, ella tenía un grupo al que pertenecía

—¡Marey! —Le gritó Santiago—. Aguanta la respiración un poco —Santiago se puso entre Andrea y ella, levantó susmanos y la tierra envolvió a Marey en forma de ataúd. Pasaron largos segundos, Andrea viajo la mirada entre Santiago y Marey. Tras casi un minuto de horrenda expectación, Santiago bajó la tierra. 

—¡Marey! —Andrea corrió hasta la chica. Marey tosió antes de poder tomar una bocanada de aire. La chica miró al lugar desde el que la observaba el hombre de las ardillas, ya no estaba. Se sobre saltó al sentir las manos de Andrea en su rostro, no se acostumbraba a que alguien pudiera tocarla.

—Lo siento —dijo mientras recuperaba el aire. Miró a Santiago acercarse—. Gracias.

—No tienes que agradecerme, somos compas ahora ¿No? —Marey se sintió confundida al escuchar esa palabra. Y Santiago lo notó—. Significa que somos amigos de dónde vengo.

—Oh, perdón —Marey se puso de pie. Evito la mirada de Santiago, notando como partes del suelo seguían encendidas tras su ataque de panico. Miró a los agentes de la ASC y muy apenada bajó la cabeza—. Lo siento mucho, no volverá a suceder.

Los agentes guardaron sus armas y se apartaron, algunos quejándose y otros que sonrieron nerviosos, asustándoles todavía la presencia de los dobles. Andrea llevó a Marey a un lugar donde pudiera relajarse. Se quedaron dentro de la tienda donde Andrea descansaba. Santiago se aventó a su catre como si fuera una piscina. Andrea le acercó a Marey una silla donde pudiera sentarse. 

—¿Que te gusta hacer? —preguntó Andrea.

—¿A mí? —dudó Marey en contestar. Buscó entre sus cosas su cuaderno y colores—. Me gusta dibujar.

—¿En serio? —gritó Andrea emocionada—. ¿Tienes dibujos? Muéstramelos.

—Claro —Marey abrió su cuaderno mostrando algunos dibujos y bocetos. Santiago levantó la cabeza un poco para alcanzar a verlos. Era muy buena en lo que hacía, aquellos dibujos que estaban terminados parecían fotos, mientras que muchos fueron tachados con el color que se les estaba haciendo, en señal de frustración—. ¿Puedo... dibujarte? —Le preguntó a Andrea quien enseguida se emocionó.



#1574 en Otros
#286 en Acción
#88 en Aventura

En el texto hay: accion, aventura, poderes

Editado: 23.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.