Ághanon, los sueños de Vera (editando)

XVIII. Enid

     Abrió sus ojos sobresaltada y se sentó en la cama. Su respiración era pesada, con una expresión de miedo en el rostro miro a su alrededor; trataba de comprender qué había pasado. Tuvo una pesadilla, era la misma pesadilla que solía tener con su madre, pero no tenía nada que ver con Ághanon, ni siquiera llevaba puesto el colgante << ¿estaría extrañándola?>>

Algo moviéndose a su lado la asustó sacándola de su pensamiento. Al ver un bulto, rápido entreabrió la sabana y se encontró con Caramelo que dormía muy cómodo panza arriba.   

 Se levantó sin saber cuánto durmió. Ya era tarde, Amadeo ya se había ido. Se aseó para dormir y colocó el collar, pero antes de acostarse sacó la piedra grande, a esa piedra misteriosa quería oírla otra vez; más no lo consiguió. Nada salió de ella,  solo comenzó a tomar calor cuando la acercó a su collar y decidió dejarla en su lugar con urgencia, no quería romperla ni quemarse.

             Algo desilusionada puso en marcha el carrusel como todas las noches. Se acomodó para dormir, cerró los ojos y apenas entrar en “sueño profundo” estaba de regreso…

***

            Jamás lo hubiera imaginado. Llegó en el mejor momento, justo la necesitaban.

—Vera llegas justo a tiempo ¿querías hacer algo importante cierto? — Preguntó Abbot, mientras acomodaba unas cosas dentro de un baúl en el patio de Elm.

 Vera asintió. <<Aryan resultó ser un chismoso. Pero en enhorabuena>>

 

            Abbot le dijo que ella iría a una misión de rescate con Kugo. Debían sacar a Enid de la prisión de Erón, pero tenía que ser muy cautelosa. Y pasó a explicarle qué debía hacer y qué no. Vera estaba absorta en su aventura.

 Pero no terminaba de entender por qué Kugo justamente, la respuesta fue sencilla: porque todos eran elfos menos Nadín, pero últimamente estaba tan débil que no querían arriesgarse con ella.  Así que; era ella o ella.

 Solo por eso aceptó la compañía, quedó con desconfianza desde que el supuesto Kugo la buscó en clases para terminar transformado en un horrible monstruo.

 

 Luego de todo el apronte, fueron hasta Gozik donde los esperaba Aryan.

— Vera ven, debo explicarte una serie de pasos para tu viaje—dijo Aryan mientras reacomodaba unas gemas en el suelo.

— ¿Entonces mi tarea sería crear un portal para traerla a su casa? ¿Por qué no viene conmigo? no es un elfo y por lo que sé Erón es muy cruel podría hacerme algo malo también —preguntó.

—Cielo tú no puedes crear un portal. Los portales solo se utilizan para pasar de un mundo a otro, nada más— explicó Nadín con toda calma mientras amarraba un Legúl a su colgante.

—No puedo acompañarte, estarás bien. Escucha, tienes poco tiempo para sacar a Enid y volver aquí. Ten mucho cuidado, el destello de ilusión no durará mucho tiempo, solo no te distraigas. No debes temer recuerda que posees mucha energía solo haz todo lo que te hemos dicho—Recalcó Aryan, quien luego la puso bajo la ilusión haciéndola ver como una criatura nativa de Xam.

 Antes de salir, Opal la revisó por precaución, pues aunque la enfermedad de los zocfrias había mermado, el temor a que ella se enfermara estaba siempre presente.

 

            Marcharon en una especie de nave pequeña usada por los comerciantes principiantes en general, salieron del puerto de Gozik, era más seguro.

Efectivamente la ilusión duró poco o bien se demoraron demasiado, antes de llegar a Xam su imagen de Zargo se había ido.

            Durante el viaje vio innumerables criaturas no muy diferentes de las que ya conocía. A la que no conocía era a Enid ¿Cómo luciría? Era una pregunta que merodeaba por su cabeza.

 

 Enid era la hermana gemela de Abbot y su gran debilidad, aunque él jamás se lo hizo saber. Las diferencias entre ambos los alejaron y la muerte de su madre los distancio más aún. Una rebelde e incomprendida Enid decidió de muy joven seguir los pasos de su abuela, adentrándose en conocimiento de la energía Lunar. Abbot se quedó con su abuela y se formó militarmente como lo hizo su padre. Él hubiera preferido toda la vida que su hermana fuera una tierna artesana como Sarae, su madre, pero no. Las Lunas querían algo totalmente diferente para ella.

            Todo eso se lo había contado Nadín porque Vera decidió que no podía buscarla sin saber bien de quien se trataba. Pero nunca le pregunto cómo era su apariencia, aunque sabiendo que era “gemela” no debería ser muy diferente a su hermano.

 

 Llegaron a un claro desde donde podía divisarse una gran fortaleza hecha trizas que se asentaba en el cruce del río. Estaba en mal estado, aun así era imponente y lucía totalmente desierta, pero era lógico ya que era utilizado como prisión ilegal, podía decir, pues no figuraba como prisión en ninguna parte. En la altura de la misma posaba un ave gigantesca y hermosa, debería ser el famoso monstruo mata elfos.

Acompañando a la estructura, el paisaje también era aterrador parecía peligroso, bosques feroces y crecidos, colinas sombrías, una pantalla lúgubre, pero al mismo tiempo le resultaba inquietante y encantador. Tenía que enfriar la cabeza debía hacerlo, eso no era un paseo por el parque y no podía arruinar la oportunidad con una bobería suya. Estaba a punto de pisar un terreno desconocido para ella, pero no estaba sola, eso la hacía sentir más confiada.



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En el texto hay: sueos extraños, lunas, energa

Editado: 02.11.2024

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