- ¿Le temes a la muerte? – No.- ¿Por qué? Las personas tienden a temer a lo desconocido. – La muerte es misteriosa, así como inevitable, tarde o temprano ella vendrá por nosotros, no puedo pasar la vida entera tratando de evitar lo inevitable, como dijo un escritor: “podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener a la primavera¨, así como no podremos detener a las demás estaciones, a la vida y mucho menos a la muerte.
Somos como estrellas fugaces, estamos de paso por este mundo yendo siempre al final del camino, no temo llegar a la meta, pero sí me duele dejar el lugar que ocupe, habrá alguien llorando por mi ausencia, aferrándose a los recuerdos para evitar decirme adiós.
En la muerte yo ya no encontraré dolor, sin embargo, serán los sobrevivientes quienes lloren sobre mi tumba, anhelado lo que no fue y que jamás será, eso es lo que me provoca pánico, dejar tantos corazones rotos.
Primeramente, sentirán un cuchillo contra sus gargantas, el llanto será incontrolable, con el paso de los días ese cuchillo descenderá hasta sus pechos apuñalando cada vez más fuerte a sus corazones, cada recuerdo dolerá más y las cosas que no se hicieron o dijeron serán la prueba de que yo ya no volveré. Intentaran ahogarme en los recuerdos y es allí donde plantaré mi lugar, echaré mis raíces en sus corazones y recuerdos, así jamás moriré.
Las hojas caerán luego las flores florecerán, traerán consigo el recordatorio de que pasa el tiempo y que con cada lágrima la vida se está yendo, las gotas de agua fragmentarán a las rocas, los castillos sucumbirán ante la humedad, lo que fue ya no será y nuevas formas de vida aparecerán.
Crearán obstáculos a las manecillas del reloj un elaborado plan para detener el tiempo, me buscarán en el aire, en el agua hasta en el fuego, sin embargo, no me hallarán. Entonces vendrá la lluvia a aplacar el tormento y en su sinfonía, me sentirán en la memoria y sonreirán porque sabrán que aún sigo viviendo.
Viviré en la memoria y los corazones de quienes me quisieron, hasta que al fin ascienda al cielo, pero ya no seré una estrella fugaz, me convertiré en una luz de invierno, seré el recordatorio de que el amor no muere, de que sólo se transforma, se transforma en algo tan grande como para trascender de la muerte, mi tumba ya no se inundará de lágrimas sino de risas y sólo entonces comprenderán que el pasado no es un cementerio, más bien la estela de que alguna vez fueron felices y la promesa de que volverán a serlo.
Todo esto ocurrirá tras mi muerte, ¿me da miedo morir? Reafirmo mi respuesta, que es no, la muerte es sólo otro comienzo.