La señora Foster era el ama de llaves número 21 en la mansión de los Brown, una familia acaudalada y misteriosa que llevaba muchos siglos traspasando su ostentosa propiedad de generación en generación. Esta mujer tenía varios años trabajando en la casa y conocía muy bien el lugar, así que desmentía el hecho de que los Brown ocultaran un terrible secreto.
Se dice que a la señora Foster una promesa la mantenía atada a esa familia, desde hace mucho tiempo guardaba un secreto en su corazón, la promesa de su amado de volverse a encontrar. El viejo rumor decía “Que cuando la planta excéntrica del huerto floreciere ellos se volverían a encontrar”.
Habían transcurrido 35 años desde que los Brown ordenaron a un hombre que la sembrase, pero la planta nunca floreció. La señora Foster pasaría el resto de su vida esperando a su amado, el tiempo sería el mayor castigo para un corazón enamorado, aunque su amor seguía vivo, el dolor del aguardo era incesante y feroz. Por otra parte, en la mansión una costumbre familiar estaba por verse, y el profundo anhelo de la ama de llaves era lo de menor importancia.
Ese mes los Brown iban a inaugurar su nueva colección de arte, hace unos años la anterior fue todo un éxito, la galería titulada “Jardinero XVI, Amor verdadero” sorprendió como todas sus pinturas, y esta gala no iba a ser la excepción.
Días antes la señora Foster se encontró con una puerta que nunca había visto, y se dio la tarea de averiguar que había en ella; el sótano estaba oscuro pero finalmente pudo dar con la llave que abría el cerrojo.
La señora Foster quedó impactada de ver un lugar completamente blanco y luminoso, dentro de la habitación había una galería de marcos cubiertos con lienzos igualmente blancos, las inscripciones llevaban marcados los años de todas las exposiciones de la familia Brown. Revisó muchos de ellos y se dio cuenta por las firmas que todos los cuadros estaban al revés, lo extraño era que aunque los bocetos artísticos estaban volteados, igual se apreciaba algo, figuras distintas a la impresión original. Vio rostros espantosos de personas aterradas, la sensación que emanaban para ella era desalentador. Hubo uno que por un instante le pareció familiar, pero el último tenía la fecha de la nueva colección, la mujer temió por un momento pero la curiosidad pudo más, ella se sorprendió cuando quitó el lienzo y se vio a si misma reflejada en un espejo.
Desde ese día nunca más se supo de la señora Foster, y la exhibición de los Brown fue todo un éxito, Bautizada como “Ama de llaves XXI, La flor del recuentro”.
Días más tarde, la nueva ama de llaves quedaría fascinada con una hermosa flor en el jardín.