Agentes del Amor

Capítulo 11| "El ángel de la muerte"

ELEONOR

El hombre continuaba estático en el mismo sitio, su mirada irradiaba desafío y su sonrisa prepotencia, era como si con esos simples gestos me estaba advirtiendo que no podría escapar de él.

¿Quién era él? ¿Qué quería de mí? ¿Por qué no dejaba de repetir en mi mente que ya era hora?

Todas esas interrogantes pasaban una y otra vez por mi cabeza, mientras que el miedo se disparaba por todo mi organismo, haciéndome desear, estar en ese momento en mi casa, al lado de mi padre a la vez que veíamos una película tonta.

De pronto todo el lugar dejó de cobrar sentido para mí, era como si estuviésemos solo él y yo.

"Admes" —comencé a llamar en mi mente, con la esperanza de que mi ángel estuviese cerca.

"Admes" —repetí una y otra vez.

La presencia de aquel sujeto la sentí envolverme, era una presencia oscura que se adueñaba de mí. Ahí me di cuenta que era él, quién estaba provocando el temor en mí.

"¡Admes!" —llamé con desesperación.

"¿Eli?" —Un susurro difuso se abrió paso por mi pensamiento.

"¿Cómo hiciste eso?" —¡Era él y sus preguntas tontas!

De pronto, con solo escuchar su voz, una chispa de esperanza había iluminado en mi interior. No estaba sola, él estaba cerca.

"No lo sé. Solo estoy desesperada"

Muerdo con fuerza mi labio inferior, conteniendo las ganas de gritar que me habían invadido en ese momento. El hombre se había separado de la pared, para comenzar a caminar con lentitud en mi dirección.

"Te siento agitada, ¿Qué está sucediendo?"

"Hay un hombre vestido como tú, solo que de negro. No deja de repetirme que ya es hora"

"Mierda" —murmura.

En otro momento, quizás me hubiese reído de la expresión, puesto que ni siquiera sabía que él conocía esas palabras.

"Eli, debes de salir de ahí. Camina hasta el aparcamiento y espera"

"¿Dónde estás?"

"Confía en mí. No voy a dejarte sola"

Así que eso hice, di media vuelta y comencé a abrirme paso entre la multitud. Me movía con rapidez, pues sentía como el tipo se acercaba con mayor rapidez. Esperé a que el guarda me abriera la puerta y salí al exterior, una fuerte brisa fría me envolvió, por lo que opté por abrazarme a mí misma mientras aceleraba mis pasos sin detenerme a ver atrás. Mi vista estaba difusa gracias a la gran cantidad de luces neones que no dejaban de parpadear en el interior del club, por lo que debí de parpadear en varias ocasiones para acostumbrarme a la oscuridad de la noche.

Llegué al aparcamiento y me detuve ahí, esperando ver a Admes por algún lugar, pero no había nada. Solo me encontraba yo, rodeada de autos de diferentes marcas y estilos.

El tipo con ropas oscuras salió detrás de uno de ellos. Sus manos las mantenía dentro de los bolsillos de sus pantalones, y esa arrogante sonrisa continuaba plasmada ahí.

—Nunca nadie ha podido escapar de mí —habló, deteniéndose bastante cerca de mí—. Mucho menos tú, una humana defectuosa que habla con simples Agentes del Amor.

A ese punto, mi corazón latía desbocado. Sus ojos habían adquirido ese tono de chispas, que lo hacían lucir un tanto aterrador.

—Ese auto debió de haberte matado, Eleonor Mitre. Tu tiempo debió de acabar desde ese día.

Mi garganta estaba seca y rasposa, sin poder evitarlo, di un par de pasos atrás. Ya tenía una idea frente a quién me encontraba:

El ángel de la muerte.

—Aurelio me gusta más —señaló, arrugando levemente la nariz—. Eso de ángel de la muerte, me hace sentir aterrador.

—Lo eres —murmuro, tratando de contener el temblor en mis manos—, todos los humanos te tememos.

—Y no sé por qué lo hacen —apuntó, volteando los ojos—. Bien deben de saber que tarde o temprano vendré por ustedes.

No dije nada, solo guardé silencio mientras me dedicaba a ver a mi alrededor, aún con la esperanza de que Admes llegara a salvarme la vida otra vez.



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En el texto hay: sobrenatural, cupido, agentesdelamor

Editado: 23.09.2018

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