Agente Harris

Agente Harris [5]

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New York, USA, 2016
Blue


 

La luz intensa me hace fruncir el ceño mientras escucho como alguien habla con rapidez a mi costado.

Siento una fuerte punzada en mi frente y me duele todo el cuerpo. Intento abrir los ojos, pero la luz nuevamente no me lo permite.

—¿Qué tenemos Carolina? —una voz fuerte y varonil habla por encima del sonido ahogado que se produce en mis tímpanos y logro entender lo que dice.

—Dr. Hold, la paciente presenta múltiples heridas en todo el cuerpo y una fractura en su pierna derecha. Además de una lesión en el tallo encefálico producida por el fuerte golpe contra la puerta del auto —contesta con monotonía una segunda voz, esta vez de una mujer.

Es ahora cuando me doy cuenta que estoy siendo transportada en una camilla y no logro recordar qué fue lo que me pasó.

—Eso no suena bien —vuelve a decir la voz del hombre.

Se detienen y luego soy cambiada de camilla, comienzan a colocarme unos aparatos y gimo de dolor cuando levantan mi pierna lastimada.

—Dr. la paciente está consciente —dice la chica.

—Está bien, acomódenla y duérmanla —no, no. Niego con mi cabeza sin poder abrir mis ojos, siento cómo mis latidos aumentan su ritmo y ellos lo notan a través del sonido del aparato al que estoy conectada.

»Sédenla ya.

Me toman el brazo con suavidad e intento soltarme pero no lo logro, siento el pinchazo que viene después y luego todo es oscuro.


 

****

 

Samara, Rusia, 2018



 

La cocina está vacía en cuanto llego a ella, internamente me alivio y tomo un vaso para llenarlo con agua y acto seguido tomarlo mientras camino por toda la estancia.

Los días han pasado demasiado rápido y me asusta estar acostumbrándome tan rápido a las personas que viven en esta casa.

Es extraño, se supone que estoy secuestrada, pero ellos no me tienen encerrada en una sucia habitación y me permiten salir de la mía.

Quizás no puedo salir de la casa, y aunque lo haga es casi imposible que salga más allá del jardín sin ayuda, o por lo menos, un gran plan de escape. Tengo que ser más astuta que ellos y sobre todo evitar sufrir algún síndrome del estocolmo y terminar encariñada con mis secuestradores.

No todo es malo, puedo aprovechar mi estancia aquí y ganarme su confianza para poder obtener información de ellos. Según lo que me ha dicho Ross y toda su manada de estúpidos, esta organización es la más buscada y con la que nunca han podido dar, o por lo menos, derrotar.

Salgo al pasillo y me encuentro con un lindo perro lobo, Dios, es hermoso. Me acerco y éste ladea su cabeza como si estuviera confundido, cuando finalmente llego hasta él y toco con suavidad su cabeza él emocionado comienza a mover su cola y se acerca para que lo mime mucho más, cosa que hago con mucha ternura.

Me gustan los animales, y este en especial es precioso y se ve que muy cariñoso.

—Eres una belleza peludita, si que lo eres —lo halago cambiando el tono de mi voz sin dejar de acariciar sus orejas y la parte baja de su hocico.

—¿Quién diablos eres tú? —me sobresalto y cierro los ojos colocando una mano en mi corazón por la repentina voz.

Volteo hacia la persona que me ha asustado y me encuentro con una chica de más o menos mi edad, alta, rubia y de ojos oscuros.

»¿Eres sorda o qué? ¿Te he preguntado quién diablos eres? —vuelve a hablar mirándome de mala manera, como si quisiera desaparecerme del mundo.

—No te importa —es lo único que digo para volver a mi labor de mimar al peludito.

La chica se acerca hacia mí con intenciones de golpearme, y yo me preparo para recibir su invitación con ansías, pero antes de que llegue una voz la detiene.

—Detente Juliana —las dos volteamos hacia la persona que acaba de llegar y me quedo estática en cuanto mis ojos se encuentran con los del rubio arrogante.

Me recorre el cuerpo sin disimulo ni descaro, y después mueve sus ojos hacia la chica que está a unos pasos frente a mí.

»¿Qué estabas pensando hacer, Juliana? —demanda saber con tono frío.

La chica que ahora sé se llama Juliana lo mira intimidada pero también con algo que no logro descifrar rápidamente. 

Parece... amor.

Vaya.

Pero luego cambia su expresión a una fría y enojada.

—No puedo creer que seas tan cínico como para traer a tus zorras a la casa de Pauline —chilla con rabia.

Los ojos de Nicholas se oscurecen y la toma del brazo con fuerza.

—¡Te prohíbo que la vuelvas a llamar zorra! —vocifera con ira— ¿¡Me escuchaste!?

Juliana asiente sin comprender el porqué de su reacción, apenas él la suelta sale disparada de la sala.

Nicholas retoma su compostura y me observa de nuevo, reparando en cómo acaricio al perrito.

—Parece que le agradas —sonríe—, muy poca gente le agrada —me aclara y asiento maravillada con el peludito.

»Se llama Keyla, es de Sasha —me dice, yo sonrío mirando a la perrita, pensé que era macho.

—Es un lindo nombre —él concuerda conmigo sin dejar de sonreír.

Luego de unos segundos me dice:

—Tienes que cambiarte, no preguntes por qué, solo hazlo. Cuando estés lista esperas en tu habitación hasta que sean las ocho y a esa hora yo te iré a recoger en tu habitación —se acerca hasta donde estoy para después detenerse y recorrer con sus ojos todo mi rostro, como suele hacer siempre que estamos juntos—, sé que suena estúpido que te recoja en tu propia habitación, pero cuando sea la hora te diré qué es lo que sucede ¿Entendiste? —pregunta, pero estoy tan aturdida y embobada viendo su precioso rostro que solo atino a asentir como un robot.



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En el texto hay: mafia, amorycelos, agentesscretos

Editado: 25.03.2021

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